- A «raja tabla» Liga y Eliminatoria (Cápsulas)
- DIM 2 – Alianza 0: A seguir esperando.
- Cien Años de Fútbol
- ¡Nuestra ineficacia nos costó el partido!
- Revolucionando el fútbol: El impacto del Big Data en el deporte
- En el DIM. Las cuentas de Alejandro
- Con Bolivia por punta y punta (Cápsulas)
- Síntesis Medellín 2 – Alianza 0, Moreno y Leyser Chaverra
- Qué se escribió en El Deber de Bolivia
- El descargo de Jhon Córdoba, vía Espn
Fútbol de Nacional y el salario mínimo.
- Actualizado: 4 octubre, 2018
—
Por Jorge Iván Londoño Maya..
Los hinchas de Nacional pasamos de tener salario y privilegios de congresista a salario mínimo, sin subsidio de transporte y con derecho a inseguridad social.
Antes con el equipo y cuerpo técnico que teníamos vivíamos como reyes, no solamente de copas; éramos opulentos en futbol, en estrategia, en táctica, en asistencia, en venta de jugadores y en triunfos.
Hoy es todo lo contrario, nos vemos obligados a tasar lo poquito que tenemos de equipo para que nos alcance para el mes, por eso en cada partido nos podemos gastar un gol, una pizca de defensa, un manojito de pases buenos y un gol de tiro libre cada seis meses. Ni siquiera nos alcanza para echarle condimentos al juego, o para ponerle empeño y entrega y mucho menos para degustar la “punta”, así no sea de anca.
La Copa Libertadores, parte de nuestro patrimonio, la tuvimos que cambiar por la Copa Colombia, porque es la única que se ajusta a nuestro presupuesto actual. Confiemos que el escaso bastimento nos alcance para llegar a la final. Anoche, por ejemplo, contra Leones nos gastamos lo justo, sin excedernos aunque fuera en tres granitos de arroz.
En la otra copa andamos cogiditos de las manos con los otros hermanitos que también andan en penurias, a los cuales les hemos tenido que regalar punticos, porque eso sí….pobres, pero misericordiosos.
Ese salario mínimo nace de la pobreza futbolística y de actitud de jugadores como Yerson Candelo, Carlos Rivas y Gustavo Torres. De la displicencia de Castellani, Lucumi y Vladimir, del juego atropellado de Dayro y Duarte y de las locuras de Machado. Eso pues, sin tener en cuenta el “croché” que seguramente se teje en el camerino y la pasividad que muestra la parte directiva, que por lo visto trabaja en modo “bajo”.
Hoy nos tenemos que contentar con triunfos sufridos y cargados de taquicardia, con empates milagrosos y con derrotas impensables y a veces descabelladas.
De aquellas epopeyas del 2016 para ganarlo todo, pasamos a la desazón que nos produjo la eliminación de la Copa Libertadores de los pies de un desconocido Atlético Tucuman, que el pasado martes fue eliminado de ese torneo por Gremio, con un global de seis goles en contra y ninguno a favor. Así suene a pecado venial, muchos ahora dormimos más tranquilos.
Como buenos nuevos pobres, tenemos que sacar para jugar chance. Quien quita que al menos en eso la suerte (ojalá fuera la sensatez) esté de nuestro lado y con lo ganado podamos comprar dos kilos más de entrega, de actitud y de táctica.
Nadie pensaba que nos íbamos a ver en esta situación tan penosa, pero eso pasa hasta en las mejores Interbolsas.
2 comentarios