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“El Viejo Kin”: un árbitro auténtico
- Actualizado: 14 agosto, 2015
*Cuando hablamos del “Viejo Kin”, no nos estamos refiriendo al último líder espiritual de la historia, mitología y cosmología de los lacandones mayas, aquel que logró mantener unida las costumbres de su tierra en la frontera de México con Guatemala y quien cuidaba la selva donde nació, denunciando la tala y robo de árboles, argumentando que “cuando se acaban los árboles nosotros vamos a acabar también”… este falleció de 96 años en 1996.
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En esta ocasión nos referimos a Joaquín Emilio Correa Correa de 93 años, conocido como “el Viejo Kin”, quien dedicó más de media vida al arbitraje, no solo en el fútbol aficionado sino también con los profesionales: fue juez de línea durante 26 años en la Dimayor y cinco décadas como árbitro de los juegos oficiales de la Liga Antioqueña.
Nació en Niquitao con San Juan y él mismo se considera como “el árbitro más ladrón del mundo”, porque se robaba los corazones y las miradas de los aficionados por su forma de dirigir. Hoy con gran vanidad “chicanea” con su buen estado de salud. Su remoquete se lo debe a su señora madre quien abreviaba su nombre y para diferenciarlo de su esposo que igual se llamaba Joaquín, lo llamó siempre “Kin”.
En 1940 jugó en los torneos organizados por la Liga Antioqueña de Fútbol, fue siempre delantero goleador y en 1950 en el torneo de Coltejer que agrupaba las diferentes empresas de Medellín hizo 50 goles y se ganó a parte del Botín de Oro, 50 pesos que le regaló el señor Carlos J. Echavarría que era el empresario e industrial antioqueño más próspero de la época; cuenta que con ese dinero se fue para el sector de Lovaina a tomar aguardiente, el trago valía 2 centavos, la fiesta fue para largo.
Como futbolista fue subcampeón 5 veces de 1947 a 1951 con el equipo de Coltejer, su técnico era Rafael Serna (tío del papá de Mauricio “Chicho” Serna), cuando dejó el fútbol activo se dedicó a bailar tango en el sector de Lovaina con las “vagabundas”, como él las llamaba, y tuvo como profesor a “Albertina” uno de los homosexuales del sector.
Siempre soñó con ir a bailar a la Argentina pero nunca fue posible, su madre no se lo permitió por su juventud. Volvió luego de un tiempo al fútbol pero como Director Técnico, se fue a dirigir en Cervecería Unión la Primera categoría durante 2 años, allí dirigió entre otros a Leonel Montoya, Benjamín Pérez, Jesús Medina y Julio Barreneche; participaban 18 equipos y siempre ocupó el octavo lugar y de allí, cuenta él, lo echaron por malo.
Cuando el “Viejo Kin” notó que estaba en el lugar equivocado, triste y aburrido dijo: “voy a vestirme de negro” y se vistió de negro, se preparó en el Colegio de Árbitros de Arturo Alarca y comenzó a dirigir fútbol aficionado y siendo juez de línea en el fútbol profesional le dio un gol a Nacional ante el Cúcuta en claro fuera de lugar porque le ayudaba a los cuadros antioqueños, reconociendo que es hincha del Medellín.
El día de su despedida fue el central del juego final entre Vicuña y Tejicondor de la Primera A de la Liga, ese día reunió a los 22 jugadores y les dijo a todos que le recordaran a la mamá de una vez “duro para que escuche todo el mundo” y no le volvieron a hablar en todo el juego. Acomodó el resultado para un 0-0 porque en ambos equipos tenía amigos y le entregó a otro juez para que terminará el juego; nunca expulsaba a sus amigos, mejor le pedía al técnico que los cambiara para no dejar al equipo en inferioridad numérica.
