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DIM 105 años. Un amor que trasciende las palabras… y el tiempo.
- Actualizado: 13 noviembre, 2018
Por María Victoria Zapata B.
“El DIM es canción y murga; carnaval y abrazo colectivo. El añejo equipo, el mismo por el que pasó Moreno con su genio y su leyenda, el de Corbatta y Grecco y el Caimán, está adherido a la piel de la ciudad. Y a su espíritu. Se siente en el vendedor de helados y en la señora de las fritangas. Es popular. Y el hincha sabe que en el sufrimiento, en las esperas, en las agonías, hay siempre una luz, una premonición de que cuando la victoria llegue, el cielo estará en la tierra” ( Reinaldo Spitaletta.)
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“Soy del Medellín. Digo como lo dicen muchos. Y como muchos, tampoco seguramente he sabido qué significa. Qué importa, no todo tiene por qué explicarse. Hace mucho que la crisis de la razón hizo metástasis. Ser del Medellín es uno de los asuntos en los cuales no pueden mezclarse razonamientos ni lógicas porque entonces perdería su encanto. La magia “del Medellín” es exactamente eso: que muy pocos nos preguntamos, simplemente lo vivimos. Lo hemos vivido. A nuestro modo, en nuestro espacio”. ( Guillermo Zuluaga Ceballos).
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“ El DIM es una religión, una forma de vida, una metafísica, una estética. El DIM se conoce también como El Poderoso: en un mero mote aparece la connotación sagrada de la camiseta roja. El Poderoso. El evangelio del DIM no distingue entre el triunfo, que es de la esencia del equipo, y la derrota, que es siempre, tratándose del DIM, un accidente casual, por épocas negras muy frecuente como signo de lo mal que va el mundo, pero estatuido para distraer a los herejes hinchas de River o de Boca, del Inter o la Juve, del Corinthians o el Palmeiras. El DIM es para iniciados, para privilegiados con la verdad más profunda y escarlata del universo”(Darío Jaramillo Agudelo).
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Lo que brotó como una simple frase, con el paso de los años se volvió filosofía esculpida en el alma de la hinchada roja: el DIM no es un equipo de fútbol, es la pasión de un pueblo; es un fenómeno social, materia de investigación de sicólogos, sociólogos, historiadores o cronistas del diario acontecer. La roja escarlata es la bandera que despierta los más intensos sentimientos: amor, alegría, tristeza, rabia, impotencia, angustia, delirio, desconsuelo. Al DIM o se le quiere… o se le quiere, no hay alternativa”. (Bernardo Buriticá, q.e.p.d.).
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Escritores, poetas, periodistas y también nosotros, los hinchas, hemos plasmado en emotivas frases alguna tangible prueba de ese singular cariño que nos mueve y estimula, alguna palpable muestra de esa devoción que nunca desfallece. Podríamos, incluso, escribir más, mucho más, sobre ese intrínseco y profundo amor que impulsa, guía y rige los actos de nuestra siempre Poderosa cotidianidad. Todo lo que expresemos será poco. Muy poco…
Y es que no existen palabras, párrafos o versos que marquen las fronteras afectivas de una pasión tan escarlata como la sangre que corre por las venas del hincha y tan vital como los latidos del rojo corazón de cada seguidor del Equipo del Pueblo.
No hay lenguaje que defina con exactitud el amor del hincha del DIM, un sentimiento que es único en su certidumbre y fidelidad pero universal en su expresión, vivencia y manifestaciones.
No hay libro que contenga la totalidad de los sagrados preceptos de esa religión llamada Deportivo Independiente Medellín, ni evangelio que revele las verdades del dogma que impulsa la fe del creyente Poderoso.
No hay ciencia que interprete a cabalidad un delirio que es doctrina e ideal. También motivo y razón. Tampoco tratados que descifren los códigos de un sentir que es idiosincrasia, estilo de vida y símbolo de identidad.
Porque este es un amor sinónimo de adoración. Aquel para el que la más depurada prosa y la más elevada poesía aun no han sido escritas en su totalidad. Aquel que tiene su propia erudición, sus distintivos mandamientos, su particular credo y su más intenso fervor. Aquel cuya ideología encara cualquier lógica, reta cualquier cronómetro y desafía cualquier olvido.
Es un amor que está siempre ahí, incrustado en mitad del pecho. Aquel que rezuma vehemencia y exuda perpetuidad. El que tiene en el corazón de cada hincha un sagrario donde guarda íntegros la ofrenda de su pasión, el breviario de su esperanza y el devocionario de su ilusión.
Aquel que cosió puntada a puntada la monumental bandera que hoy arropa el alma de toda una afición. El que ha inspirado cada uno de los mágicos acordes de la sinfonía a la pasión eterna, interpretada con magistral precisión por la Murga indigente y popular.
Aquel que dibujó trazo a trazo y cuadro a cuadro, los mosaicos que han reverenciado los símbolos y colores del DIM en las tribunas de oriental, occidental, norte y sur. El que se ha desbordado en interminables caravanas pletóricas de alegría e inundado las calles con banderas, pendones y camisetas teñidas de rojiazul pasión.
Aquel que desde la gramilla, las graderías o los alrededores del Atanasio Girardot, ha captado todos los matices del sentimiento rojo y reproducido los rostros del perdurable amor con los registros de video y fotográficos de EnlaceDIM y Cultura DIM. El que atesora memorables fragmentos de nuestra centenaria historia, grabados en los banderines, viñetas, contraseñas, calcomanías, o camisetas que hoy reposan en el Poderoso baul que con especial esmero custodian los hinchas Rubén Darío Elejalde y Héctor Flórez
Aquel que ha tenido en Aranguito, Merceditas, Kid chance, Malevo, Caretorta y todos aquellos emblemáticos y tan queridos seguidores rojos, los mejores y más egregios trovadores del Equipo del Pueblo. El que con José Manuel Moreno, Omar Orestes Corbatta, Ponciano Castro, Óscar Alexander Pareja, Mauricio Molina, David González, Germán Ezequiel Cano y cada uno de los juglares que han lucido con orgullo la sagrada casaca roja, ha exaltado en la gramilla la más pura lírica del Deportivo Independiente Medellín
Aquel que no sabe de extravíos ni capitulaciones, porque es un amor que ha soportado, estoico, prolongadas tempestades y casi interminables sequías. El que en oscuras y tormentosas noches ha mantenido encendida la llama de la esperanza, en gloriosas y soleadas tardes ha alcanzado la cima de la ventura y de la dicha, y el que se yergue siempre firme, majestuoso y perseverante, en desapacibles inviernos y en calurosos estíos.
Ese es el amor por el Poderoso DIM, el equipo que se acogió al abrigo de la pujante urbe que lo vio nacer. El que ha recibido el impulso de miles y miles de palpitantes y rojos corazones. El que ha transitado un largo camino con el auspicio afectivo de un conglomerado humano identificado en el esfuerzo, la constancia y la fe. Y el que dignifica su nombre con efluvios de pueblo y color de la más genuina pasión.
Imprescindible, férreo, rojo, ardiente e inmortal, así es nuestro amor por el Deportivo Independiente Medellín.
Hoy, al conmemorar 105 años de su fundación, y con una pasión que trasciende las palabras y el tiempo, refrendamos un sentimiento incomparable, único y eterno y rendimos homenaje a nuestro muy amado Rey de Corazones, a nuestro insigne Equipo del Pueblo, a nuestro venerado y Poderoso DIM…!!!
(María Victoria Zapata B.)
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