Capsulas de Carreño

Impotencia y tristeza (María Victoria Zapata, Dama Roja del comentario)

 

DIM panoramica

 

 

Por María Victoria Zapata B.
MARIA-VICTORIA-ZAPATA

 

¡¡¡…  Como duele aun esa final  perdida con el Deportivo Cali…!!!

 

Y duele porque al Deportivo Independiente Medellín le faltó anoche lo que en juegos  anteriores (Tolima y Junior, por ejemplo) le permitió  enfrentar la adversidad y revertir resultados: coraje,  entrega, sentido de pertenencia, cerebro y, sobre todo, JERARQUÍA.

Duele porque el desempeño del equipo se resintió  de manera  notable  con   la ausencia, por  sanción,  de Cristian Marrugo  y, por lesión, de Juan Fernando Caicedo.  De entrada, el DIM había perdido sus ideas  en mitad de campo y su desequilibrio en ataque. Ni los sustitutos de Caicedo (Monsalvo) y de  Marrugo (B. Angulo), como tampoco los suplentes que ingresaron en el período complementario dieron la medida de las necesidades del equipo en ese momento puesto que el equipo lució siempre obnubilado y sin conexión entre medio campo y ataque.

Y duele,  porque en todo un semestre el DIM no pudo aprender a manejar, a dominar y a cuidar el balón.  Las malas entregas y  los “regalos” al rival fueron la constante en  el campeonato y ayer no fue la excepción.
Duele porque,  no obstante la  veteranía  de su nómina, Independiente Medellín fue inferior al reto e inferior a su contendor, el Deportivo Cali,  vencedor  con  sobrados méritos  en  la Liga Águila 2015 – 1. Y estuvo por debajo del hoy campeón porque además  le  faltaron  ideas y corazón.

Y duele   porque resulta incomprensible  que el Medellín   fallara nuevamente en el cobro de una pena  máxima, su tercer penal malogrado  en diez días Pero es que en   todo el torneo,  tampoco se observó labor  alguna  con  pelota quieta. Inconcebible…!!!  Pero más inconcebible  aun, es que la ejecución recayera en un jugador cuya capacidad para ese tipo de acciones  está  hoy reducida a la mínima expresión ¿Por qué razón cobró Vladimir Marín?

Duele por las lágrimas de Juan David Pérez al término del partido, que fueron, a su vez, las lágrimas de impotencia y amargura  de tantos hinchas que,  apostados en  las graderías del Atanasio Girardot, vimos romper otra ilusión y desvanecer otro sueño.

Duele por la miserable y ruin acción de algunas  pocas personas   disfrazadas de hinchas, que atentaron contra seguidores rojos y azucareros  tanto en la tribuna como a la salida del estadio, convirtieron   sus alrededores en  un campo de batalla, agredieron  cobardemente a  hombres, mujeres, ancianos, adultos, jóvenes y niños, hicieron vivir momentos de terror a la afición del DIM,  nos dejaron a la espera  de una inminente  sanción a la plaza y dejaron en entredicho  el futuro regreso de muchas familias Poderosas al Atanasio Girardot.

Y también duele la violencia desmedida de las autoridades encargadas de velar justamente por la preservación del orden, concretamente el Escuadrón Antidisturbios, ESMAD, que, lejos de brindar protección  a los aficionados rojos, agredieron con sevicia  y   sin medida  y    cometieron cualquier cantidad de   excesos  y atropellos   con  hinchas indefensos, especialmente ancianos y niños.
Y en medio de tan infinita tristeza, varias cosas quedan claras:

El Deportivo Cali es un digno campeón y un ejemplo a seguir en la promoción de sus jóvenes talentos.

Gran trabajo de Fernando “el pecoso” Castro con este juvenil equipo de la Sultana del Valle. Una generación de  futbolistas de los que supo optimizar su  capacidad de ataque, su orden defensivo y todas sus  fortalezas deportivas y anímicas.  Un técnico   que representa la lucha  y  un ser
humano sinónimo de tenacidad y esfuerzo.
Diego Armando Hérner, el capitán rojo y mejor jugador del DIM en los partidos decisivos del campeonato, incluyendo la final.  Es símbolo de entrega, sentido de pertenencia y pundonor.

La  excelente labor  de Leonel Álvarez,   un   motivador, un líder en instancias difíciles, complejas y definitivas para el DIM. Un técnico que  con muy poco hizo mucho con un  DIM lleno de vacíos tácticos y en nómina, como el que recibió.  Sabemos  que  el Medellín fue un cuadro descompensado durante todo el torneo y ayer lo ratificó  muy a pesar del esfuerzo del técnico Álvarez.  Con serias deficiencias y carencias  en su zaga y primera línea de volantes, el equipo perdió en el presente campeonato no solo la esencia de su fútbol sino  su identidad, su capacidad para la tenencia del balón, su orden   y sus módulos de juego. Los chispazos, el pundonor, el empuje de la hinchada y algunos excelentes segundos tiempos,  algunas variantes tácticas  en juegos cruciales, el don de mando del adiestrador rojo  y también  algunas  acciones individuales de relevancia, llevaron al equipo a la disputa del título. Ayer  no aparecieron el coraje en los jugadores ni las acciones individuales   notables.  Tampoco funcionaron las sustituciones ni los cambios en el esquema de juego. Ayer, por el contrario, afloraron los problemas de marca, la incapacidad  de los  volantes de contención, las insuficiencias defensivas, la carencia de dos buenos laterales y hasta la carencia de un eximio cobrador de tiros de penal.

Y sabemos,  además,  que pese a todas las limitaciones,  el técnico Leonel Álvarez  nos llevó lejos  y es a él a quien corresponde ahora la depuración de la nómina del DIM y la conformación de un onceno equilibrado, competitivo  y funcional. Deben salir varios jugadores, algunos de ellos  de los llamados refuerzos, que  poco o nada le aportaron al DIM  y otros que ya cumplieron su ciclo en el fútbol.  A ese tema  se hará referencia en el curso de la presente semana.  Y deben llegar otros más.

Por su  muy  cuestionable gestión  en el torneo que acaba de concluir,  el  DIM requiere  de una   Comisión Técnica  dinámica y conocedora, no ornamental, que asuma su rol de manera eficaz y que  cumpla  verdaderamente  su función a la hora de las contrataciones. Su gestión en el  primer campeonato del año en curso  tiene muchísimo de  yerro,  muy poco de acierto y un voluminoso saldo en rojo.

Pero  a despecho de lo que pudo haber sido y no fue y  a pesar del dolor y la impotencia, quedan picos  muy altos  en este campeonato recientemente terminado: la dirigencia del DIM, que encabeza el presidente Eduardo Silva Meluk.  La hinchada roja, Poderosa en su acompañamiento y  en la organización de espectáculos y salidas monumentales como la de anoche, extraordinaria, con un tifo que cubrió la totalidad de las tribunas. El  regreso de Leonel  Álvarez,  un hijo muy querido de la casa roja.  El gran trabajo del capitán Diego Hérner en la fase final del campeonato y el amor, incondicional, eterno que, hoy, no obstante la derrota  late más fuerte que nunca en  miles y miles de rojos corazones.

En la próxima semana, un balance pormenorizado y  expectativas para la Liga Águila ll.   La vida continúa, la ilusión se renueva y la pasión por el DIM permanece  intacta, no importa cuan duro haya sido el golpe…  y el  de anoche  lo fue y mucho….

 [María  Victoria Zapata B.]

 

 

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