Don Joaquín siempre tuvo la fama de que hasta que no viera sangre no pitaba una pena máxima y cuenta que cuando vino a Colombia el mejor arbitro español Pedro Escartín le dijo: “con mucho respeto, pero mientras que yo dirija en Colombia nunca voy a pitar un penal, porque yo fui centro delantero y a mí nunca me pitaron uno”. En 50 años como árbitro dice que pitó 6 penales y expulsó a 6 jugadores, nunca usó las tarjetas porque los pocos que expulsó se los decía “te vas”.
Recibió dineros para acomodar resultados, “pero poquito”, dice que lo supo hacer. El Viejo Kin se retiró del arbitraje en 1998 y nunca se pensionó porque dice que le jugaron sucio en las empresas que laboró.
Actualmente vive bien, cobra arrendamientos de su propiedad que un amigo le ayudó a construir: ese amigo fue Pablo Escobar Gaviria que le regaló hierro, arena, cemento y adobes para levantar una edificación en un terreno que don Joaquín ya tenía, le dio 100 millones de pesos después de dirigir un encuentro en el sector de Llanogrande entre los trabajadores de Pablo contra los trabajadores del “Mexicano” Rodríguez Gacha. El juego terminó 5-3 en favor de los de Pablo ante una numerosa asistencia de algo más de 200 colaboradores de estos personajes, terminado el cotejo Rodríguez Gacha le regaló al “Viejo Kin” 10 millones de pesos para que pagara la mano de obra de la construcción.
Don Joaquín Emilio se casó con la basquetbolista de Marinilla y seleccionada por Antioquia Genoveva Gallo quien falleció hace 12 años, tuvo 8 hijos de los cuales hoy permanecen 6 con vida.
Todavía frecuenta la Marte 1 los sábados, sigue disfrutando del fútbol aficionado, es crítico del arbitraje, dice que los árbitros deben ser correctos y piensa que el nivel mundial todavía es irregular. Fue uno de los pocos jueces de línea del mundo que dirigió con pantalones largos, el 18 de marzo de 1979 fue juez de línea del juego Nacional 2 – Cosmos de Nueva York 0 en el estadio Atanasio Girardot, en este juego el rey “Pelé” lo mandó llamar para entregarle “mil”… no dólares, mil saludos de “Garrincha” quien lo recordaba porque el viejo estuvo como línea por la misma banda cuando “Mané” mando a Héctor “Canocho” Echeverri a la pista atlética un par de veces con su endemoniada gambeta, eso fue el 24 de enero de 1963 en juego Medellín vs. Botafogo.
“El Viejo Kin” es todo un personaje, dice que recorrió todo el país y con la banderita nadie le ganó, nunca le pegaron ni lo hicieron correr, asevera que la Liga tiene 103 años porque según él, comenzó en la Estación Villa en 1912 y ve en el Doctor Mauricio Parodi el gran sucesor de Arturo Bustamante del que dice no hay otro.
El arbitraje le dejó un millón de amigos, con orgullo habla de los 75 años visitando la Marte, inclusive cuando era de sur a norte. Repite constantemente que vive mejor que un rico por la salud que tiene, recuerda constantemente sus voladas a Lovaina, Guayaquil y las Camelias, donde siempre tomó aguardiente y nunca pagó.
Este personaje de la vida real habla maravillas de Ómar Orestes Corbatta y del “Turrón” Álvarez como los mejores jugadores que vio en su vida, además, de Carlos Álvarez y Raúl Navarro Paviato como los mejores cancerberos que sus ojos degustaron. Así, lúcido y conversador es el “Viejo Kin”, dueño de mil anécdotas e historias que las cuenta como una cajita musical en su particular léxico que embelesa y encanta, ese es para unos “el árbitro más ladrón del mundo” que siempre robó corazones y para otros el mejor juez de línea colombiano y más honesto y auténtico de la historia.
Fuente: Comunicaciones
Liga Antioqueña de Fútbol
@AntioquiaLAF
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