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Diego Perri, rockero con inspiración tanguera por el CAI
- Actualizado: 17 agosto, 2024
Por John Cardona Arteaga.
Columnista Cápsulas.
Las pasiones humanas no tienen límites. En varias ocasiones hemos referido en estos espacios la estrecha relación del fútbol con la música y la poesía. Desde cualquier ángulo se puede expresar la indeclinable adhesión a una divisa, atenuada en la adversidad y fortalecida en los momentos cumbres de su existencia bajo el amparo del éxito, pero con la fortaleza incólume que nos mantiene unidos en la cancha, al frente de una pantalla o en el despliegue de los medios y las redes, sobre la actualidad del club que amamos.
Las reflexiones permanentes sobre las hazañas o desdichas deportivas afectan el estado de ánimo, para bien o para mal, pero jamás conducen a declinar en el obligatorio acompañamiento a la institución que elegimos desde temprana edad. En todos los espacios de la vida diaria se aparece la figura del querido equipo.
En cápsulas publicadas en épocas de pandemia, identificamos al hincha como el elemento más genuino de los equipos de fútbol, el más estable, por encima de jugadores, directivos, empresarios, periodistas y demás grupos de interés, asociados a este deporte.
Destacamos en esas notas a muchos autores que aprovecharon su inspiración para dar brillo al cuadro de sus amores y desvelos. Además, acentuamos el vínculo de algunos protagonistas del tango con un determinado club, quienes, mediante algunas de sus composiciones, alentaron la divisa de sus amores.
Pueden escribirse muchas notas sobre la relación del hincha con su institución. La historia de los equipos de fútbol se ha construido merced a la interacción de múltiples actores, unos más notorios que otros. La base o soporte de estas instituciones se soporta en la masa de seguidores que, a lo largo de su existencia, las han apoyado en las buenas y en las malas; en la A y en la B; en el triunfo y en la derrota. En el campo nacional o internacional la hinchada es el soporte emocional y estructural de la institución deportiva.
Como hilo conductor, respecto a la última cápsula referida al gran contrabajista del tango Enrique” Kicho” Díaz, seguidor incondicional del Rojo de Avellaneda, traemos el concurso de un amigo vinculado estrechamente con la música y el fútbol. Es realmente inspirador encontrase con una persona con la energía contagiosa como la de nuestro convidado a estas cápsulas.
Nuestro invitado de muchos quilates es Diego Perri, periodista con un amplio recorrido en los medios artísticos, en la radio, en la gestión cultural y en su labor como escritor.
La foto que traemos de Diego, tomada de una entrevista publicada en YouTube, realizada por la Radio Universidad Nacional de La Plata AM1390|FM1075, expresa la conjunción con las dos pasiones que orientan su vida profesional y afectiva, además de su familia, de la que habla a menudo. En cuanto a la música, su experiencia y conocimiento gira en torno a la vida y obra de los Rolling Stones y, en el ámbito del fútbol, lo caracteriza su firme y desmedido amor por Independiente, su Rojo del alma.
De la página de la Fundación El Libro extraemos una síntesis de su currículo:
“Diego Perri nació el 28 de mayo de 1969 en Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires. Estudió Periodismo en el Instituto Grafotécnico. Tuvo programas radiales, trabajó en medios gráficos y desde 1990, se dedica a la prensa de artistas musicales y a diseñar campañas de prensa para conciertos y lanzamientos discográficos. En 2013 publicó República Stone – Diario de Viaje con los Rolling Stones por el mundo, en el que transita por varios países detrás de sus héroes musicales. En 2018, lanzó junto a Jorge Barraza y Mauro Cunto el libro Orgullo Nacional. Su último libro Stones fuera de Stones, invita a transitar cada una de sus entradas a estudios, a investigar las producciones por fuera del grupo.”
https://www.el-libro.org.ar/autor/119902/
Gracias a la amistad que nos brinda, Diego comparte con los lectores de Cápsulas su obra dedicada al gran amor de su vida, Independiente de Avellaneda. Se trata de una reflexión existencial convertida en apología, en la que se expresa su firme convicción, transformada en homenaje. Invitamos a enfocar el escrito con mirada atenta, aclarando que el texto completo del documento enviado por su autor, ha sido escindido, con su venia, con sujeción al rigor de estos espacios. No obstante, para quienes deseen leer su contenido completo, de manera privada, pueden solicitarlo al editor de Cápsulas.
