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El silencio de un adelantado. El molusco insiste (V, fin)
- Updated: 9 diciembre, 2024
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La historia de «El silencio de un adelantado» ha llegado al quinto capítulo.
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Con «El molusco insiste», el periodista William Viera remata su trabajo periodístico de un grande de la radio colombiana.
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En su juventud seguidor del Independiente Medellín y en la época del Dorado, Millonarios le robó su corazón.
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No podía faltar lo que fue la celebración de los 90 años de vida de don Antonio Pardo García.
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Y lo hizo a lo grande, el viernes 22 de noviembre en el Restaurante y Bar Continental de Bogotá junto a su esposa e hijas.
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Continuó el festejo el sábado 23 en Paipa, en donde tuvo la oportunidad de cantar vestido de Comandante Radial, mientras soñaba con el verano de las noticias.
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V
El molusco insiste
Por William Viera desde USA.
Columnista Cápsulas.
La vida cambia en un minuto. Y él lo sabe, por supuesto. Antes de iniciar su trayectoria periodística, en el tiempo libre que tenía, jugaba fútbol en el Unión Indulana Foot-Ball Club, en ‘la manga de don Pepe’, pero quienes lo vieron con la pelota en los pies, dijeron que lo mejor que pudo hacer Antonio Pardo García fue colgar los guayos: “No era ni zurdo ni derecho”.
Eso sucedió antes de internarse en la niebla de la realidad que lo engulliría por el resto de su existencia. Así quedó demostrado a fines de 1974 luego de una llamada telefónica.
─ A usted, don Antonio, lo queremos de regreso en Caracol para que reorganice la programación y la parte deportiva ─ escuchó por el auricular la voz de Fernando Londoño Henao ─, porque Todelar nos tiene acorralados y nos está dando muy duro.
El empresario radial había utilizado la expresión “nos está dando muy duro” luego de leerla en una de las columnas de ‘Juan Sin Miedo’ o ‘Juan Lumumba’, escrita por Yamit Amat, en el diario El Espacio que estimulaba el morbo con fotos escabrosas.
La llave exitosa
En el momento de hurgar lo que es la memoria de la historia de la radio con la frente cargada de años y de llagas por ser, como dijo el escritor colombiano Gabriel García Márquez, “un refugio inmutable”, encontramos que el Viernes Santo, 13 de abril de 1979, dio paso, inicialmente, a ‘Noticias cada instante’ y luego se transformó en 6AM-9AM con un experimento de radio en vivo reemplazando los programas Contrapunto de Jaime Soto, La Escuelita de Doña Rita y Los Chaparrines.
─ Esa primera emisión tuvo como tema central la Semana Santa y las Siete Palabras con participación de los oyentes en lugar de los prelados de la época y la consabida música clásica. Pusimos tangos ─ nos dijo el personaje de esta historia.
Entonces, la revolución en la información radial colombiana se inició con Amat, Alfonso Castellanos, Julio Nieto Bernal y Antonio Pardo García y con ellos, los espacios Llegaron las Mujeres, Pase la Tarde y La Polémica en los Deportes dejando atrás la radio pregrabada.
Lo demás ya se conoce, aunque Amat, antes de su renuncia a Caracol, el viernes 28 de diciembre de 1990, en Cali, contó tres días previos a esa decisión, en la sala de grabación que manejaba el ingeniero de sonido Fabio ‘El Rey’ Londoño: “Después de ese primer programa, sin emitir música sacra, nos fuimos Castellanos, Bernal, ‘Pardito’ y el reportero William Giraldo a desayunar a la plaza de mercado que queda en la avenida 19 de Bogotá. Llegábamos a las 5 de la mañana a la emisora y desde entonces nos esperaban para escuchar el análisis de lo que se había transmitido”.
Sin perdón…
Debido a esa falta de sueño, don Antonio Pardo García no fue perdonado por Alfonso López Michelsen luego de que lo llamó una madrugada al edificio Antares para que le diera una noticia relacionada con el escándalo de la ‘Ventanilla Siniestra’ al ser el mayor caso de lavado de dinero de la historia de Colombia.
─ Es que usted, ¿no sabe qué hora es? ─ le dijo el expresidente ─ Déjeme dormir.
Lo anterior lo contó Alfonso Castellanos cuando trabajaba en la cadena del molusco en la época de “más compañía”.
Hagamos noticias…
La siguiente anécdota la dio a conocer Juan Gossaín Abdala, veterano periodista que estuvo en Caracol en la era del cambio radial; y después se vinculó a RCN como director de noticias en 1984:
─ A Pardo le gustaban tanto las noticias que terminaba madrugando sin necesidad. Y en lugar de llegar a las 9, llegaba a las 5 de la mañana a hacer noticias conmigo en RCN desde 1985 a pesar de ocupar un cargo ejecutivo.
