Capsulas de Carreño

El emocionante verbo del entrenador.

Fotos @PulsoVerdeEC

Por Luis David Obando

 

*El máximo responsable del descalabro verde en el semestre no fue el ibérico del millón de palabras.

 

Hay que admitirlo: lo más emocionante que ofreció Atlético Nacional en la Liga 2017-II fueron las ruedas de prensa de su exdirector técnico, Juan Manuel Lillo. Una pasión verborreica que hubiera querido el hincha ver hecha fútbol en las canchas. Pero, en fin, del ahogado el sombrero…

Y a esta altura hay que dejarlo muy claro: el máximo responsable del descalabro verde en el semestre no fue el ibérico del millón de palabras. Ni siquiera quien lo recomendó, el triunfador pero no tan gustador Juan Carlos Osorio. En su contratación por parte de la dirigencia verdolaga estuvo el quid de lo ocurrido juego tras juego hasta la eliminación en casa ante el Tolima.

Baste recordar que Osorio, que más que nadie pone énfasis en las diferencias entre palabras en lo que a su propio cargo se refiere, en su momento definió claramente a su amigo “Juanma” (así lo llama) como “un excelente entrenador”, y se explayó en argumentos para sostener su aserto. Y sí, profe Osorio: tiene razón. Los hechos demuestran que Lillo es un genio del entrenamiento, pero de ahí para allá…

Por tanto, no están tan desorientados Higuita, Henríquez y demás cuando ponen a Lillo como ejemplo de dedicación en los entrenamientos, algo que también ratifica el presidente, Andrés Botero, quien se declaró “enamorado” del trabajo del DT en Guarne. Y sí, Wbeimar Muñoz nos ha recordado que también es un adelantado en temas tácticos (lo dijo René), pero cabe agregar que en el campo teórico, porque en la práctica nunca le ha llevado a buen juego y menos a triunfos. Lo dice su hoja de vida.

A todo señor, todo honor: nadie discute que Lillo sea un tipazo, porque lo es; ni que sea un entrenador descrestante, porque también, y además bienvenidas nuevas formas de trabajo que nos vayan actualizando en las prácticas. Lo que extrañó desde un principio, porque lo sabe todo el mundo, es que después de ser campeones de Libertadores y de ganar tantas cosas en línea, hubieran traído como jefe del banco verde a alguien con ese perfil profesional, más de corte académico.

Por eso tampoco extraña, porque ese es su perfil (y nada de malo tiene; por el contrario), que el profe Juanma diga afirme con propiedad que él se guía por propósitos, no por resultados. Loable, sin duda, pero no encaja para nada en las características personales y profesionales que debe ostentar el director técnico de un equipo que es grande, y que ha dicho esperar a mucho más.

¿Lillo podría ser parte de un buen equipo técnico? ¡Sin duda! ¿Cómo cabeza del mismo? ¡No! Más allá de las habilidades con el tablero y la orientación de entrenamientos, un buen equipo de fútbol requiere un excelente estratega, y el español dista de serlo. También (lo ha repetido Osorio) alguien que gestione grupos para hacerlos triunfadores, y Lillo tampoco encaja en esa descripción. Así de simple.

Por ahora, ¡a vacaciones! Vaya felicidad la que debe tener Henríquez armando maletas y planeando picaditos decembrinos en familia. Mientras tanto la fanaticada, sin tanto sueldo ni prerrogativas laborales como las que gozan el capi verde y todos sus compañeros, deben aplazar el gustico unas semanas más, y mientras tanto ver en TV quien le quita a Nacional el título de campeón de Liga.

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EXTRATIEMPO. Mira uno al DIM y no sabe si asombrarse o asustarse. La continuidad de Rescalvo suena bien como proyecto, pero preocupa que, teniéndolo ahí, se hubiera repetido la novela de la búsqueda de DT por todos lados, para luego caer en lo obvio. Provoca como un efecto deja vu, porque se parece al papelón de un técnico de 24 horas apenas meses atrás.

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