Van entonces las sentidas líneas de Diego Perri por su Rojo y por sus Stones:
“Noches de Copas
Me resulta imposible poder concebir mi vida sin ciertos fanatismos, porque desde muy chico tuve afición a diferentes cosas y un deliberado acto reflejo por coleccionar. Ese horizonte novelesco incluye diarios, revistas, discos, camisetas y más. Se me puede caratular como un verdadero adicto con marcadas debilidades en mi modesto pero encantado universo. Un imán determinante que me indujo a guardar, a archivar, a clasificar. El hábito se tornó todavía más enérgico y sobre todo trascendente, cuando alguno de esos «objetos» coleccionables me atravesó el corazón. En esa venerada esfera convive una adoración irracional y perpetua por dos faros mayúsculos y fuentes vitales de inspiración: Independiente y los Rolling Stones.
Creo neurálgico construir una identidad personalizada, genuina, poder hermanarse a una creencia, a una ilusión, tatuarse el espíritu y en especial vivir enamorado y convencido de las formas. La adopción o la herencia por el amor ciego a un club de fútbol, -que en mi caso como en el de millones se torna un estilo de vida-, se convierte en un gen emotivo y pasional que se instala en el alma y proyecta imágenes de nuestra historia individual y familiar conectadas a la institución a lo largo de toda la vida. Es como un pacto, un acuerdo inquebrantable y bajo juramento con el escudo, con la bandera, con los colores. Es como una especie de filme al que día a día le sumamos fotogramas. Una saga de la que por lo general preferimos recordar sólo aquellos episodios felices. El de Independiente es fascinante, está bendecido y cuenta principalmente con gratísimas escenas y con un cotizado elenco de superestrellas.
Y los del Rojo que ya peinamos canas sabemos de vueltas, de epopeyas, de esa mística ganadora y de etapas felices empapadas de fino y distinguido paladar negro. Mi padre solía decir que no había hincha con mayores satisfacciones que el de Independiente. Eran los años ochenta y lo reiteraba en los noventa. Y por cierto no estaba equivocado. Somos inmensamente afortunados. No quiero imaginarme lo que pensaba y sentía en las fértiles décadas del sesenta y del setenta.
Recuerdo escucharlo hablar con sumo entusiasmo al punto que se le iluminaban los ojos rememorando los contados encuentros que había podido ver a principios de los ’40 y sobre el fin de su carrera al formidable Arsenio Erico. También a Capote De la Mata, a Sastre y desde allí, a buena parte de nuestros fabulosos y eternos emblemas, -con peculiar devoción claro, por el Bocha-, hasta mediados de los ‘90.
Viajamos hacia el 2013. Un año atípico, singular. Con algunas alegrías personales a raíz de trabajo, familia, viajes y en paralelo, empañado con la mayor tristeza por el lado de Independiente que descendió a la B Nacional. Un evento inédito, una mancha incómoda e imperecedera. De toda esa bronca, angustia e impotencia de verlo caer en lo más profundo, pensé muchas veces en mi padre. Me costaba imaginarme lo que hubiera pensado y sufrido después de haber disfrutado incontables años de gloria.
A pesar de las graves crisis que atravesamos en las últimas décadas, no puedo dejar de reflexionar en lo diferente que resulta Independiente. Y no se trata de exitismo. Se trata de formas. De estilo, de gustos, de tener sello y marca registrada inyectados de raíz hasta la médula. Y hasta el final…
Si tuviera el poder sobrenatural de modificar los hechos lo haría de inmediato y eliminaría ese maldito virus troyano de los ilustres archivos. Pero es imposible, ya está infectado. Aunque duela y sea más que una tortura no hay otra, el Rojo se fue a la B. Es cosa juzgada y quizás inclusive firmada… No lo podía creer. Traté de evadirme y mantener la cabeza ocupada en otros asuntos para distraerme y gambetear la tragedia. Estaba destruido. Estábamos destruidos. Los grandes no descienden caducó, quedó como una anécdota arcaica. El Rojo desciende. Por años de infinidad de errores y atrocidades. Desciende y lo hacen descender. Intenté camuflarme, me implanté un chip alegórico con una incesante catarata de imágenes de períodos felices. Me auto sometí a una suerte de lobotomía voluntaria y complaciente. Necesité sobredosis de rock and roll y algunos viajes bien lejos para aliviar el calvario y ese angustiante dolor. Mientras caen las lágrimas, los Rolling Stones me dan refugio y más que nunca satisfacción en alguna de sus giras interminables. Los inoxidables Stones y sus tours. No existe un fan más suertudo. Agradezco que sea difícil encontrar años en que no salen de gira. Y allí estoy con una sensación agridulce, y desbordado de emociones mezcladas. Uno de sus clásicos dice que no siempre puedes conseguir lo que quieres, pero si lo intentas, a veces puedes obtener lo que necesitas, y así es como me mantengo en pie y fiel a la simpatía por el Diablo, o en este caso por los Diablos. Gracias a la existencia de los fanatismos y esas cuestiones intangibles que nos producen felicidad. Gracias al sol, la luna, al aire que respiramos, al Rojo y a los Stones.
