Capsulas de Carreño

El gran Turrón Álvarez (J.M.U.)

Por Juan Manuel Uribe..
Historiador.
Especial para Cápsulas

*“Nosotros fuimos los únicos profesionales que pagamos por jugar”.

Humberto Álvarez nació el 13 de junio de 1930 en Medellín, barrio Sucre (Comuna 8/Villa Hermosa).

Desde 1947 integró el Municipal. Y un año después jugó el primer partido del campeonato profesional colombiano, el domingo 15 de agosto en la cancha del hipódromo San Fernando. El local venció a Universidad Nacional 2-0. Turrón entró por Uriel Ríos para el segundo tiempo (la Dimayor nació con cambios en los partidos, pero luego los quitó por años).

El 10 de junio del 49 anotó su primer gol en primera división en el triunfo del verde (pantaloneta granate) al América en Itagüí. Esa fecha coincide con la titularidad para siempre. Se despidió del Nacional en diciembre de 1959, año que jugó su último partido con el conjunto verdolaga, el 20 en Cúcuta, y Turrón se despidió con gol en el 3-3 en el estadio General Santander.

Pero entre esas dos fechas hay una historia de grandeza y altruismo.

Surgió con el por convicción criollo Municipal, vivió el cambio de nombre, la llegada de los primeros extranjeros, el indiscutido título de 1954, la aparición de la pantaloneta blanca en el 56 y el regreso al criollismo.

La primera estrella llegó sólida por juego y resultados. Dos fechas antes del cierre del torneo el equipo ya era campeón e invicto, la única derrota la padeció ante el Boca caleño (fucú del Nacional) por 4-3 en el Atanasio Girardot. El calendario lo llevó a cerrar la campaña (18ª. fecha) de visita al América, que ese año fue local en Palmira. Turrón hizo una dupla de lujo con Miguel Juan Zazini: lujo por fútbol vistoso, bien jugado, de gol y de título.

Y el respaldo era de primera categoría: el arquero Gabriel Mejía, la zaga con Hernán Escobar Echeverri, Atilio Miotti y el Loco Calle (ya eran tres pero la prensa todavía ponía 2-3-5); los volantes Ulises Terra y Nicolás Ginastasio; los dos genios del fútbol ya nombrados; y en punta Alfredo Mosquera, Carlos Gambina y Ramón Moyano y la dirección técnica de Fernando Paternóster. Al nombrar solo los once titulares aparecen cuatro colombianos (un vallecaucano), cinco argentinos y el entrenador, un uruguayo y un peruano (además de los paraguayos Casimiro Ávalos y Ovidio Casartelli).

En 1955 el Medellín del Charro Moreno ganó con autoridad plena y Nacional cerró segundo esa corta pero valiosa época del club en la vanguardia del campeonato.

Los partidos amistosos eran muy apreciados pues mostraban el nivel internacional ante la ausencia de torneos de competencia de clubes. De todos los que jugó Turrón hay uno inmortal: ante Vasco da Gama el 20 de julio de 1954, Nacional ganó 1-0 con la figura suprema del crack colombiano. Y valga la acotación: los foráneos no venían por cumplir, daban lo que tenían. Sí, aquella tarde la magia de Turrón y un equipo excelente batieron al fútbol brasileño.

Otra dupla fabulosa de Turrón Álvarez fue la que hizo con Delio “Maravilla” Gamboa (1957-58). El brillante futbolista vallecaucano mostró toda la clase en el campeonato nacional de fútbol jugado en Medellín en diciembre de 1956, en el que condujo a campeón a ese estelar equipo del Valle del Cauca, de nivel de primera categoría. “Maravilla” arregló con la directiva verdolaga pero también con Turrón Álvarez. Ese fue un encuentro histórico de cracks de nuestro fútbol cuando Turrón entraba en la última etapa de su carrera y Delio abría la suya.

La personalidad de Turrón Álvarez se caracterizaba por un fuerte temperamento, siempre fue de frente, nunca se escondió ni en el campo ni afuera de él. Y era simple, sin eufemismos, claro: “el que no entiende, allá él”, le oí decir una tarde. O: “yo no sé como hay tantos mochos si es muy fácil jugar bien al futbol” (lo pronunciaba con acento agudo, no fútbol).

