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El empate, muy poco para el DIM
- Updated: 29 febrero, 2016
Por María Victoria Zapata B.
*Faltaron suerte, claridad y tranquilidad a la hora de definir.
Dolió muchísimo la igualdad con el Deportivo Cali, en el compromiso de la séptima fecha.
Y dolió porque no obstante el mal comienzo del DIM, que jugó en un estado de aletargamiento los 20 primeros minutos del partido, tras la anotación de Daniel Torres, al minuto 23, el equipo tuvo un renacer anímico y futbolístico que lo llevó a alcanzar protagonismo y a luchar por los tres puntos hasta el pitazo final.
Un tiro de esquina ejecutado por Mauricio Molina que uno de los verticales impidió se transformara en gol olímpico y un despeje con la mano del zaguero Luis Manuel Orejuela, para penal inobjetable no sancionado por el árbitro Mario Herrera, constituyeron los dos momentos cruciales del período inicial, después del 1-0 favorable el DIM. Infortunadamente, y querámoslo o no, el yerro arbitral escribió otra historia para el partido.
En cuanto al rival, el Deportivo Cali, pese a enfrentar el compromiso con una nómina alterna y mostrar un fútbol aparatoso, ejerció una celosa marcación hombre a hombre, explotó la velocidad en el contragolpe, construyó una gruesa valla alrededor de su pórtico, interrumpió con faltas y de forma reiterada el compromiso, y le complicó la vida al DIM hasta el último segundo de juego.
Después del empate, de tiro penal y originado en una falta similar a la que le fue negada al Medellín en el primer tiempo, el cuadro local se volcó en pos de la victoria. El técnico rojo relevó a Juan Fernando Caicedo e ingresó a Luis Carlos Arias (por Cristian Marrugo, quien reaparecía después de su incapacidad por lesión, al minuto 66 ), a Leonardo Castro (por Juan Fernando Caicedo, al 70) y a Fabio Burbano (por John Hernández, al 79), jugó los minutos finales con tres atacantes, y erigió al cancerbero uruguayo Ernesto Hernández como la gran figura del partido. Con el alma, con el aliento de los casi 36 hinchas apostados en las graderías del Atanasio Girardot y con un fútbol ofensivo al 100%, el DIM luchó, guapeó, intentó pero su ineficacia en la puntada final, el arquero Hernández y el cerco defensivo azucarero impidieron anhelado gol del desequilibrio.
Con el alma
A pesar del flojo comienzo, mejoró de manera ostensible el Deportivo Independiente Medellín y finalizó el juego con unos minutos colmados de dramatismo, de transpiración y de repetidas acciones en el arco vallecaucano.
Ante el Deportivo Cali, el DIM evidenció gran mejoría individual y colectiva. Ya empezó a mostrar fútbol asociado y ascenso en el desempeño de jugadores como Daniel Torres y Mauricio Molina. Destacó, igualmente, la labor de Marlon Piedrahita y del juvenil Sebastián Macías, quien no deja de sorprendernos por su talento y vehemencia y, fundamentalmente, el equipo dejó el alma en la gramilla.
¿Qué faltan cosas por corregir? Cierto y bastantes. El DIM pide a gritos alinear dos delanteros en su onceno inicial, redefinir el rol de atacante puro de Caicedo y la posición de Hernán Hechalar, entre otros. Pero también extravía el balón por momentos, como ocurrió en los primeros 20 minutos, sin embargo el que enfrentó al Cali fue un equipo diametralmente opuesto a aquel obnubilado Medellín que cayó ante Junior en su debut local, a aquel apático equipo que con escasos méritos derrotó al Cortuluá o al conformista cuadro rojo que empató recientemente en Techo con Equidad.
También es cierto que aun adolece del orden táctico necesario para direccionar adecuadamente el ataque y contrarrestar el festival desperdicio rojo mas la serenidad que se requiere a la hora del remate pero, aunque falta un buen tramo para alcanzar el nivel de juego óptimo, ya se observa cierta mejoría en el equipo, no se puede negar. A pesar de ello, no dejan de preocupar los baches en los que cae el equipo cuando pierde el dominio del balón, el rendimiento del goleador Juan Fernando Caicedo, condenado una y otra vez al sacrificio, y el bajísimo nivel del zaguero Andrés Mosquera. En ese orden ideas, el orientador rojo está en mora de definir un esquema de juego consistente e implementar alternativas, bien sea con Leonardo Castro como segundo delantero titular y socio de Caicedo, bien con Hernán Pertuz como central.
Ayer nos faltaron suerte, claridad y tranquilidad a la hora de definir pero sobraron voluntad, sudor, volumen de ataque, riesgo en cada cobro de tiro libre o cada ejecución del tiro de esquina y ambición.
Duele el empate justamente porque el DIM jugó a ganar, luchó por ganar y lo hizo todo por ganar. Y aun a despecho de sus deficiencias, mereció más, muchísimo más, que ese pálido empate a un gol ante el casi juvenil y fogoso Deportivo Cali.
Y duele porque ese aguerrido DIM buscó que buscó con insistencia el triunfo ayer en el estadio Atanasio Girardot, se tuvo que contentar con un insatisfactorio 1-1 que, en vez de entregarnos un punto, nos quita otros dos.
[María Victoria Zapata B.]





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