A pesar de esa feroz, ácida y depresiva oscuridad que me aquejaba, de cierta forma me alcanzó algo de luz, tal vez tenue, pero un destello al fin y no es poco para batallar la congoja. Sumido en la escritura como una de las estrategias de aislamiento y preservación, procuré rescatar los innumerables momentos heroicos que nos regaló Independiente para afrontar esas horas, con la esperanza siempre latente de dar vuelta la página lo más rápido posible. Era un factor urgente e indispensable. Necesitaba un incentivo, entusiasmarme con algo. Una válvula de escape. Y así fluyó, espontánea y hasta inconsciente, una melodía que me acosaba desde hacía unos cuantos meses…
Entre tanta sombra quiero creer que apareció algo de claridad para entretener mis horas. Entretanto, definía el contenido de la letra y acomodaba esas palabras de la manera más métrica y armónica posible a la contagiosa tonada que seguía acechándome y reproduciendo para mí mismo sin tregua…
Y así brotó «Noches de Copas». Un bálsamo, una mueca radiante, un haz de luminosidad en el trance más turbulento de nuestra exquisita historia, para intentar reivindicar los logros y satisfacciones inigualables que nos elevan con orgullo como escuela de buen fútbol y eterno Rey de Copas. No importa cuando sea leído.
En el peor momento, cuando tocamos fondo y nos cubrió ese pesado manto de angustia y desesperación, fluyó el tango. Imposible deducir o intentar explicar causas o motivos. A veces las cosas pasan sin saber muy bien el porqué. Pasan porque tienen que pasar, o pueden estar impulsadas por una indescifrable fuerza natural. La cuestión primordial y por cierto más emotiva, es que resultó un determinante punto de encuentro con el viejo.
«Noches de Copas» fue un puente, un sentido homenaje en la etapa más drástica del club. Instintiva e impetuosamente surgió esa nueva conexión para poder expresar el orgullo infinito por el Rojo en la hora más oscura. Tardé tiempo en darme cuenta que el motor enmascarado de ese tango era él y ahora a la distancia puedo apreciarlo con algo más de transparencia…
Una vez efectuado ese registro debut del 2×4, pasaron ni más ni menos que 7 años. La precaria maqueta quedó postergada y tapada entre el vértigo de la actividad laboral y familiar que fueron desplazando mi sueño de procurar aportar una nueva pieza al bello cancionero de la institución…
Sin prisa, pero sin pausa continué analizando cómo seguir, hasta llegar al enorme y sabio Norberto Ruso Verea, en quien había pensado desde el principio para que incluyera su sentida voz a manera de recitado. Y él fue quien me aclaró definitivamente el panorama con la idea de jugar en primera para que «Noches de Copas» pudiera o al menos intente dejar esa anhelada vigencia…
Le comenté al escritor amigo Jorge Barraza mi proyecto tanguero, y que deseaba contar con unas palabras del propio Bochini a modo de breve presentación y de un día para el otro lo consiguió. Mi pedido, no se hizo esperar. A las horas tenía la voz de nuestro mitológico 10 en el teléfono. La trama se iba moldeando con las palabras sagradas del Bocha como puntapié inicial, las de Verea en el recitado introductorio y mi inédita firma como compositor de letra y música…
Independiente y el Tango son una suerte de vía directa de comunicación extrasensorial con mi viejo. Además, el fútbol y el tango, entre otros, son documentos irrompibles, credenciales perpetuas que identifican al argentino en cualquier parte del mundo. Y eso no es un detalle menor, es parte de nuestra honorable información genética y por ende hereditaria.
