Capsulas de Carreño

En el Murillo Nacional fue muralla.

Foto @dimayor.com.

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Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.

Mejor plan de sábado no se podía conseguir, ni importado. Misa de 12, mondongo de penitencia, siesta, final de Copa América femenina y Nacional contra Tolima.

 

Cumplidas las primeras tareas, nos entregamos en cuerpo y alma a nuestras chicas, que comenzaron hombro con hombro con las brasileñas, que exhiben 8 títulos logrados en este certamen. Un partido que tuvo todos los ingredientes para catalogarlo de infarto. Con goles de diferentes facturas, y hasta un autogol con moño incluido.

 

El empate a cuatro goles por bando obliga a los tiros desde el punto blanco. En ese electrocardiograma las hijas de San Pedro de Alcántara, Santo patrono de Brasil, nos superan por 5 a 4 y echan mano al noveno título.

 

Las nuestras estuvieron tres veces por encima en el marcador; y quedamos a medio tabaco para alzarnos con la copa, pero llega lo de siempre, la falta de convicción y el descuido táctico, que permiten el empate de Brasil en los guayos de Marta, la veterana de mil batallas, que obliga a los 30 minutos adicionales, en los que las verde amarella, hoy de azul, se van adelante con repetición de atenciones por parte de Marta, pero a dos minutos de finalizar los 120 reglamentarios , llega el empate mediante golazo de tiro de Leicy.  Amargura por no ver coronadas a nuestras jugadoras, que lo entregaron todo.

 

Terminado el partido nos pasamos de canal y entramos al partido de Tolima contra Nacional, muy avanzado en tiempo, que nos muestra en el recuadro un empate a cero goles, y dos rayitas rojas para Nacional, lo que quiere decir que juega con nueve. ¡Plop!

 

Obviamente ese comienzo de partido lo tuve que “pasteliar” porque selección Colombia mata partido de liga. Con sorpresa veo que Matheus fue expulsado casi al minuto 9, por intento de dejar sin tobillo a un jugador de la casa, y que al minuto 32 quien también ve la roja directa es Cándido por intento de decapitar con el codo a un contrario. Esto de las expulsiones en Nacional se volvió pandemia, que deberá curarse con unos ejercicios espirituales al mejor estilo cartujo.

 

En la alineación de Nacional entra Haydar por Tesillo, quien fue mandado al cuarto oscuro para pagar la reciente expulsión; Cándido hace su primera aparición. Los demás son los de siempre, o sea los mejores del salón. En el Tolima se destaca Juan Pablo “Tatay” Torres, cedido por Nacional.

 

Era de esperarse que con esa diferencia, el partido se torna un monólogo vinotinto, y se juega en los 52 metros del campo verdolaga. Nacional forma un 4 – 4 y los del bunde un 1 – 4 – 5. Ospina se mueve como renacuajo recién nacido, atajando aquí y allá.

 

El segundo tiempo no cambia. Nacional bien plantado y con orden, forma una muralla cartagenera. Tolima intenta por los costados, por el centro y de media distancia, pero no logra abrir el marcador. Gandolfi hace los cambios que considera necesarios; el último fue el debut de Marlos, quien entra por Marino. Aunque los nueve se erigen como héroes, Campuzano y Ospina, en mi sentir,  se distinguen por el valioso aporte.

 

No fue un partido de fútbol; fue una prueba de fuego en defensa para Nacional, que supo capotear con solvencia táctica, la avalancha de los pijaos, que a esta hora deben estar avergonzados con su fanaticada.

 

Un empate que deja una sensación con sabor a chicle de menta, más por la gesta que por el desarrollo del juego, pero que aumenta la preocupación por la racha de expulsiones. En lo deportivo, y como no se pudo ver el accionar del equipo completo, habrá que esperar hasta el próximo partido ante Alianza, para conocer los “adelantos” que nos presente el cuerpo técnico.

 

Al final, el plan del sábado valió la pena por la misa, el mondongo y la siesta. ¡Qué más se hace!

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