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En todas partes se cuecen habas. Por Saúl Restrepo, Bogotá
- Actualizado: 12 abril, 2018
Por Saúl Restrepo, Bogotá
*Es una lástima que una clasificación en un torneo élite, que es de los prestigiosos, quede mosqueada por una decisión escamada.
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El juez en el fútbol es el más injusto comparándolo con los demás deportes, los otros por dificultosos que sean, la bola pequeña, el contacto sutil o medir mentalmente el área de lo que es un strike o una bola, por mas embrollados que estos sean siempre van a buscar los justo, en fútbol no.
Me recuerda esto a la justicia colombiana, la falta se castiga no por la gravedad de la misma, sino por quien la comete.
Las leyes están, pero el juez las interpreta, y eso hace que el árbitro de fútbol sea más injusto que equitativo, se acomoda a su conveniencia y puede acogerse a esta figura y justificarse en que esto es una de las variables del juego.
Ayer para cualquier parroquiano es de suspicacia este penalti, hasta para una señora que conozco y que aún no ha podido entender, por mas que se le explique como funciona el fuera de lugar y para ella no fue y mucho antes que repitieran desde la cámara posterior a ras del campo, que era antepuesta a la posición del juez y que evidencia que no hubo nada.
Es una lástima que una clasificación en un torneo élite, que es de los prestigiosos, quede mosqueada por una decisión escamada.
Y otra cosa que se vio repelente, fue la celebración. Cuando es un logro en esfuerzo y tenacidad propia se puede festejar a rabiar en demostración de pasar el obstáculo y la conquista del reto, pero celebrar un regalo, camelar una victoria es una irrisión para con el contrario.
Que el árbitro lo pite y me de, pues es cuestión de él. Se respeta la decisión y se obedece la vaina, se cobra en una elección si se hace o no bien cobrado, se anota y en mesura y en calma, festeje. Eso solemniza y respeta al rival, lo honra y en sensatez lo enaltece.
Este Oliver puede estar en club de los petardos con Carvallo y Tom Henning.