Los que salieron a la cancha como Simpatía por el Diablo Quinteto fueron: Carlos Corrales en bandoneón y arreglos, Jesús Hidalgo en voz, Pablo Agri en violín, Juan Pablo Navarro en contrabajo y Hernán Possetti en piano.
Con el experimentado Ariel Lavigna como ingeniero de sonido, mezcla y masterización y mi propio hijo Gonzalo Marlon Perri, responsable de la filmación, montaje y edición. Sí, cuenta incluso con un vibrante videoclip. Esa fue otra placentera pero intrincada tarea. Resultó muy complicado seleccionar y compilar imágenes entre el sinnúmero de hazañas y con cientos de héroes que se dedicaron a decorar nuestras generosas vitrinas a lo largo de la historia.
Hubiera sido imposible poder imaginar en mis días de adolescencia que en medio de tantas cosas lindas compartidas entre el padre tanguero y el hijo rockero, íbamos a estar estrechamente vinculados también por una página escrita al compás del 2×4. Menos aún compuesta por mí. Eso ya la convierte en una rareza, en una verdadera utopía. Sospecho que tal vez logré concebirla al recibir una pequeña ayuda desde el más allá. No me extrañaría ver a mi padre ofreciendo gentil ese fiel cordón de la vereda con el que peloteaba insistente cuando era pibe y devolviendo todas al pie hasta llegar al gol. Percibo que debe haber sucedido algo así, un guiño camuflado en otra suerte de antológica y bella pared a un toque al mejor estilo Bochini-Bertoni…
Independiente es una vía directa de encuentro ante la ausencia de un ser querido identificado por la misma causa. Tiene el poder de transportar con inmediatez esa figura para tenerlo presente en el acto. Ni la muerte puede separarnos. Independiente es eso, una razón para volver a estar con quienes amamos hasta la eternidad.
En mi interior siento que puedo decir reconfortado: «papi, este es un regalo para vos. Una plegaria tanguera con alma Roja». Una cuestión mágica, fantástica, prácticamente hechizada. Confío que “Noches de Copas” hubiera sido de su agrado y cuenta además con la emotiva cuota extra de poder compartirlo con mi madre y ella a su vez con sus nietos. Todo gracias a Independiente. ¿Club de fútbol? Creo que es algo más que eso. El mismísimo ADN uniendo eslabones generación tras generación con el Rojo grabado hasta el infinito, porque una historia como la de Independiente jamás se podrá volver a escribir. El Rojo me regaló los abrazos más emotivos con el viejo y con los seres más amados. Sólo este equipo brinda el orgullo invalorable de sumar una épica más. Cuando parece que todo está consumado, aparece la mística de los brazos en alto, por la gloria, por el escudo, porque luchamos unidos y hasta el final.
“Noches de Copas» fue grabado con orgullo y mística copera en los legendarios estudios ION de Buenos Aires, el viernes 20 de noviembre de 2020. Tres años después del registro y a más de 10 años de su creación, al fin puede ver la luz con la aspiración de poder llegar al pueblo de Independiente y más allá. Puede gustar o no, pero de algo estoy seguro: con él parte feliz un pedazo gigante de mi noble y rojo corazón.
Para algunos el fútbol puede resultar un negocio empresarial y millonario representado liviana y superficialmente por once tipitos corriendo detrás de una pelota. Para otros es la piel, es el potrero, es el torrente sanguíneo. Los primeros recuerdos que conservo ya son imágenes sepias, quizás algo descoloridas, pero por siempre vigentes y actuales con la misma o mayor importancia de las que poseían en su origen. Independiente y su místico paladar negro es parte vital de mi vida y del tradicional cuadro familiar. Ni la violencia, la corrupción, el lucro impiadoso y toda la miseria del fútbol podrán opacar la pasión del hincha genuino y despegarlo del alambrado. Somos prisioneros voluntarios de su amor. Cada vez que aparece el equipo en la cancha saludando con los brazos en alto, luciendo la gloriosa camiseta roja con ese escudo indestructible, es inevitable como intuitivo mirar al cielo con los ojos llorosos, abrazar al viejo y gritar de nuevo con el alma y hasta la eternidad: “¡Y dale, y dale, y dale Rojo, dale!”. “
La letra del tango que surge de la inspiración del rockero y futbolero Diego Perri, es como sigue:
“Noches de Copas
¡Hola, soy el Bocha y a todos los hinchas de Independiente les presento: «Noches de Copas»!
