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En el DIM, crónica de una eliminación anunciada.
- Updated: 18 noviembre, 2017
Por María Victoria Zapata B.
No debería tomarnos por sorpresa la eliminación del Deportivo Independiente Medellín, tras el 0-0 con el que concluyó el clásico Nº 296 que cerró la fase todos contra todos de la Liga Águila II de 2017.
Así el DIM hubiera llegado a la vigésima fecha con la posibilidad matemática y dependiera de sí mismo para el paso a los play-offs, no había sustento directivo, futbolístico, técnico ni anímico para tal aspiración. El empate ante Atlético Nacional, que selló la eliminación roja, no fue más que la ratificación de todos y cada uno de los errores que se cometieron y que llevaron al fracaso total en el 2017, es decir, en los seis torneos en los que intervino, a saber: Superliga, Ligas Águila I y II, Copa Águila, Copa Libertadores y Copa Sudamericana. Se perdió hasta el cupo a Libertadores que nos entregaba la reclasificación. Ni eso supimos preservar.
Yerros por toneladas.
De la dirigencia roja, que falló de manera flagrante tanto con sus inoportunas y lesivas decisiones como con las contrataciones, que acabaron de un tajo con un proceso que hasta hace pocos meses fue serio y auspicioso.
La insólita promoción del entrenador de las inferiores, Fabio Martínez, a la escuadra profesional y quien, por una fuerte y lógica presión de la hinchada, solo duró en el cargo 24 horas, marcó el derrumbamiento del DIM en todos sus frentes.
Después, la vinculación del técnico Juan José Peláez, cuestionada con dureza y sustentada con múltiples razones por algunos hinchas, entre quienes me incluyo, señaló el peor y más doloroso retroceso observado en El Equipo del Pueblo en los últimos años. Desde el debut en su tercera época con el DIM, en el partido de apertura del segundo torneo del año, ante Millonarios, se percibieron la pérdida de identidad, la indolencia, la escasez ofensiva y un fútbol paupérrimo que, fecha a fecha, destruyeron todos los cimientos deportivos del equipo hasta sumirlo en el más lamentable estado de incapacidad y displicencia visto en muchos años.
Si a ello le sumamos la transferencia en pleno campeonato de jugadores vitales en la columna vertebral del Medellín, como Andrés Mosquera y el capitán Christian Marrugo, no podemos menos que concluir que don Raul Giraldo y Eduardo Silva Meluk, cabezas visibles de la administración roja, dieron prueba irrefutable de todo aquello que NO debe hacer nunca un directivo del fútbol.
Y en el caso de nuevos jugadores, ¿alguno de ellos justificó su vinculación? ¿o la justificó la continuidad de Juan Fernando Quintero, precedida de un casi interminable novelón, y que permaneció más tiempo en el departamento médico que en la gramilla?
Ni en el clásico hubo ambición.
Es que salir a enfrentar un partido decisivo con un módulo que incluía tres volantes de recuperación (Didier, la Goma y Atuesta), ya era señal inequívoca de la carencia de aspiraciones del superpoblado cuerpo técnico rojo. Como también lo era la escasa sangre que se veía correr por las venas de los jugadores del DIM a medida que el reloj marcaba su inexorable paso. Que mal jugó hoy Independiente Medellín…!!! Ni siquiera por dignidad, hubo fútbol, ambición o corazón.
Se eliminó solo.
Y si de ser sinceros se trata, al DIM NO LO ELIMINÓ NACIONAL…!!! Al DIM lo eliminaron sus empates locales ante Millonarios (1-1) y Atlético Huila (1-1), sus derrotas en el Atanasio Girardot con Santa Fe (0-1), Rionegro-Águilas (1-2) y Atlético Junior ( 1-2), los mismo que sus reveses a domicilio ante Tigres (0-1), Deportivo Pasto (0-1), Deportes Tolima (1-2) y América de Cali ( 0-2).
Con un pobre rendimiento del 45%, un paupérrimo fútbol, las repetidas equivocaciones de unos técnicos que no dieron la medida y una dirigencia que no se cansó de cometer desatinos, el Deportivo Independiente Medellín se eliminó solo. No fue Nacional en la última fecha, tampoco Millonarios en la primera. Fue un DIM plagado de inconsistencias y absorbido por la apatía, el que se encargó de recorrer su propio camino hacia el precipicio, arrastrando consigo el programa bandera de la actual administración: El Todos en Uno.
Cuando se pierde la credibilidad…
No se recupera con la renovación del contrato a uno de los jugadores más resistidos por la afición roja por su enorme deuda con el fútbol y los goles (Juan Fernando Caicedo) ni con el velado anuncio de la posibilidad de promoción de los hermanos Rescalvo al equipo profesional.
Cuando la credibilidad decrece hasta un punto tan insospechado, se reclama reingeniería institucional en todos sus frentes. La designación de un cuerpo técnico capacitado y ambicioso, la exclusión de los corrosivos asesores que tanto daño le han hecho al DIM, la depuración de la nómina actual (de la que debe salir más de la mitad de titulares), la consecución de verdaderos refuerzos para el equipo y, ante todo, CLARIDAD de parte del mayor accionista, Raul Giraldo, y del presidente, Eduardo Silva Meluk. En este momento, y después de cumplirse nuestra sexta debacle del año, los hinchas exigimos transparencia en la información, transparencia en las decisiones y transparencia en las ejecutorias. El programa Todos en Uno y el exitoso proceso de la sociedad Equipo del Pueblo S.A. se hunden inexorablemente por la falta de ella y solo un viraje de 180º permitirán salvarlo en el 2018
En conclusión, la eliminación del DIM fue la crónica de una muerte anunciada partido a partido y disparate tras disparate. Nosotros, los hinchas rojos, estamos a la espera de la reconstrucción total del DIM cuya tarea debe iniciarse de inmediato. Nos fallaron directivos, técnicos y jugadores. Todo, absolutamente todo lo perdimos en este año y necesitamos reedificar también la ilusión.
Hoy la decepción es tan grande, que no deja espacio para el dolor.
(María Victoria Zapata B.)
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