El problema no es que Messi no regrese al Barça ahora, es que en su día no se quedara. Leo tuvo hace dos años la dolorosa sensación que le expulsaron después de llegar a un acuerdo.
“La vez que me tuve que ir, también LaLiga había aceptado que me inscribieran y al final no se pudo hacer”, declaró ayer en su casa de París en una entrevista exclusiva conjunta con Mundo Deportivo y Sport. “Nunca nos quisimos ir”. Ahí está la clave. No por rencor.
Messi superó aquello, aunque le costó. Pero la situación se ha repetido en el tiempo. El claro interés del FC Barcelona para que regrese, la voluntad inequívoca del jugador y LaLiga aprobando el plan de viabilidad.
Sin embargo, demasiadas incógnitas por cumplir aunque todo el mundo quisiera cerrar una operación que, sin embargo, nadie podía asegurar, con garantías, que se llevaría a cabo.
Pero esta vez había un precedente. Esa es la clave por la que Messi no ha podido esperar a que se cumpliera todo el plan. “Escuché que tenían que vender jugadores o bajar el sueldo a futbolistas y la verdad es que tampoco quería pasar por eso”, dijo Leo, que en el fondo no esperó porque no se cumplieron todas las condiciones para que no se repitiera el peor episodio de su vida.
No ha sido una cuestión de dinero. Se hubiera ido a Arabia. La oferta estaba rondando los 500 millones. No ha habido postureo por parte del Barça. El club quería su regreso. Eso no puede dudarse. Pero no pudo cumplir con todo en el tiempo previsto por Leo.
No hay que empezar a disparar al otro para encontrar culpables. La sensacional historia de Messi con el Barça terminó mal y se debe arreglar. Esta vez tampoco ha podido ser y el Barça debe proseguir su camino sin Messi como lo ha hecho esta temporada. En el barcelonismo queda un agujero: no haber podido darle las gracias por tanto, decirle adiós y abrazarlo con el aplauso. Ese pasa ahora a ser uno de los retos del Barça sin Messi.
Leo merece una rúa masiva de reconocimiento, acompañado por su gente antes de que regrese a vivir a Barcelona. El Barça, Messi y el mundo del fútbol quieren “una despedida de verdad” y acabar el sueño con la emoción mutua a flor de piel después de tantos años de admiración y amor.