“Juancho”, como le decíamos, sigue teniendo, ahora que escribimos esta crónica, un delicado estado de salud en Estados Unidos.
Dos en una…
-1. En sus inicios Óscar Munévar Forero recibió, en Caracol, la asignación de don Antonio Pardo García de informar sobre la selección Colombia, un domingo en la tarde, debido a la convocatoria que haría el yugoslavo Blagoje Vidinić para la Copa América de 1979.
Sin embargo, el detalle de aquella situación lo aportó, en ese entonces, el barranquillero Alfonso Senior Quevedo, el verdadero papá del fútbol colombiano.
─ Una cosa tengo que contarle a usted y a sus oyentes, don Antonio ─ dijo, en transmisión en directo, el presidente de la Federación ─. Su reportero, Óscar Munévar, no sé cómo lo hizo, pero me sacó del bolsillo la hoja en que aparecen los nombres de los jugadores que van a integrar la selección.
2. La otra curiosidad en que estuvieron involucrados don Antonio Pardo García y Munévar fue el día en que el primero recomendó al segundo a Yamit Amat: “Es joven y es bueno entrevistando. Él debe estar en noticias en vez de los deportes y por ello debe ir a Caracas, en donde funciona el Comité Olímpico de Venezuela”.
─ Debido a la planificación, casi enfermiza, que realizaba don Antonio, en cualquier evento del que se iba a informar, en 1983 se especulaba que Venezuela no podía realizar los IX Juegos Panamericanos, entre el 14 y el 29 de agosto, y en el que estarían 36 países y 3.426 deportistas. El asunto es que, a Jesús Chirinos, quien presidia el COV, lo acusaba el gobierno nacional de Luis Herrera Campins de corrupción. Mi misión, después de aceptarla, era entrevistarlo y para ello tenía que usar una grabadora. El tiempo estaba en mi contra. El vuelo era de dos horas y la cita con Chirinos sería en una cafetería, pero después hablamos en la calle y al terminar aquella conversación tenía que regresar, de inmediato, a Bogotá porque se iba a transmitir en los espacios noticiosos.
Mientras tanto, en la oficina de don Antonio Pardo García el teléfono interno no dejaba de sonar y era Amat preguntando por el enviado especial a Caracas que no daba señales de vida y que tenía la primicia con el implicado en un caso de malversación de fondos.
Munévar había vuelto a la capital colombiana y esperaba, en la zona de equipaje, la maleta que contenía los casetes con la entrevista a Chirinos. Sin embargo, la maleta, con una calcomanía de Caracol, no aparecía por lo que sintió que la ansiedad lo carcomía. Cuando buscó un funcionario para preguntarle por la maleta, una luz de incertidumbre lo envolvió.
─ Lo sentimos, señor ─ le dijeron ─. Su maleta está viajando a Chile, discúlpenos por el error de nuestros trabajadores al no bajarla. No fue nuestra intención perjudicarlo. En dos días le traeremos la maleta de regreso.
“Voy a llorar, por favor, denme un pañuelo”
Desde hace mucho tiempo se ha dicho que la radio afecta a la gente de una forma muy íntima y eso lo sabe don Antonio Pardo García en su larga trayectoria como comunicador.
Él estaba en la puerta de Caracol, en la calle 19 con 8ª, y se le acercó una señora llorando, a mediados de 1968, en horas de la mañana.
─ ¿Qué le pasa, señora?
─ No tengo con qué vivir. Me robaron mi burrito y lo necesito porque vivo en los cerros. Tengo un hijo que no puede caminar y con lo único que consigo el sustento de mis hijos y el mío es con la crianza de pollos.
Entonces, el periodista se le anticipó:
─ Aguarde un momento, venga bien temprano mañana y hablamos.
La señora cumplió la cita y don Antonio Pardo García hizo un programa radial con aquella situación de buscarle un burro a la señora. La gente llamaba lamentando el robo y diciendo muchas cosas, hasta que se hizo el milagro.
─ Buenos días, ¿quién habla?
─ Don Antonio, hace rato lo estoy escuchando por la campaña del burro. Mi nombre es Ignacio Umaña de Brigard.
─ Señor gobernador, mucho gusto.
─ El gusto es mío. A la señora que busca su burro, le digo que no llore. En la finca tengo 30 burros de los que se dicen que son finos. Le voy a regalar uno para que no sufra y para que siga haciendo su vida con tranquilidad.
