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El carril de velocidad… Pasto con un libreto claro..
- Updated: 7 mayo, 2019
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Por Alexis García Vega, Pasto..
*El desenlace del fútbol profesional Colombiano tomó el rumbo mas o menos esperado, las emociones comienzan a buscar un punto de partida.
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Los “grandes”, los históricos, han vuelto a las finales con hambre que saciar. Sus épocas en las que ganaban solo con el terror que infundían sus camisetas y el peso de su historia que caía sobre los rivales aplastandolos como moscas contra la pared, ya no afectan.
Dos chicos se han colado entre los equipos estrato seis porque su sana ambición los ha llevado a codearse con los gigantes. Sus nóminas son escasas, su valor es muy pequeño al lado de los demás.
En el grupo A, Millonarios arranca como el favorito, por el poder de su plantilla, la experiencia de su entrenador y su grandísima afición que llena cualquier estadio para respaldarlos y hacerles saber que son locales en donde jueguen.
Desde su arquero Fariñez un felino en el arco, pasando por un medio campo áspero para recuperar, con tres talentos por delante, con llegada a gol como Marrugo, Macalister, Carrillo y Montoya y con un ataque con Pérez y Ovelar, capaces de destrabar cualquier cerradura.
América el siempre histórico a pesar de sus bandazos, ha estabilizado un técnico de la cantera, del sentir de los diablos rojos y ha vuelto a recuperar la memoria. Un equipo fuerte, alto, rápido, con una defensa dura y un mediocampo fuerte, en ataque con un cohete como Aristeguieta que hasta su apellido invita a la guerra.
Magdalena recuperado de la amnesia, clasificó sobre el final eliminando a uno de los grandes como Once Caldas.
El Deportivo Pasto, un grupo de guerreros ambiciosos, con un libreto claro y ejecutado con el corazón aspira a la grandeza, superando desafíos permanentes enfrentará al más duro rival: sus propios límites.
El grupo B, mal llamado el de “ la muerte”, concentra al Rey de Copas, Nacional, que parece haber espantado fantasmas y con una nómina de lujo vuelve a aspirar.
El siempre protagonista Deportes Tolima, acostumbrado a las lides de pelear finales, se muestra como un rival peligroso, su proceso largo le permite conocer de sus posibilidades.
Junior, intenta rehacerse luego de la dura aventura de Copa Libertadores, del cambio a última hora de su entrenador, de repetirse en las decisiones erradas, de la presión de su afición, pero ahí está con una nómina exuberante.
Cali, ha vuelto, no es un equipo refinado, es un conjunto hecho para la batalla, con un punta de lanza como Dinenno que garantiza efectividad.
Ahí están los ocho, en el punto de partida, la fe es un ejercicio de la voluntad que está en las manos de cada cual.
El Deportivo Pasto sabe que tiene una cita con el destino, si nos ha puesto en este camino, lo más justo con nosotros es poner valentía y aspirar sin miedo.
Es el momento de acelerar los procesos y meterse por el carril de velocidad.