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DIM 2 – Millonarios 1: Con el máximo sufrimiento.
- Actualizado: 2 diciembre, 2023
Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas.
*Que duro fue el partido con Millonarios y que durísimo será el clásico contra Nacional.
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No había términos medios para el partido DIM vs Millonarios, que se jugaría anoche en el estadio Ditaires, de Itagüí, en la cuarta fecha de cuadrangulares semifinales.
Para Independiente Medellín era el juego de la reivindicación, de la recuperación de su memoria futbolística y emocional, perdida de manera inexplicable hace cuatro días en El Campín.
Para el cuadro embajador era la ratificación de un liderato en el grupo B obtenido tras su victoria del domingo anterior, precisamente al DIM, y el ascenso de uno de los importantes escaños en busca del tiquete a otra final bajo la orientación del entrenador Alberto Gamero.
El cuadro rojo estaría sin su arquero titular en el presente campeonato, José Luis Chunga. El azul, sin dos de sus referentes, David Mackalister Silva y Alberto Llinás. Sin embargo ambos oncenos contarían con jugadores de gran regularidad en el torneo y con sus definidores.
Corazón, coraje y fútbol.
Hicieron también parte de la alineación roja en Ditaires, para un DIM que desde el primer minuto de juego se lanzó en busca de los trascendentales 3 puntos.
Una falta en el área, de Perlaza a Yairo Moreno, en el minuto 5, la correspondiente sanción del penal y el cobro de Edwuin Cetré, para el 1-0 cuando apenas se iniciaba el partido.
Con el comando de un líder nato en mitad de campo y figura del compromiso, Daniel Torres, equilibrado entre defensa y ataque, dinámico, intenso y arrojado, el DIM controló el juego durante la período inicial.
Millonarios, sin reacción, solo tuvo como argumentos las fricciones, el juego brusco, la interrupción de las acciones y los reclamos airados al árbitro, una y otra vez. Las tarjetas amarillas abundaron para el cuadro embajador. Daniel Cataño(min.13), Juan Pablo Vargas (min. 27), Daniel Ruiz (min.33), Leonardo Castro (min 35), Larry Vásquez (min.43) y Steven Vega, al 45+2.
Justamente la acción de Vega, mano en el área, dio lugar al segundo penal de la noche, que cobró Cetré de una manera inusual en él y casi nos hace salir el corazón a los hinchas rojos.
Y los 45 minutos para el sufrimiento…
Que no tuvieron nada de inesperados para el seguidor del DIM. Porque mas bien parece una una sentencia, una ley, un precepto, que en Independiente Medellín nada sea sencillo ni calmado y en cada partido jugado se encargue de ratificarlo. No debería ser así…
Anoche, Independiente Medellín hizo en el complemento todo aquello que NO tenía por que hacer: Se relajó, se replegó, regaló la pelota, olvidó el arco de Montero, permitió la iniciativa azul y le dio vía libre al ataque embajador que, hizo 4 sustituciones simultáneas para el segundo tiempo.
La mano en el área del capitán Daniel Torres, al minuto 67, el cobro de la pena máxima por parte del volante Juan Carlos Pereira y el 2-1 cuando aun quedaban 23 eternos minutos de juego, le añadió drama a un segundo tiempo en el que el DIM, lejos de asegurar el partido con un tercer gol, bajó la guardia con un Millonarios que arreció en ataque y buscó incansable el empate.
Relevos, otro penal, más amarillas y un cronómetro estático y una recta final del partido, con clarísima opción de gol malograda por Luciano Pons, le añadió un elevado toque de angustia a la hinchada roja.
Sustituciones en el DIM (Moreno por Brayan León, Anderson Plata por Yairo Moreno, al 68 ambos, y Yulián Gómez por Cetré y John Palacios por Pons, en los minutos 89 y 90, respectivamente, opciones de gol fallidas en el DIM (Pons) y en Millonarios (Castro, Uribe, Vanegas, Cortés) , otras dos tarjetas amarillas, una por bando (Pons y Vanegas), sumadas a la que recibió Daniel Giraldo en el inicio del período complementario.
Muchos por qué.
Ayer sobraron la actitud, el dinamismo y el protagonismo que le faltaron al DIM el domingo pasado en El Campín. Todavía no hay explicación para la apatía del equipo en su juego de la tercera fecha.
Y también ayer, se evidenció el problema que el Equipo del Pueblo ha mostrado en otros partidos de Liga en la presente temporada: una drástica disminución en el volumen de ataque en los períodos complementarios.
¿Cuál es el problema? ¿Por qué dicha falta de regularidad? ¿Por qué le es tan difícil conservar su módulo de juego y vocación atacante no obstante el cambio de ritmo e intensidad que son normales en el fútbol?
Si bien una de las carencias más visibles en el DIM, es el gol en sus dos delanteros-definidores, (Luciano Pons y Brayan León), cuyo divorcio con los arcos contrarios no deja de ser inquietante, también los es, que el equipo ha contrarrestado con velocidad y/o pelota quieta, entre otros.
¿Por qué, entonces, el DIM no acomete la búsqueda del gol en los dos tiempos reglamentarios? ¿por qué le “teme” tanto a las victorias que superen el mínimo de una anotación?
¿Conformismo?
Con la llegada del técnico Alfredo Arias a Independiente Medellín , el equipo rojo sufrió una metamorfosis total, inclusive en el aspecto anímico. A pesar de sus carencias- como un goleador de casta o un genuino 10, entre otros, el DIM juega bien, cuenta con una muy aceptable columna vertebral y posee fortalezas que lo destacan.
Por ello, sigo sin entender por que su fútbol de ataque no tiene continuidad en un mismo partido, por que en los períodos complementarios no le da relevancia a su velocidad, a sus llegadas, a sus diferentes formas de encarar los arcos contrarios y a los goles que le permitan cerrar con alguna solvencia los compromisos.
Mientras aparecen las respuestas, crece la expectativa por un clásico que será definitivo tanto para rojos como para verdes. Al parecer, el drama por el que pasamos anoche los hinchas Poderosos tanto por la forma en que Cetré llevó a cabo el cobro del segundo penal como en el juego del DIM en el período complementario, se prolongará por muchos minutos más.
Que duro fue el partido con Millonarios y que durísimo será el clásico del próximo domingo con Nacional. ¡Será otro partido con el máximo sufrimiento…!!!
María Victoria Zapata B.