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El silencio de un adelantado. Los oyentes buscan el loro (IV)
- Updated: 6 diciembre, 2024
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Williams Viera escribe hoy el cuarto capítulo de «El silencio de un adelantado».
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Antonio Pardo García llegó a Todelar en donde tuvo a su cargo transmisiones que se convirtieron en históricas.
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Fue la época dorada de esa cadena radial dirigida por los hermanos Tobón de la Roche, Bernardo y Jairo, además de Bernardo Tobón Junior.
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Los VI Juegos Panamericanos cambiaron a Cali como ciudad en 1971.
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La transmisión de ese evento deportivo fue todo un éxito y detrás del mismo estuvo un hombre como don Antonio Pardo García, reconoció la competencia.
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IV
Los oyentes buscan el loro
Por Williams Viera.
Columnista Cápsulas.
Entre los múltiples experimentos radiales en que estuvo involucrado este ‘viajero del tiempo’ que informaba sobre los acontecimientos que se registraban, llegó a Todelar en donde tuvo a su cargo transmisiones que se convirtieron en históricas porque marcaron la época dorada de esa cadena radial dirigida por los hermanos Tobón de la Roche, Bernardo y Jairo, además de Bernardo Tobón Junior.
Entonces, la primera decisión que adoptó fue abandonar la práctica de leer el radio periódico y mandó a todos los periodistas con una sola orden:
─ Hay que ir a la calle a buscar la noticia.
Debido a esa decisión cambió los horarios de los noticieros a las 6 de la mañana y a las 12 del día.
─ Por el cambio de horario y de ir a buscar la información con los protagonistas, le dimos duro a Caracol, a RCN y al resto de competidores por lo que ganamos todas las guerras que enfrentamos y con ello, logramos ocupar el primer lugar en sintonía por la planificación que realizábamos. Nada quedaba al azar.
¿Y el helicóptero?
Dos semanas antes del jueves 22 de agosto de 1968, don Antonio Pardo García se entrevistó con el entonces presidente Carlos Lleras Restrepo en el Palacio de San Carlos.
─ En Todelar consideramos que la llegada del papa Pablo VI amerita una gran transmisión y para hacerlo, señor presidente, necesitamos un helicóptero. ¿Es posible? ─ le dijo.
Entonces, el presidente miró a los ojos del periodista mientras se rascaba la cabeza sin cabello y se dirigió a él:
─ ¡Increíble!, ¿ustedes piensan transmitir lo del Papa como si fuese la Vuelta a Colombia? Mi respuesta es ¡no!
A partir de ese momento, el personaje de esta historia habló con la empresa de teléfonos y logró, junto a los suyos, una transmisión inimaginable.
“En esa época no había teléfonos fijos entre el aeropuerto El Dorado y el centro de la ciudad por lo que su contratación tuvo un costo millonario al montar una troncal en pocos días. La transmisión se inició a las 9 de la mañana. El jet colombiano Sucre trajo al papa. En cada cuadra se puso un remoto, desde los cuales los 120 reporteros de la cadena de todo el país, relataban el paso de la limosina negra que transportaba al Pontífice, quien iba de pie.
Uno de ellos dijo que una mujer se arrojó al paso del vehículo papal, en la avenida El Dorado con calle 70, para demostrar su fe cristiana; otro de los reporteros puntualizó que el conductor frenó lentamente para no lastimar al sumo pontífice y evitar una tragedia; otro de los periodistas recogió la opinión de un transeúnte que dijo: ‘Ella no sufrió ningún rasguño ‘por obra del santo padre’…”, nos contó don Antonio Pardo García, quien dejó de dormir en aquellos días y si lo hacía, “era de pie en el master a pesar de que se le dijera que se iba a caer” dijo un operador de sonido de aquel entonces que trabajaba en Todelar y quien prefirió el anonimato.
El consejo de las bombillas
En el instante que Antonio Pardo García ascendió a la dirección artística, Fernando Franco García, quien ocupaba el cargo de director en Cali, le dijo:
─ Cuando quiera una cosa de don Bernardo Tobón, quien es muy severo en el gasto, usted le dice: ‘necesito diez bombillas para Bogotá’ y él le dará 6 o 5, él no le va a dar las 10.
Y justamente eso hizo el director artístico de Todelar el 20 de julio de 1969 cuando esa cadena transmitió la misión estadounidense Apolo 11.