La señora agradeció el gesto del gobernador de Cundinamarca y antes de dejar la cabina de Caracol, abrazó con emoción a don Antonio Pardo García, quien también sintió que de sus ojos brotaban ríos de lágrimas al ver feliz a una de sus innumerables oyentes mientras los oyentes que llamaban a la emisora, exclamaban: “¡Eres grande, don Antonio!
Estaba oscureciendo, eran las 7 de la noche y trabajaba en RCN, Se encontraba en Manizales y dirigía la transmisión de la Feria que había sido declarada Patrimonio Cultural de la Nación.
En ese momento don Antonio Pardo García se hizo en la puerta de la emisora para relajarse un poco del estrés que tenía y empezó a ver la deslumbrante fiesta de juegos pirotécnicos con los que la gente gozaba en aquel momento.
Una joven se le acercó y le dijo que una persona quería conocerlo. Él accedió y una señora de 85 años, en silla de ruedas, apareció y le dio un abrazo en la barriga mientras lloraba de la emoción.
─ Don Antonio, lo he seguido a través de la radio. Si usted trabaja en Caracol, escucho Caracol, si se va a Todelar cambio de dial como ocurre, en este tiempo, que labora en RCN. Anhelaba conocerlo desde hace mucho tiempo porque usted es como uno de mis hijos ─ le dijo la abuela de la joven mientras que el personaje de esta historia no podía evitar que cada gota que brotaba de sus ojos le pedía permiso a la otra para poder pasarse al mentón.
Cuando una mujer te complementa
Las mujeres que conocían al personaje de esta historia decían que era un dandi o un coqueto, por aquel mote que corría en los pasillos de las radiodifusoras en las que trabajaba.
─ Ahí viene el 7 mujeres ─ aseguraban ─. ¿Quién lo puede saber más que él?, pero le llegó la que le puso el tatequieto.
Y así fue. El sábado 14 de agosto de 1987 se escuchó hasta los confines de la tierra cuando Antonio Pardo García dijo: “Sí acepto a Miriam Rojas Uribe no solo como mi esposa, sino como mi amiga, mi amante y mi confidente. Déjame ser el hombro en el que te apoyes y la roca en la que descanses y desde este día, caminaré junto a ti”; entonces ella sonrió triunfante, le miró a los ojos y pensó que aquel hombre tenía un encanto distinto.
Las féminas que tuvieron la fortuna de oírlo y que lo conocían, quedaron conmocionadas por lo que sus rostros se inundaron de llanto mientras sus entrañas se conmovieron. Sin embargo, después de la celebración religiosa y de la fiesta, los recién casados viajaron a San Andrés para disfrutar de la luna de miel fruto del amor y de la felicidad.
─ Hay un detalle que no he podido olvidar es lo concerniente a la atención de los compañeros que trabajaban en RCN en la isla de siete colores en el Caribe. Me hicieron sentir, siempre se los dije, como un príncipe.
Desde entonces han transcurrido 37 años de vivencias, de placeres íntimos, de sueños, de lograr una familia junto a sus hijas Pamela y Lorena, pero a la vez escribiendo libros que son su orgullo al buscar con ellos crear conciencia entre las nuevas generaciones de periodistas para que sean comprometidos con la profesión u oficio.
Y como es lógico, al concluir esta historia, no podía faltar lo que fue la celebración de los 90 años de vida de don Antonio Pardo García. Y lo hizo a lo grande, el pasado viernes 22 de noviembre en el Restaurante y Bar Continental, en Bogotá, junto a su esposa, Miriam, y sus hijas; y el sábado, 23, en Paipa, en donde tuvo la oportunidad de cantar, entre otros temas: ‘Tengo el corazón contento’ de Palito Ortega; ‘Cambalache’ de Julio Sosa; ‘Hasta que te conocí’, de Juan Gabriel; y ‘Pachito Eché’ de Alex Tovar, pero no lo hizo por ser hincha del Deportivo Cali porque en su juventud era seguidor del Deportivo Independiente Medellín, pero Millonarios, en la época del Dorado, ‘le robó’ su corazón, aunque solo hubiese sido para vivir aquel instante, vestido de Comandante Radial, mientras soñaba con el verano de las noticias.
Luz Marina Toro
10 diciembre, 2024 at 5:08 am
EL SILENCIO DE UN ADELANTADO
¡Qué crónica más buena!! Gracias a Williams Viera por hacernos conocer a este gran personaje, y de una vez, la historia de la radio en Colombia.
Luz Marina Toro
Hincha de Santafe
Medellin