Capsulas de Carreño

El fenómeno del niño…..

Jorge Ivan LondoñoPor Jorge Iván Londoño

*Llamado Marlos Moreno.


Anoche por Buenos Aires, Argentina, paso un tornado originado por el fenómeno del niño llamado Marlos Moreno.

Nacional, antes de viajar a su primer partido por la Copa Libertadores, se despidió siendo fiel a su eterno vicio de perder con los equipos coleros. Pero por fortuna, anoche también fue fiel a su eterno vicio (21 años) de no perder con equipos argentinos en suelo gaucho. De ñapa, le arrebato a Huracán el invicto de 42 años que llevaba sin perder como local por partidos de ese mismo torneo.

La primera sorpresa nos la dio el profesor Rueda con la alineación, al poblar el ataque con tanques como si se tratara de la avanzada del ejército aliado. Y no fue para menos, porque la defensa de Huracán se vio en verdaderos apuros para atajar semejante artillería, comandada por Moreno, el mejor de la cancha. Ibarbo, quien nos refresco la memoria de su brillante inicio con Nacional, lo que le valió conocer otros horizontes. Ibarguen con su habilidad y su arrastre y Copete, estrenando motilado igual a su “apellido”, con unas de “no te lo puedo creer” y otras de crack. Barrio entro para no desentonar con su fortaleza y con la buena jugada para el segundo gol.

En la contención Pérez fiel a su exquisito juego y Mejía rendidor y metido de lleno en el partido, gracias a que estuvo alejado del papel de buscapleitos callejero. Con Davinson Sánchez, que le vayan confeccionando la amarilla, la defensa gana mayor solidez y rapidez en los cortes, y se complementa muy bien con Henríquez, quiérase o no, titular indiscutible. Bocanegra alcanzando su forma y su clásico estilo de juego, y Díaz fiel al buen oficio al que nos tiene acostumbrados. Armani, fenómeno bajo los tres palos.

Nacional pudo haber ampliado el marcador, pero esas virtudes son para equipos como el Barcelona o el Bayern, que no saben de misericordias.

De este partido quedan los tres puntos, un inicio de copa inmejorable, la ilusión intacta de un buen desempeño, el dulce sabor de la victoria, lo reconfortante del buen juego, la magnífica visión y estrategia del cuerpo técnico, la entrega de todos los jugadores y la pregunta del billón: ¿Qué estará pensando Macnelly?
[Jorge Iván Londoño Maya]

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