Nacional fue su club y el momento culminante fue cuando lo salvó de desaparecer. Un hecho para la historia mundial de clubes de fútbol. Tras el último partido de la temporada internacional de 1958, perdido ante River 3-1 el 5 de marzo, la directiva del Nacional, con vocería del secretario Humberto Morales Díez, anunció que no jugaría el campeonato y que procedía a liquidar el plantel.

La mente de Turrón actuó de inmediato: proponerles a los dueños del club verde el arriendo de la ficha, y de una vez recibió el apoyo del técnico Ricardo Tanque Ruiz y de Hernán Escobar (le decían Echeverri, por el segundo apellido). Les pagaban a los directivos del Nacional el arriendo de la ficha que siguió en la Dimayor registrada como Atlético Nacional, pero extra oficialmente y para el público se llamó Independiente Nacional para significar la independencia que los jugadores tenían de la directiva.

Este arreglo duró tres temporadas (1958-1960) y por eso el clásico paisa durante esos años fue anunciado como Independiente Nacional vs Independiente Medellín. Tras pagar el arriendo, se pagaba a los jugadores, “primero a Turrón Álvarez”, dice el historiador Fabio León Naranjo, para quien Turrón es el mejor futbolista antioqueño de todos los tiempos, y no por falta de quien le compita, agrega. Álvaro Polaco Galeano también comparte esta afirmación, como está en el perfil que escribió de Turrón.

De esa época salió la célebre reflexión de Humberto Álvarez: “Nosotros fuimos los únicos profesionales que pagamos por jugar…”

Turrón apoyaba a los muchachos que se le acercaban y hay una lista interesante de jugadores que debutaron con Nacional en primera división: Gilberto Osorio, Iván Upegui, Eladio Álvarez, Ernesto Lopera, Óscar Olarte, Humberto “Tucho” Ortiz, Antonio Vanegas, Jairo Tapias y Cristóbal Yotagrí. Y tras la ida de Turrón en esa inercia de abrir campo a los jóvenes: Mario Agudelo, Uriel Cadavid, Bernardo “Cunda” Valencia, Orlando Maya, Carlos Cuéllar, Manuel Valencia y Sigifredo Ruiz.

En Nacional Turrón anotó 97 goles por liga y 1 en copa Colombia (1950/51). Del libro Atlético Nacional en Números, de Raúl Philippe Montoya.

En 1960 Turrón fue contratado por el Deportivo Cali que habían revivido Alex Gorayeb y sus socios, camino de hacerlo institución modelo y campeón. En 1961 Turrón pasó al Medellín que manejaba el Charro Moreno, en su segunda época con el DIM. Ese año Turrón cerró la carrera profesional como subcampeón. Se fue vivir un tiempo a Nueva York.

Y cuando volvió fue técnico de equipos en los torneos de la Liga Antioqueña. “Le dirigí partidos de Fabricato y del Nacional”, recuerda el ex árbitro Octavio Sierra. En el torneo Finalización de 1969 Turrón dirigió al DIM e hizo debutar en primera a jugadores como Vides Gaviria, Jairo Mora, Óscar Villa, Alfonso Restrepo, Everardo Ortiz y Álvaro Santamaría, figura de la década del 70 (todo en el proceso de Rodrigo Fonnegra, técnico titular del Medellín en el periodo 1968-1970).

Turrón Álvarez tuvo propuestas de Sudamérica y Europa. Quedó claro que el crack no hizo fuerza para irse y el club verdolaga tampoco. Es difícil de entender para las personas que han vivido solamente la actual época que ha hecho a Colombia uno de los exportadores más importantes del mundo del fútbol…

Turrón integró la selección de Colombia en el Sudamericano (hoy Copa América) de Lima en 1957. Es oportuno recordar que Colombia no tuvo selección de mayores entre 1950 y 1956, época que habría tenido a Turrón Álvarez como convocado indiscutido.

Inteligencia, habilidad, temperamento puro, pura gambeta, panorama, creación y asistencia oportuna: ¡crack!

En el último tramo con Nacional dejó otra actuación magistral, el sábado 4 de julio de 1959 en el clásico que los criollos vencieron 7-2 al Medellín. “…como para hacerle un monumento, tanto jugó…”, El Colombiano, domingo 5 de julio, página 7.

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Coda.

Como hincha e historiador, los momentos que pasé con Turrón son inolvidables, pero debieron ser más.
Desde Cápsulas, nuestro sentido pésame para doña Angela, la señora de toda la vida de Humberto Turrón Álvarez.

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