Honrar la palabra que nos une
nos da pertenencia y orgullo.
Independiente.
Vivir este sentimiento hasta el final
ese es nuestro desafío.
No depender,
Ser Independiente.
Un club al servicio de la sociedad,
el color rojo como dueño de la ciudad,
un equipo de fútbol en busca del triunfo y la felicidad.
Y millones de hinchas gritando:
¡Hurras al Independiente del Pueblo de Avellaneda!
Estirpe copera de brazos en alto
de noches de hazañas
de toque y de gol
el fuego sagrado
que corre en las venas
y marca tu historia mi eterno campeón.
Independiente de Avellaneda
de las estrellas
siempre serás
la que más brilla
llena de gloria
sos el orgullo
Orgullo Nacional.
Rojo, Rojo Independiente
siempre diferente
Rojo gran campeón
Rojo, la luz de mi vida
siempre una alegría
para el corazón.
Caudillo del barrio
de mi Avellaneda
de paladar negro, místico y campeón,
el toque del Bocha, la pierna templada
por nuevas hazañas de magia y de gol.
Independiente de Avellaneda
de las estrellas
siempre serás
la que más brilla
llena de gloria
sos el orgullo
Orgullo Nacional.
Rojo, Rojo Independiente
siempre diferente
Rojo gran campeón
Rojo, la luz de mi vida
siempre una alegría
para el corazón.
Del juego bonito
del taco y la marca
del caño y gambeta
galera y bastón.
Rojo Independiente
siempre diferente
¡Sí somos nosotros,
¡Rojo el Gran Campeón!
Las noches de copas
tienen un dueño
el Rey es el nombre
que se apoderó
de América, el Mundo
toda esta galaxia
Rojo de mi vida
Rojo gran campeón.
Rojo, Rojo Independiente
siempre diferente
Rojo gran campeón
Rojo, la luz de mi vida
Siempre una alegría
para el corazón.
Rojo, Rojo Independiente
siempre diferente
Rojo gran campeón.
Rojo, Rojo de mi vida,
vos sos la alegría
de mi corazón.
Escuchemos el tango “Noches de copas”, con su animación en video, mediante el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=cwAw9emg5t0&list=RDcwAw9emg5t0&start_radio=1
La manifestación expresa de adhesión a una entidad futbolera nos lleva a pasar por estados de ánimo divergentes según sea el éxito o el fracaso de la enseña que seguimos con firmeza. A menudo surge el desencanto natural, propio de los malos resultados que permean las estructuras estas entidades.
No obstante, La identidad del hincha se construye desde la casa, desde la escuela, en las conversaciones diarias y en la tradición de abuelos, padres e hijos. Toda la argumentación requerida es preciso utilizarla para ganar adeptos en la gritería de la victoria y en la justificación de la derrota. Para motivar esta sentencia que todos los hinchas hemos interpretado a nuestra manera, invitamos a los lectores para que se reconcilien con un cuento de Eduardo Sacheri, hincha del Rojo de Avellaneda, titulado Independiente, mi viejo y yo, a través del siguiente link:
https://www.youtube.com/watch?v=W4EM9aPPTJw
Para finalizar estas divagaciones, destacamos la adherencia del poeta Héctor Negro a su querido Independiente. En su obra poética Desde el tablón, convertida en tango, expresa:
“…Yo vi los goles que se cuentan a los nietos.
Y las pifiadas que dan ganas de olvidar.
Rompí el carnet cuarenta veces, eso es cierto,
pero por eso no me han visto desertar…”
Algunos títulos de los poemas de Negro desnudan su afecto perenne con el Rojo: Gracias, Arsenio… (A Arsenio Erico); Diez estrofas para un diez (A Bochini); Independiente campeón (Final en Córdoba-Torneo Nacional 1977-con Talleres); Juega el Bocha (A Bochini).
Así como Diego Perri, Eduardo Sacheri, Héctor Negro y muchos más, no han desfallecido con su querido Independiente, los hinchas de diversos clubes volamos en pos de nuestros propios sentimientos, preocupaciones y esperanzas.
John Cardona Arteaga.
Profesor Emérito Universidad de Antioquia.
Expresidente del Deportivo Independiente Medellín.
Rionegro, agosto de 2024.