Capsulas de Carreño

Estaba anunciada. Por María Victoria Zapata.

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Por Maria Victoria Zapata B.

*No fue una sorpresa la derrota del DIM  en Defensores del Chaco.  Tampoco su eliminación en Copa Sudamericana.
Y  no sorprendió  porque,  en el 0-2 ante Cerro Porteño, al DIM escasamente le alcanzaron el fútbol y la ambición para los 20 primeros minutos de juego,  en los que, como ya es habitual en él,  el  cuadro rojo  malogró dos clarísimas opciones de gol (de Caicedo y Hechalar).

Tampoco  nos  desconcertaron  el pésimo manejo del balón,  la carencia de argumentos tácticos y estratégicos,   el paupérrimo rendimiento  individual  y colectivo (el único rescatable anoche,  Andrés Felipe Mosquera), la incapacidad  para  contrarrestar la fuerte marca a Marrugo o para  revertir el marcador y  la adversidad, la falta de un adalid en la cancha y de un líder en el banco,  el toque insulso, lateralizado o hacia atrás  que se hizo más visible en el período complementario,  el ataque esporádico, centralizado y distante del arco contrario y  la total ausencia de sorpresa y serenidad en las incursiones al pórtico de Anthony Silva, entre otros.

Esta  eliminación  fue anunciada  con demasiada anticipación.  Fue anunciada  con las frustraciones que alimentaron en Liga  los desabridos empates   en el Atanasio Girardot con  Jaguares (1-1),  Tolima (1-1) y Nacional (2-2) y en el Alberto Grisales con Águilas (2-2) y   las  afrentosas derrotas ante Alianza Petrolera (1-3) y  el hoy descendido Fortaleza (1-2).

Pero también   se intuyó  con las deshonrosas  presentaciones a domicilio en la actual versión de Copa Sudamericana.  El bochornoso  0-2 ante Sportivo  Luqueño, el 15 de septiembre, y el  agobiante 1-3 en Recife, ante  el brasilero Santa  Cruz  dos semanas después.

Aunque en el  balompié  no hay nada escrito, era  del todo imposible esperar el milagro por parte de un DIM que  hace rato  perdió su memoria futbolística, su capacidad para embocar el balón en la red contraria y  su motivación.  Era una utopía pensar que con un juego que no trascendía el toque lateralizado y excesivo y el predecible ataque por el centro,  se podía llegar con  sorpresa  y generar peligro en zona rival. Era igualmente inverosímil  la expectativa de un triunfo por parte de  unos delanteros o volantes divorciados del arco y del gol.  Y, lo peor, era absurdo el sueño de Copa( en esta ocasión, la Sudamericana) con una nómina tan reducida, apocada    y reventada como la nuestra.

No obstante el poderío del paraguayo Cerro Porteño en su propio estadio, al  Deportivo Independiente Medellín no lo eliminaron   todos los intentos fallidos en el pórtico del exrojo Anthony Silva en el 0-0 de hace una semana en el estadio Atanasio Girardot,  así como tampoco  la injusta expulsión de  Juan Fernando Caicedo,  la infantil  acción de Juan David Valencia que propició la pena máxima  a favor del Ciclón del barrio obrero ni las dos anotaciones del certero atacante Cecilio Domínguez para  la tercera derrota copera  consecutiva en condición de visitante,  anoche, en Defensores del Chaco.

Al Deportivo Independiente Medellín lo eliminaron  todas sus estrecheces (deportivas y anímicas), todas sus limitaciones,  todas  sus amnesias,  todas sus carencias, que fueron demasiadas y,  fundamentalmente, todos los yerros cometidos tanto  desde la administración como en el banco.

Porque no se puede desconocer que  el exabrupto del miembro de la inepta  Comisión Técnica roja, Elkin Congote, con su absurda teoría “para que inscribir 30 jugadores si solo juegan 11”,   firmó la partida de defunción del proceso Leonel Álvarez en el DIM, como también la firmaron la  vinculación de un jugador lesionado (Carlos Ibargüen) y el reencauche de otro con un aporte nulo (Yorleys  Mena). Igualmente la falacia aquella de “el mejor refuerzo del DIM es la continuidad de su nómina”,  echó la suerte de una institución que  clamaba a gritos la contratación de  un goleador, un volante, un zaguero y un arquero, entre otros, necesidades que se desconocieron olímpicamente  a pesar de las tres obligaciones para el segundo semestre de este 2016: Liga y Copa Águila y Copa Sudamericana.

Pero también se truncaron los sueños con  el  desgaste de un cuerpo técnico que   se nubló por completo, perdió  liderazgo y motivación,  embolató sus argumentos táctico-estratégicos,  se contagió de los  típicos y censurables miedos  defensivo-visitantes, botó por el  vertedero  el coraje, los riesgos y la ambición,  hizo caso omiso de la rotación y del trabajo de sus mejores canteranos (Atuesta y Macías, ejemplos más claros) y a las limitaciones  en nómina les añadió sus inexplicables  confusión y  ofuscamiento.

En consecuencia, el Medellín perdió su rumbo y nunca  encontró  el faro para retomarlo. Por el contrario,  en cada jornada se observó un cuadro lento y sin chispa ni alegría, unos jugadores apáticos y sin alma, un onceno sin jerarquía  alguna, un banco sin recambio y un técnico sin luz.  La eliminación en Copa Águila fue el campanazo de alerta  y la  deplorable presentación  en Sudamericana fue el resultado de la imprevisión, la ceguera, la cobardía  y la incapacidad.

¿Qué pasará en caso de quedar también por fuera de Liga?  ¡Que Dios nos ampare y nos favorezca…!!!

Lo único que hoy queda claro en medio de esta  dolorosa debacle roja, es que  ya se cumplieron los ciclos de cuerpo técnico y  un buen número de jugadores, que la inoperante Comisión Técnica debe renunciar en su totalidad, que la dirigencia  debe dar un vuelco total a las expectativas y objetivos de Independiente Medellín y  que el  corrosivo  Elkin Congote  debe marcharse del DIM.

Hay que salvar el  emblemático Todos en Uno y hay que impedir que la historia de épocas oscuras y frustrantes  se repita.    Ustedes, señores directivos, tienen la palabra. Y en manos de ustedes, don Raul  Giraldo y doctor  Eduardo Silva Meluk, está la recuperación de nuestro amado DIM.  Los hinchas contamos con  ambos y esperamos decisiones de  fondo  e inmediatas.  ¡ Es hora de empezar  la reconstrucción del DIM…!!!
[María Victoria Zapata B.]

 

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