Capsulas de Carreño

¿Fútbol o corazón? El fútbol es puro corazón.. Por Michelle Arias, Lima

Por Michelle Arias, Lima

 

*Perú demostró que sí bien el fútbol requiere talento, lo que más se necesita es coraje, madurez, verraquera y corazón.

Soy amante declarada del fútbol; no hay nada que haga latir a mi corazón más rápido y más fuerte. El fútbol es ese deporte que despierta pasión, que mueve masas, que une naciones, que detiene el tráfico, que desocupa las calles, que genera discusión, debates inagotables y que nos hace gritar, llorar, alentar, sufrir y rezar desde las entrañas.

Por mi sangre corre Colombia, el país que por décadas ha apostado la vida a su Selección. El país que nunca pierde la fe en los muchachos, que hasta el final está alentando, que frente a cada nueva justa llega con la ilusión intacta y con la convicción de que “ésta vez sí”. Bueno, el viernes (28) tuve que repetir la historia de nuestras vidas… a Colombia se le quema el pan en la puerta del horno. Sufrimos siempre de una falta de amor propio, de compromiso; estamos eternamente rodeados de una prensa que, en vez de ser objetiva, siempre nos eleva el ego a niveles en donde no hemos subido un escalón y ya estamos cayendo en picada desde la nube.

Me decía ayer mi tía “sí no es con ésta Selección, no es con ninguna”, los Totaleros decían “Colombia es el mejor equipo del torneo, uno de los grandes candidatos”. Y yo, desde casa, veía a este equipo de Queiroz con jugadores nuevos, con el carácter suficiente para sentar a un Falcao, un equipo que no se guardaba sino que encaraba, que buscaba. Siempre vi a Davinson y a Mina como una defensa insegura y errática y a Medina inexperto, pero en líneas generales, me gustaba. Por supuesto los canales de televisión colombiana se mudaron completos a Brasil y todo giró en torno a cubrir la Copa América de la que Colombia, iba a ser campeona indiscutible.

Colombia nunca recibió goles y pasó la fase de grupos con 9 puntos de 9 posibles. “Ya somos los mejores, campeones seguros, lo más difícil va a ser enfrentar a Uruguay en semis, pero la final contra Brasil va a ser linda y si es contra Argentina, ya quedó demostrado que es posible”. El eterno problema de ésta Selección inmadura e inexperta; con un exceso de talento y una total carencia de corazón.

Hoy la página se pasó y tenía entre mis planes del día ver el partido de Perú contra Uruguay, más porque vivo en Perú hace 6 años, porque mis grandes amigos son peruanos y porque este país ya se ganó que me deje la garganta y el corazón alentando a la Blanquiroja, que porque tuviera en mi mente la más mínima esperanza; especialmente después la goleada que le había metido Brasil y de la derrota de la tricolor anoche. No les puedo mentir, pensé que no iba a ser más que un trámite en donde Uruguay, la inmensa Selección Uruguaya que a punta de la garra charrúa borra de un zapatazo lo sueños de casi que cualquier contrincante, iba a mandar a Perú en un charter a casa en el mismísimo primer tiempo.

Pero no señores. Igual que ayer, el VAR reavivaba la esperanza; el primer gol de Uruguay fue anulado en el minuto 28. Se acabó el primer tiempo y mi escepticismo se mantenía. Empezó el segundo y cuando el corazón se empezaba a emocionar, entraba un gol de Uruguay, que nuevamente era anulado por VAR en el minuto 60 ¿cómo era esto posible? Pues no sería la última esperanza que se le apagara a Uruguay, pues otro gol sería invalidado en el minuto 73. Una locura, mi celular se reventaba de mensajes; mi familia en Colombia no podían creer que Perú siguiera con vida, mientras que mis amigos peruanos perdían la vida apretando por este grupo de muchachos que se dejaban la vida en el campo. Hacían apuestas locas, me mandaban fotos tomándose la presión, nos mandábamos notas de voz dándonos ánimo y así llegó el pitazo final.

Nadie podía creerlo; ni los peruanos ni los colombianos que me escribían. Seguíamos con dudas, después del chasco de ayer con Colombia, sentíamos que los penales eran una lotería que nos iba a dejar al borde del infarto. Pero hagamos una pausa, porque antes de este momento, yo me preguntaba ¿cómo podía ésta Selección peruana que venía goleada 5-0 contra Brasil, haberle empatado a cero goles a la más grande del continente? Fácil de responder, creo yo, porque en este deporte a veces, lo más importante es meterle el corazón, dejarse sangre, sudor y lágrimas en la cancha; pararse con convicción y no dejarse comer de historia y de miedo; y muchísimo menos de egos.

Perú salió hoy más a limpiarse la humillación sufrida ante Brasil, que a dejar a Uruguay por fuera. Pero no sólo logró ese objetivo inicial sino que supo mantener el objetivo que se le presentaba en el momento, se permitió soñar a través de esos inesperados 90 minutos, se dio permiso para ilusionarse desde el suelo y no desde las nubes y tuvo la sangre helada para alcanzar muchísimo más desde una instancia que requiere más que talento, mucha claridad y serenidad.

Hoy, una vez más, queda demostrado que sí bien el fútbol requiere talento, lo que mas se necesita es coraje, madurez, verraquera y corazón. De nada sirve tener talento y creerse un crack, cuando al momento de afrontar momentos difíciles y a rivales fuertes nos dedicamos a manotear, a dejar que la mente se nuble y a permitir que el corazón deje de luchar.

Colombia tiene en su equipo un talento inimaginable, jugadores excepcionales y un potencial con el que jamás habíamos contado; pero Perú, que carece de mucho de lo anterior, demostró hoy en la cancha que cuando hay coraje, esfuerzo y corazón los sueños se pueden agarrar con las las dos manos y correr con las dos piernas a perseguir más, mucho más.

Compartir:

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *