Capsulas de Carreño

Diez años de la muerte del periodista Carlos Emilio Serna Serna (q.e.p.d.)

Carlos Emilio Serna Serna, diez años de su fallecimiento.

Carlos Emilio Serna Serna, diez años de su fallecimiento.

 

*De la Redacción. El 22 de enero de 2006 falleció en la Clínica de las Américas don Carlos Emilio Serna Serna a los 78 años de edad. Un gran vacío dejó el periodista que era fuente de consulta en temas deportivos y musicales.  Hoy, uno de sus hijos, Carlos Julio, vive encarretado como el que más en temas del fútbol aficionado como colaborador de Cápsulas. Acá un sencillo homenaje para quien fuera el amigo, el compañero de muchos partidos en la cabina de El Colombiano del Atanasio Girardot. Reproducimos una nota de otro conocido periodista, Mario Garcés López, publicada el 17 de octubre de 2013.

 

Por Mario Justiniano Garcés López

Algo sobre CARLOS SERNA SERNA, Amigo y Compañero de muchas Batallas y siempre estuvo pendiente de mi Vida como Locutor y Periodista (q.e.p.d.).
La Historia viajó con Carlos Serna.
Fue el pionero de los Periodistas-Historiadores en Antioquia.
Una prolífica obra alrededor del Deporte y la Música deja como legado.

Muy joven llegó Carlos Emilio Serna a Medellín procedente de su Pueblo Natal Cocorná donde vio la luz en 1928. Y fue en la Capital Antioqueña donde hizo su vida: entró a EL COLOMBIANO en 1949 y en esta casa trabajó toda la vida hasta después de su jubilación cuando se mantuvo como colaborador. Y nunca dejó de venir.

Por esa época se casó con doña Libia, quien lo acompañó y apoyó toda la vida. Y con ella crió una clásica Familia Antioqueña, con hijos que se han movido por el Mundo y han seguido la descendencia digna de los Serna.
Don Carlos fue Periodista desde los viejos linotipos y el plomo, pasando por la máquina de escribir y el computador.

Su Periodismo fue ejemplar en la Música, el Deporte y todo lo que en Medellín había pasado por las cámaras fotográficas y muchos querían recordar. Todo eso en las últimas cuatro décadas.

Fueron célebres sus reportajes a Cantantes y Deportistas, cuando saber de ellos solamente era posible a través de los Periodistas. La prosa de don Carlos era clara, sin rodeos y sus datos precisos para cualquier investigación de hoy.
Se sintió orgulloso de varios, entre ellos, uno a Santiago Bernabeu (Bogotá, 1959) y a José Manuel Moreno (en Buenos Aires, 1978), mes y medio antes de la muerte del futbolista.

Fue pionero en la publicación de libros de Deporte en el medio, medio que añora y desea los libros pero no los apoya en la misma medida. El primero fue Viejos Tiempos del Deporte, editado por Javier Velásquez Yepes, en 1980. Un ejemplar de esos (amarillos) es como un incunable de la Bibliografía del Deporte.

Luego publicó en 1983 la historia del Atlético Nacional y del Deportivo Independiente Medellín. El comentarista Hernán Peláez Restrepo se refería a don Carlos como El Maestro, cuando de consultas se trataba.
Van tres ediciones de cada uno, además de un cuarto editado por el DIM en 1993.

 Luego la Historia del Baloncesto en Antioquia. También la del Dueto de Antaño, la del Estadio Atanasio Girardot, los 60 años de la Liga Antioqueña de Fútbol y otros.

Hizo de Viejos Tiempos una página clásica de la Prensa Antioqueña, con fotos del ayer, del deporte, la música, la política o la ciudad.

También creó el clásico Fátima-Nutibara, el más famoso del fútbol recreativo de Medellín. Y fue don Carlos uno de los fundadores de Cicrodeportes de Antioquia, en 1952, hoy Acord Antioquia.

En los últimos años mantuvo su espíritu alegre y vital por siempre. Y su humor y sus anécdotas siempre a mano.
Mientras la salud se lo permitió, Carlos Emilio asistió a los partidos en el estadio Atanasio Girardot, sin importar si jugaban Nacional o Medellín. Amaba el fútbol y en sus escritos, durante más de 40 años de actividad profesional,
dejó una huella imborrable.

Siempre en fútbol
De sombrilla en mano y un radio con el que chequeaba las transmisiones, ocupaba un puesto en la cabina de EL COLOMBIANO o, en su defecto, en la de Acord Antioquia. Sus aportes enriquecieron en muchas ocasiones la información que al día siguiente recibieron los lectores. Y no faltaba los saludos de personas que le indagaban a este hombre de tez blanca, cabello cano y camisas de colores claros por su famosa columna Viejos Tiempos.

Aunque ya estaba jubilado, nunca perdió su interés de recoger datos estadísticos, en una tarea que todavía realizaba en una vieja máquina de escribir, cuentan orgullosos sus nueve hijos y su esposa Libia.

Otra de sus pasiones era la música, la cual supo combinar con el periodismo en sus columnas semanales llamadas Entrevistas por Correspondencia, en las que enviaba un cuestionario por carta a los artistas Colombianos, Mexicanos y Argentinos. Las respuestas llegaban a vuelta de correo y eran publicadas en EL COLOMBIANO. Por esta sección pasaron Jorge Negrete, Juan Arvizu, Agustín Lara… muchas de estas cartas aún se conservan.

La pluma de Serna registró la visita a Medellín de figuras como Cantinflas, Daniel Santos, José Alfredo Jiménez, entre otros. Al releer hoy sus crónicas sociales, aparece el encanto de los 50 y los 60, años de esplendor y fiestas a donde acudían actores y artistas que hicieron soñar a hombres y mujeres de la época.

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