Capsulas de Carreño

El mito del ritmo de competencia (Gilberto Maldonado Bonilla)

 

Por Gilberto Maldonado Bonillagilberto-maldonado

 

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*Y se adquiere en las prácticas. Los partidos son la gala para exponer ante una afición lo asimilado durante la semana.
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El tema del “ritmo de competencia” viene a propósito de la actuación del arquero de Atlético Nacional, Luis Enrique Martínez, y de base juvenil de la nómina que presentó el equipo verde ante Alianza Petrolera. Lo segundo indica que el partido correspondiente a la primera fecha de la Liga Águila segundo semestre no era prioridad en la agenda de Atlético Nacional.

Se supone, era la ocasión para que el equipo responsable de la fase semifinal de la copa libertadores ganara minutos como se dice en el argot del fútbol. Esa falta de minutos, en el evento de un resultado negativo, será ingrediente importante en la feria de la mitomanía.

Caso Luis Enrique Martínez. El gol que se hizo en el el partido frente a Alianza Petrolera principio hay que tomarlo como uno de esos accidentes del fútbol. Lo siniestro del caso es cuando en la transmisión se toma como justificación que el señor Martínez tiene poco minutos en el arco de Atlético Nacional como arquero titular.

Según la teoría del “ritmo de competencia” las “intensas” prácticas durante la semana no existen o no son asimiladas por los futbolistas. Siempre he pensado las prácticas como el método para mantener, o ganar un estado físico-atlético y para implementar o reforzar planteamientos tácticos y estratégicos.

Toda una nómina está sometida al mismo trabajo, quizá con excepción de los arqueros,(por su función específica) y los futbolistas que por incapacidad médica estén exentos. Entonces, pretender tomar los partidos de competencia oficial como metodología única para tener ritmo de competencia no deja de ser una teoría que hace parte de la mitología del fútbol y con el agravante que es una herramienta para jugar con los derechos de los aficionados.

En aras de la teoría del “ritmo de competencia” habría revisar el reglamento del fútbol; en tal virtud los participantes en un partido no serían veinte y dos jugadores sino cuarenta y ocho. Así, técnicos y jugadores inevitablemente tendrían que hacer uso de su neurona en búsqueda de justificaciones más creíbles.

El “ritmo de competencia” se adquiere en las prácticas. Los partidos son la gala para exponer ante una afición lo asimilado durante la semana.

 

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