─ En aquella época era impensable. Teníamos el sonido directo desde Houston y por Todelar sus oyentes tuvieron las primeras palabras del astronauta Neil Armstrong al ser el primer humano de llegar a la Luna: ‘It’s one small step for a man, one giant leap for mankind… Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad’. Aquello fue un esfuerzo mediático con el que noqueamos a nuestros contendores debido a la planificación compleja, costosa y de gran alcance ─ dijo Antonio Pardo García cuando nadie creía en aquella hazaña.
El ‘loro’ era un relojito…
Mientras estábamos en la niebla del tiempo por causa de su viajero, una puerta se abrió y el narrador Jairo Aristizábal Ossa contó, hace años, una historia, en su oficina, que quedaba en el primer piso de la casa del barrio Centenario de Cali, ubicada en la Avenida 4 Norte No. 4N-65, en donde funcionaban las diferentes emisoras de Caracol.
─ Los VI Juegos Panamericanos cambiaron a Cali como ciudad en 1971, pero también registró una novedad en la radio. En esa época estaba en Caracol y cuando tenía tiempo escuchaba a Todelar. Sus locutores manejaban muy bien el lenguaje y su dicción llegaba al oído del oyente de manera impactante. Eran verdaderos maestros de la locución. Por ejemplo, esa transmisión de ese evento deportivo fue todo un éxito y detrás del mismo estuvo un hombre como don Antonio Pardo García, muy malo para el micrófono, y sin embargo, buenísimo para manejar un grupo de periodistas y de gente joven que se iniciaba como Jaime Ortiz Alvear, Marino Millán, Jairo Chávez Ávila y Henry ‘El Bocha’ Jiménez, entre otros… Él, don Antonio, creó una transmisión en la que íbamos a tener muchos visitantes, muchos deportistas de diferentes naciones, muchas competencias y él hizo que se cubriera todo a la vez aprovechando que la radio es inmediatez y para ello se ideó unos separadores, unas cortinas y unas pequeñas presentaciones. Todo eso funcionó como un relojito que causaba asombro. Yo, que estaba en la acera de enfrente y como oyente, todo aquello me parecía increíble. El manejo de ese engranaje fue espectacular. No se registraron baches al aire o silencios inesperados. Se pasaba de esgrima a fútbol, de fútbol a basquetbol, de basquetbol a atletismo, de atletismo a natación y así sucesivamente. Aquello fue impresionante ─ nos dijo Aristizábal asombrado por aquel recuerdo y con cierto dejo de nostalgia. Quizás, en su interior, deseó participar de aquella experiencia imborrable de la radio.
Junto a Aristizábal, en los ’80, se integró un grupo deportivo con Luis Alfredo Céspedes, Carlos Alberto Lenis, Hébert Montoya Tascón, Mario Posso Posso, Óscar Luis Cárdenas, Carlos Alberto Cataño y quien escribe estas líneas, pero sin que nos olvidemos que durante algunos meses estuvo Angello Arbeláez, quien, después, aterrizó en la oficina de prensa de la Junta de Deportes del Valle hasta lograr su jubilación.
El pánico se transmite
Más tarde, don Antonio Pardo García, en medio de las carreras cotidianas y de sus obligaciones como ejecutivo de Todelar, nadie sabe de dónde sacó tiempo para organizar la transmisión de los Juegos Olímpicos en Múnich, Alemania Federal, que serían del 26 de agosto al 11 de septiembre de 1972.
─ A pesar del primer lugar en sintonía que tuvimos durante los VI Juegos Panamericanos, no nos quedamos dormidos y emprendimos la planificación de ese reto en el que participarían 7.314 atletas de 121 países. Y mientras iba organizando los diferentes detalles del próximo reto radial, en todo momento recordaba aquel consejo de las bombillas ─ nos dijo ─, porque así era don Bernardo Tobón y le envié una nota diciéndole el número de personas que necesitaba en Alemania.
Tiempo después, Jairo Tobón, hermano de don Bernardo, exhaló un suspiro y contó, en la sala de grabación, cuando trabajaba en Caracol:
─ Bernardo cuando recibió aquella nota de don Antonio, casi se desmaya. Se rascaba la cabeza y decía, “este hombre está loco. Por favor, díganle, que se presente a mi oficina”.
─ Esto es una locura, casi me desmayo. ¿Lo que escribió es serio? ─ escuchó Antonio Pardo García en el instante que ingresó a la oficina de don Bernardo ─ Nunca había visto nada igual, ni siquiera en sueños. ¿Llevar 20 personas a los Juegos Olímpicos en Alemania y contratar dos satélites?
