Capsulas de Carreño

Flamengo de América. Por Ramón Pinilla

Flamengo campeón de Copa Libertadores después de 38 años. Foto Alexandre Vidal / Flamengo.

Por Ramón Pinilla.
Columnista Cápsulas.


* Salud campeón, digno representante del balompié suramericano, un elenco que puede competirle a los ingleses por la supremacía mundial.

Flamengo de Rio de Janeiro volvió a ser campeón de América, 38 años después. Es uno de los cuadros que más se demoró en volverlo a hacer junto a Santos (48 años), Estudiantes (39 años) y Atlético Nacional (27 años). Y lo hizo con convicción, con fútbol frontal, con jugadores heroicos y con un técnico que se ganó el respeto de sus dirigidos. Su convincente método de dirigir apoyado en los conceptos del holandés Johan Cruyff, siempre le han dejado una buena sensación con sus jugadores y asomos de alto rendimiento en sus plantillas.

Los cariocas justificaron la inversión en jugadores extranjeros y acertaron en la repatriación de brasileros que estaban en el exterior. Volvieron las épocas de las caravanas que no se veían desde el maravilloso cuadro de Zico, Junior, Leandro, Nunes y Tita. Y para alegría de la que dicen es la mayor hinchada del planeta, Flamengo fue un equipo que estuvo herido 38 años y que ahora volvió a conseguir lo que salió a buscar. Zico tiene compañía en el olimpo del Mengao. Ha llegado para quedarse Gabriel Barbosa para decirle justo un 23 de noviembre que también podía hacer dos goles para coronar campeón al club brasilero.

Flamengo retornó a sus fuentes, hizo todo con espíritu totalmente amateur, sin ostentaciones inútiles pero con una permanente responsabilidad. Atrás quedaron las épocas de las hostilidades y, lo que vimos en Perú, y luego en su regreso a Brasil, es una feligresía agradecida rindiéndose al encanto de una escuadra que en un día celebró dos campeonatos, porque también con la derrota de Palmeiras ante Gremio, alzaron el Brasileirao, regresando a los tiempos en que la felicidad bañó el rostro de sus hinchas. Todo ello gracias a que supieron mirar para atrás y escarbaron en sus tiempos de gloria para encontrar la ayuda de su propia historia para obtener el crecimiento, fortalecer las raíces y reafirmar la identidad.

Flamengo se dedicó a proyectar para edificar. Soñaron que avanzaban con la fuerza de sus libros y lo hicieron dejando un ejemplo de fortaleza espiritual. Se apoyaron en el corazón de su inmensa fanaticada y no claudicaron en el compromiso de regresar a los primeros planos. Tejieron una estrategia fundada en la visión de sus dirigentes, la inserción de juveniles y la conservación de sus mejores talentos.  Entendieron que si vendían a sus mejores hombres luego se quejarían de que el equipo no rindiera y empujaron para el mismo lado. Hoy gritaron por segunda ocasión campeones de América y dejaron una señal de buenos manejos.

Para los dirigentes del fútbol suramericano quedó un mensaje alentador: ser capaces de crear anticuerpos contra la falta de inversión y de visión, es un ejemplo tonificante de un camino labrado por orfebres brasileros que cosecharon el logro más importante del balompié continental. Ofrecer en medio de la crisis, olfato y gestión, es un sendero plausible para una jugada que al Mengao le salió perfecta, con clasificación al Mundial de Clubes donde nuevamente le esperará Liverpool de Inglaterra (en 1981 el Fla ganó la Intercontinental 3-0 al cuadro inglés). Salud campeón, digno representante del balompié suramericano, un elenco que puede competirle a los ingleses por la supremacía mundial.

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