Capsulas de Carreño

DIM Ante Bucaramanga,  noche de  alegría  e ilusión.

 

Imagen tomada de @DIM.oficial

Por María Victoria Zapata.

El ambiente de fiesta  en la gramilla y  la tribuna, la presencia de  gran cantidad de niños- cuyo ingreso al estadio era sin boleta-, y algunos de ellos  vestidos con sus disfraces de Halloween, la muy buena asistencia de aficionados teniendo en cuenta el pésimo horario del partido  y el Atlético Bucaramanga, uno de los equipos revelación del campeonato, ya clasificado a la fase final de Liga y  hasta ayer con siete victorias en línea,  le brindaron un  inigualable marco  de entusiasmo  y jolgorio al juego de cierre de la décimo séptima fecha de Liga.

El  espectáculo se complementó  con un  DIM que  hizo gala de su notable proceso de recuperación individual y colectiva de las últimas  jornadas, con un excelente trabajo táctico que combinó   acción por las bandas, creación, inteligencia y velocidad en  mitad de campo, mas  el elemento   sorpresa  con el fin  neutralizar la milimétrica marca al goleador Germán Cano, quien ayer se movió  entre  círculo central y zona de ataque. Con un cuadro local que  amordazó por completo el sector medular leopardo,  con un elevado rendimiento del líder del medio campo, Andrés Ricaurte, con dos goles  que refrendaron la curva ascendente del equipo en esta fase crucial del campeonato y el paso a la siguiente ronda,  y con  el  sorprendente fútbol rojo enlazado a seis triunfos consecutivos, incluyendo el 2-0 de anoche ante el cuadro santandereano.

 

Mucho más que fútbol

Es tan visible la mejoría del DIM, que ella se manifiesta en todas sus líneas.  En el  trabajo del emblemático David González y tres partidos consecutivos (Alianza, Jaguares y Bucaramanga) con el arco en cero. En la  hasta en la hace poco muy  vulnerable zaga roja y en el rendimiento tanto de centrales como de  laterales. Perlaza, Murillo, Pertuz, Macías,  en todos ellos se advierte un ascenso en su nivel de juego y en la defensa del DIM mayor prestancia ante sus rivales.

En la primera línea de volantes, que encontró en William Parra el sucesor de Didier Moreno y en Larry Angulo el socio  ideal en la tarea de contención.

En la inteligencia de ese cerebral 10, Andrés Ricaurte, que sigue marcando diferencia en el fútbol profesional colombiano y  en la personalidad del juvenil Brayan Castrillón, que le confieren otra dimensión a la zona de armado y a la capacidad ofensiva del equipo, cuyo aporte en goles  también  se manifiesta hoy a través de sus zagueros y centrocampistas.

En la altísima cuota de sacrificio de Juan Fernando Caicedo y en  la vena goleadora del capitán Germán Cano, el referente de referentes y  guerrero de mil batallas en el DIM.

Y, fundamentalmente, en el trabajo del técnico  Octavio Zambrano quien supo revertir dificultades, ausencias y carencias, capitalizó el potencial humano de Independiente Medellín y transformó un balompié insulso y sin alma, en un fútbol de sociedades, efectivo y, ante todo, con sentido de pertenencia, coraje y motivaciones.

Ante Atlético Bucaramanga, fue la noche en la que el  fútbol y los goles hicieron trascender la ilusión. En  la que la táctica y el orden  le ganaron  el examen a la exigencia de un rival de quilates, al anular por completo toda la gestión creativa de Sherman Cárdenas y dejar en la orfandad a Michael Rangel. En la que se  selló la clasificación con  anotaciones  de Jesús David Murillo y Andrés Ricaurte, en los minutos 34 y 77, respectivamente. En la que se manifestó nuevamente la mejoría del colectivo rojo. En la que transpiración  y  solidaridad le dieron brillo a piel, corazón y esfuerzo  de los  jugadores de Independiente Medellín. En la que se constató, una vez más,  la apreciable labor del  carismático estratega ecuatoriano Octavio Zambrano.

Y fue, ante todo, la noche del regreso de la afición al estadio,  de la algarabía en la tribuna y de la comunión entre técnico, jugadores e hinchas. La noche en que oriental, occidental, norte y sur lucieron otra vez su rojo  e intenso color. La noche en que jugadores en hinchas vibramos, sentimos y nos abrazamos por igual.

Fue una noche que hacía tiempo no se vivía en el Atanasio Girardot. Fue la noche del retorno,  de la alegría y de  la ilusión…!!!
(María Victoria Zapata B.)

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