Capsulas de Carreño

El escorpión e Higuita están de cumpleaños

Oscar Dominguez, columnista

 

Por Óscar Domínguez G.

 

*Puede darse cualquier lujo el Mechas. Dios guarde a la reina de Inglaterra, pero que deje algo para el loco del René. 
Hace poco cumplió años la jugada denominada escorpión. Y también cumplió años (49, en julio) el que ha hecho el mejor escorpión de la historia. De paso, digamos que esa jugada del colombiano René Higuita ha sido etiquetada como la mejor de la historia. Ni los goles con la mano y con el pie, en un mismo partido, de Maradona, contra Inglaterra, lograron ganarle en el corazón de los hinchas que votaron.

Inventar una jugada, llámese escorpión, chilena, rabona, taquito, bicicleta, es como descubrir una nueva estrella. O inventar un soneto de tres cuartetos y tres tercetos, crear un  plato de cocina, o un remedio contra las ganas del bobo sapiens de hacer la guerra en lugar de hacer  el amor que es más rico.

Arsenio Erico, paraguayo, figura en Wikipedia como el inventor del escorpión, que más que jugada es  una anómala cabriola  digna del circo del Sol. Erico, quien jugaba para el club Independiente de Argentina, le marcó un gol de escorpión al arquero del Boca Juniors cuyo nombre, felizmente no registra la historia. Eso fue el 12 de agosto de 1934.
Como entonces no se transmitía el fútbol, y lo más cercano a internet era el eco, no hay registro gráfico ni de imágenes del primer escorpión que al principio se llamaba balancín. ¿Quién le dio el estatus de escorpión? Doctores carlosantoniovélez tiene la Santa Madre que se sabrán responder. No este pecho que jamás ha hecho ni piensa intentar semejante maniobra: de pronto se me parte la espalda y estoy bien así: anónimo, no rico, pero entero.

La hazaña del paraguayo se quedó de ese tamaño hasta el 7 de septiembre de 1995. Ese día, Colombia jugaba en la cancha sagrada de Wembley, en Londres, la ciudad diez, un partido amistoso contra la selección de Inglaterra, el país que nos regaló el humor (Chaplin), descubrió a los gringos, inventó el whisky, la anestesia, la paradoja (Wilde) y el fútbol. Se pueden ir a dormir tranquilos.

En algún momento, el jugador inglés Jamie Redknapp, disparó contra la portería del arquero de la selección y del Atlético Nacional. Y ahí fue Troya: el desenfadado loco del barrio Castilla en vez de hacer la fácil: agarrar el balón con las manos, se elevó, dejó pasar e balón por detrás, pero nadie contaba con que allí lo esperaban los guayos del portero para impedir que el balón siguiera hacia su portería y lo rechazó.

La reina Isabel suspendió el té de la cinco, el Big Ben se negó a dar la hora por unos segundos y la aldea global aplaudió el desplante de René. Había entrado a la historia.

Otro colombiano, Víctor Hugo Aristizábal, en un partido Colombia-Chile, “cometió” gol de escorpión. Freddy Guarín, del Inter de Milán, julio 23 de 2015, se copió de Aristigol. Y taque, la lleva el portero del Vincenza, que dejó de ir a los supermercados durante un semestre para ahorrarse rechiflas.

Higuita nació para ser distinto, la contraria del pueblo, el Cordobés del fútbol. Nada de cosas trilladas. Le dio estatus al oficio de líbero. Cuando le daba la gana hacía goles de tiro libre o de penalti. Era un híbrido de portero, defensa, medio campo, delantero, jefe de relaciones públicas, alero, aguatero…
Es más, acostumbrado a salirse del libreto, una vez participó en una propaganda en la que su cara de Adonis al revés, reemplazaba a la Monalisa. Menos mal Leonardo da Vinci está varios metros bajo tierra.

El propio René le contó al diario Marca, de Madrid, el origen del escorpión en Londres: en una propaganda, un niño le envía el balón de chilena. En reciprocidad, Higuita le reviró con el escorpión. Se dedicó a practicar esa jugada y a esperar el escenario para ejecutarla. Y lo hizo como queda dicho.

Se le debe al caballero la “renehiguitizacíon” del fútbol. Era ducho en provocarles infartos a sus seguidores. Sospecho que era accionista de las clínicas del corazón. Como la vez que, en un partido oficial,  trató de salir “perriando” desde su portería, pero el camerunés, Roger Mila, se avispó y le quito el balón. Ya saben el resto.

Higuita se quedó impávido, como un queso pornográfico. Le preguntaron  en Santiago, días antes del suramericano que ganó Chile, si se arrepentía de algo. El pragmático que hay en él respondi: en la vida unas  veces se gana, otras se pierde. Y hasta luego el amigo.

Puede darse cualquier lujo el Mechas. Dios guarde a la reina de Inglaterra, pero que deje algo para el loco del René.

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