Capsulas de Carreño

Fútbol del DIM,  sin lugar a la ilusión.

Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas.
María Victoria Zapata, Dama Roja del comentario o simplemente Pola.

 

 

*Ya no nos podemos llamar a engaños. Con ese fútbol, con ese miedo y con ese conformismo, no vamos a llegar ningún lado.
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Aunque dolorosa, no sorprendió la nueva derrota del Deportivo Independiente Medellín anoche, en El Campin.   Ya conocemos el libreto, ya asumimos que el DIM es equipo de 45 minutos,  ya  sabemos que la valentía y el arrojo brillan por su ausencia en el equipo y ya tenemos claro que el conformismo  y el miedo  derrotan al equipo en los períodos complementarios. Sin que dejen de lastimar- porque lo hacen, y mucho- ya no desconciertan estos reveses de nuestro  amado y pésimamente dirigido DIM 2023.

 

Muy  complicada quedó la clasificación del DIM  a cuadrangulares, después de su derrota, 1-2, ante Millonarios. Y esta nueva caída  de Independiente Medellín en el campeonato es, lo hemos repetido hasta el cansancio,  fiel reflejo de  un fútbol carente de ideas, generación de juego, cohesión,  osadía, liderazgos dentro y fuera de la cancha, asimilación de ventajas parciales, fortaleza mental y comprensión del tiempo de  duración de los partidos, entre otros.

 

Porque en ese DIM de un solo tiempo y de un solo gol  y que además adolece de estado físico, no hay  asociación, no se  traduce en argumentos  atacantes la velocidad de sus extremos,  la  ambición es tanto o más escasa que los goles que marca, y, por lo general, los períodos complementarios  se constituyen en semblanza del fútbol amarrete, ultradefensivo y desprovisto de coraje y riesgos. Un fútbol que  finalmente lo lleva a retirarse del gramado con las manos vacías.

 

Más allá de los  yerros defensivos que propiciaron la remontada albiazul con  las anotaciones de Oscar Cortés al minuto 58 y de Jader Valencia al 88,  del mal arbitraje del colegiado chocoano  John Hinestroza  o del descarado piscinazo de Leonardo Castro que dio lugar a la segunda amarilla  para Andrés Cadavid y su correspondiente expulsión, el mayor menoscabo para el DIM  en el período complementario provino de su propia  incapacidad para manejar el balón, defender la  ventaja en el marcador  y  echar mano de planteamientos  y/o replanteamientos tácticos y  estratégicos que le permitieran hacerse con los tres puntos y la victoria.

 

 

Hoy, ese Medellín en el que ayer fallaron por igual zagueros,  volantes y atacantes,  en el que se improvisa como armador a un  extremo (Felipe Pardo), en el que  su único jugador de enganche ( Miguel Monsalve) sigue relegado a la suplencia,  en el que las sustituciones son extemporáneas,  se “respeta” de manera inexplicable y desmedida al rival,  los soportes futbolísticos y mentales son inexistentes, el  nivel   y estado físico de  gran parte de  sus jugadores es bajísimo  y  en el que su Director Técnico  continúa sin dar la talla, transcurridas  12 fechas  apenas suma 13 puntos,  solo cuenta con  un penoso 36.1% de rendimiento y su clasificación a cuadrangulares está   reducida a su mínima expresión.

 

Queda poco más por decir de esta película tantas veces vista en el DIM 2023,  hoy no  genera más que tristeza en incertidumbre.  El  fútbol del DIM  se acerca a otro fracaso y a nosotros, sus hinchas no nos queda más que soportar con estoicismo las ocho fechas  que restan de la fase clasificatoria del campeonato y  esperar que  en Copa Libertadores la participación  siquiera un poco de dignidad y decoro. Ya no nos podemos llamar a engaños. Con ese fútbol, con ese miedo y con ese conformismo, no vamos a llegar ningún lado y tampoco hay lugar  para la ilusión.
[María Victoria Zapata B.]

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