─ Me lo imagino ─ suspiró el periodista y examinó a su interlocutor de soslayo. Entonces, le respondió: ─ Bueno, vea usted a quien manda.
No volvieron a hablar aquel día. La propuesta era intimidatoria en aquellos años porque tenía algo de magia que estaba acompañado, además, de un costo millonario. El personaje de esta historia se sintió, tiempo después, en un mundo ajeno y feliz donde todo estaba resuelto de antemano. Su proyecto había sido aprobado.
Tan pronto como llegó la comitiva de Todelar a Múnich, integrada por ocho personas, hablaban del Muro de Berlín que dividía a Alemania en Oriental y en Occidental. A la primera se le conocía como República Democrática Alemana debido a la Guerra Fría que se vivía en aquel entonces.
─ En ese certamen tuvimos todas las primicias en los escenarios de las competencias en las que, Colombia ganó la primera medalla a través del tiro deportivo. Helmut Bellingrodt, en la modalidad de rifle de tres posiciones, obtuvo plata (fue el 1 de septiembre) mientras que los boxeadores Clemente Rojas y Alfonso Pérez (el 7 de septiembre) consiguieron bronce. Y Todelar, ‘lo moderno en radio’, estaba ahí ─ recordó Antonio Pardo García.
Sin embargo, para el director de aquella transmisión radial no era fácil controlar a sus periodistas en las horas de la noche. Especialmente a Jaime Ortiz Alvear y Édgar Perea, quienes abandonaban el hotel en el que estaban alojados y se iban de parranda a tomar cerveza alemana “para rendirle culto al ‘chupe’…”, como ya decía, en aquella época, en una clara demostración de rebeldía. Él llegaría, con el tiempo, a Caracol y utilizaría la muletilla “Ortiz para la salsa; para la salsa, Ortiz”.
Y como siempre, en ese tipo de transmisiones, Antonio Pardo García dormía poco. Entonces, un ‘pajarito’ le comunicó, a las 4:50 de la mañana, que había, desde hacía 10 minutos, una situación anormal en la Villa Olímpica en el edificio en el que se encontraban alojados los atletas israelíes.
─ Era un martes. A las 5 de la mañana, del 5 de septiembre, debido a que teníamos el primer estudio de radio que se había instalado en el exterior con motivo de los Juegos Olímpicos, a esa hora ya estaba al frente de la consola el caleño Luis Carlos Escobar, él prendió los equipos y Pastor Londoño Pasos informó para Colombia y para el mundo de oyentes, el inicio de aquel ataque de un comando de ocho palestinos pertenecientes al grupo Septiembre Negro ─ dijo el personaje de esta historia por ser ‘viajero del tiempo’ a través de los hechos y las noticias.
Y desde ese momento, la situación se volvió cada vez más confusa y los enviados de Todelar se convirtieron en los testigos directos de la acción de los terroristas en contra de los rehenes durante un día con lo que se produjo un mundo de noticias para Colombia que escuchaba y creía por ser un mundo de oyentes con lo que al final, el saldo de aquella jornada de 16 horas de pánico fue de 17 muertos, 11 atletas, 5 terroristas y 1 policía.
─ Una de las cosas que recuerdo es que todos disfrutábamos del trabajo. Había que ver a Luis Carlos Escobar, a Joaquín Marino López, a Pastor Londoño Pasos, a Javier Giraldo Neira, a Édgar Perea, a Jorge Eliecer Campuzano y a Jaime Ortiz Alvear. Podíamos estar varios días sin comer o sin dormir por estar informando con emoción por la responsabilidad que teníamos con los oyentes, así fuese algo trágico. Eso quedó demostrado durante el acto terrorista que sucedió en Múnich. Aquello fue como si todo se estuviera muriendo ─ nos dijo don Antonio Pardo García.
Y en el torrente de recuerdos, surgió lo del regreso de la delegación de periodistas a Bogotá. Bernardo Tobón de la Roche, quien rara vez daba muestras de efusividad, pero puyado por Jairo, su hermano, se apareció en el aeropuerto El Dorado con una orquesta y después los condecoró con la Medalla de Oro de Todelar en un reconocimiento al trabajo realizado. Entonces, desde ese momento se desbordaron los ríos de cerveza.
(Continuará.. El molusco insiste (V, fin).
Jorge Martínez
7 diciembre, 2024 at 7:19 am
EL SILENCIO DE UN ADELANTADO
Que historias tan bellas, eso era radio, ese era Todelar.
Jorge Martínez
Hincha de Tapita Stereo
Medellin