Capsulas de Carreño

DIM-Nacional: Futbolistas antioqueños pioneros..

Humberto «Turrón Álvarez, emblema de clásicos antioqueños del ayer. Jugó con el Atlético Municipal, después Atlético Nacional (1947-1959) y con el Independiente Medellín (1961). Foto tomada de El Espectador.

Por Danilo Gómez Herrera..
Periodista Múnera Eastman Radio..
Pregonero de tu historia..

Rafael Serna inscribió su nombre en la historia del fútbol colombiano como autor del primer gol en el campeonato de la Dimayor con la camiseta del Atlético Municipal. Pero hay un hecho que no puede pasar inadvertido, y es que el tío abuelo del “Chicho” Serna alcanzó sus mayores logros en el poderoso fútbol aficionado de Antioquia jugando para el Medellín.

Fue con la casaca roja que el magnífico mediocampista paseó su calidad y gran liderazgo por muchas canchas barriales y los míticos campos del Hipódromo Los Libertadores, San Fernando y la cancha de Miraflores, donde el Medellín FBC se impuso sin objeción durante una década, entre 1937 y 1947.

El guardameta Julio “Chonto” Gaviria también tiene un lugar muy especial en la memoria del fútbol nacional en su condición de hombre influyente en el título de Independiente Santa Fe en 1948. Hasta “ChontaFe” llegaron a llamarlo. Por esas cosas del fútbol y del destino el gran “Chonto” fue compañero de Rafael Serna en la nómina del Medellín en esa etapa gloriosa en los campeonatos de la Federación Antioqueña de fútbol previo al profesionalismo. Allí también militó Gabriel Mejía otro exitoso arquero paisa.

El paso de Atlético Municipal y Medellín FBC al fútbol profesional en 1948, y del Huracán un año después, debilitó la estructura del fútbol aficionado de Antioquia porque significó el retiro de los tres protagonistas más importantes del campeonato aficionado del momento.

Precisamente fue Huracán, equipo fundado por el fervoroso hincha Carlos Torres, un empresario de la construcción, el que entró a disputarle la hegemonía al Medellín.

Al observar las nóminas del Atlético Municipal y del Medellín FBC en 1948 puede notarse la presencia de grandes figuras de aquel fútbol aficionado que convocaba a gran cantidad de espectadores a las tribunas en el llamado “profesionalismo marrón” porque ya se les pagaba a algunos elementos por jugar los fines de semana. Sin desconocer a aquellos que viajaron para triunfar con los equipos de la capital colombiana.

Muchos de ellos habían tenido notoriedad desde su consagración con la Selección Antioquia como campeones nacionales en 1938 bajo la dirección técnica del Alemán Leo Hirsfeld. Entre otros figuraban en esa nómina el arquero Carlos Álvarez, Juancho Montoya, los hermanos Rafael y Alfonso Serna, Israel Echeverry y José J “Mico” Zapata.

 

Gabriel Ochoa Uribe se bajó del caballo:
Gabriel Ochoa Uribe
también hizo su aparición en medio de esa gran fiebre que despertó el fútbol en la década de 1940. Siendo aún niño fue admitido en el equipo Unión Indulana donde empezó a mostrar sus habilidades como guardameta, las mismas que se le vieron también como jinete en la monta de muchos ejemplares a los que supo llevarles la rienda.

Su figura destacaba en medio de aquellos compañeros suyos que provenían de diversas profesiones como mecánicos, Albañiles, sastres y oficiales de la construcción; elementos que pasaban de ser un laburante común en la semana para ser estrella el domingo en las distintas canchas de Medellín.

Allí en ese grupo de soñadores que compartía la alegría del fin de semana jugando junto a Gabriel Ochoa surgió un gran futbolista, Francisco “Cobo” Zuluaga, quien por recomendación del arquero llegó a Millonarios para adueñarse de la franja de Capitán en medio de las estrellas argentinas. Entonces Gabriel Ochoa y “Cobo” Zuluaga integran con honores el listado de los futbolistas antioqueños pioneros en el comienzo del profesionalismo en 1948 convocados por la Dimayor.

En el caso del Doctor Ochoa Uribe  ocurrió que al ganar en talla física se perdió un gran jinete pero se ganó un gran portero, entonces decidió bajarse del caballo e instalarse entre los palos, ese cuadrante de 7,32 x 2,44 metros para cuidar la espalda de aquellos albañiles, sastres y oficiales de construcción, sus auténticos amigos.

 

Humberto “Turrón” Álvarez:
El 15 de agosto de 1948 cuando Rafael Serna anotó el primer gol en la historia del campeonato de la Dimayor, ahí, junto a él, estaba Humberto “Turrón” Álvarez alineando con Atlético Municipal, distribuyendo balones, ejecutando pases de milimétrica precisión, y anotando muchos goles que salieron de sus botines como intérpretes perfectos de tanto talento y elegancia.

Junto al “Turrón” Álvarez también merece mención Jaime “Manco” Gutiérrez con presencia en Huracán en el Torneo de la Dimayor un año después del estreno de nuestra Liga Profesional. Sus goles le han dado su lugar especial entre los grandes artilleros del rentado colombiano.


Los cañonazos del “Mico” Zapata:
La aparición del fútbol profesional en Colombia le ha llegado un poco tarde a muchos valores que forjaron grandes campañas con el Medellín FBC en la etapa del fútbol aficionado. Han sido los casos de Israel  “Irra” Echeverry, Juancho Montoya, Jaime Rodríguez y el inolvidable José J “Mico” Zapata, futbolista dueño de un potente remate; estos son valores del fútbol antioqueño que se vieron desplazados con la llegada de las figuras peruanas y la instalación de la Danza del Sol en el Medellín, alcanzaron a marcar sus goles con el Rojo, para marchar hacia el debutante Deportivo Pereira para la temporada 1949.

La anécdota:
En la etapa del fútbol aficionado fueron muchos los equipos extranjeros que llegaron de gira a estas tierras, entre ellos el Sucre de Perú. Promediando el año 1946 se presentó el Sucre de Perú, allí su arquero Gustavo Tarrido sintió los cañonazos del “Mico” Zapata. Uno de aquellos potentes remates quemó sus manos, y cuentan quienes lo vieron que se pasó el partido recuperándose del impacto. En su paso por el estadio Mora Mora de Pereira el delantero Matecaña Gabriel Cardona le hizo un gol entre las piernas, lo que significó una humillación para Tarrido quien se retiró de la cancha.
(Danilo Gómez Herrera)

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