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Impotencia y tristeza (María Victoria Zapata, Dama Roja del comentario)
- Updated: 8 junio, 2015
¡¡¡… Como duele aun esa final perdida con el Deportivo Cali…!!!
Y duele porque al Deportivo Independiente Medellín le faltó anoche lo que en juegos anteriores (Tolima y Junior, por ejemplo) le permitió enfrentar la adversidad y revertir resultados: coraje, entrega, sentido de pertenencia, cerebro y, sobre todo, JERARQUÍA.
Duele porque el desempeño del equipo se resintió de manera notable con la ausencia, por sanción, de Cristian Marrugo y, por lesión, de Juan Fernando Caicedo. De entrada, el DIM había perdido sus ideas en mitad de campo y su desequilibrio en ataque. Ni los sustitutos de Caicedo (Monsalvo) y de Marrugo (B. Angulo), como tampoco los suplentes que ingresaron en el período complementario dieron la medida de las necesidades del equipo en ese momento puesto que el equipo lució siempre obnubilado y sin conexión entre medio campo y ataque.
Y duele, porque en todo un semestre el DIM no pudo aprender a manejar, a dominar y a cuidar el balón. Las malas entregas y los “regalos” al rival fueron la constante en el campeonato y ayer no fue la excepción.
Duele porque, no obstante la veteranía de su nómina, Independiente Medellín fue inferior al reto e inferior a su contendor, el Deportivo Cali, vencedor con sobrados méritos en la Liga Águila 2015 – 1. Y estuvo por debajo del hoy campeón porque además le faltaron ideas y corazón.
Y duele porque resulta incomprensible que el Medellín fallara nuevamente en el cobro de una pena máxima, su tercer penal malogrado en diez días Pero es que en todo el torneo, tampoco se observó labor alguna con pelota quieta. Inconcebible…!!! Pero más inconcebible aun, es que la ejecución recayera en un jugador cuya capacidad para ese tipo de acciones está hoy reducida a la mínima expresión ¿Por qué razón cobró Vladimir Marín?
Duele por las lágrimas de Juan David Pérez al término del partido, que fueron, a su vez, las lágrimas de impotencia y amargura de tantos hinchas que, apostados en las graderías del Atanasio Girardot, vimos romper otra ilusión y desvanecer otro sueño.
Duele por la miserable y ruin acción de algunas pocas personas disfrazadas de hinchas, que atentaron contra seguidores rojos y azucareros tanto en la tribuna como a la salida del estadio, convirtieron sus alrededores en un campo de batalla, agredieron cobardemente a hombres, mujeres, ancianos, adultos, jóvenes y niños, hicieron vivir momentos de terror a la afición del DIM, nos dejaron a la espera de una inminente sanción a la plaza y dejaron en entredicho el futuro regreso de muchas familias Poderosas al Atanasio Girardot.
Y también duele la violencia desmedida de las autoridades encargadas de velar justamente por la preservación del orden, concretamente el Escuadrón Antidisturbios, ESMAD, que, lejos de brindar protección a los aficionados rojos, agredieron con sevicia y sin medida y cometieron cualquier cantidad de excesos y atropellos con hinchas indefensos, especialmente ancianos y niños.
Y en medio de tan infinita tristeza, varias cosas quedan claras:
El Deportivo Cali es un digno campeón y un ejemplo a seguir en la promoción de sus jóvenes talentos.
Gran trabajo de Fernando “el pecoso” Castro con este juvenil equipo de la Sultana del Valle. Una generación de futbolistas de los que supo optimizar su capacidad de ataque, su orden defensivo y todas sus fortalezas deportivas y anímicas. Un técnico que representa la lucha y un ser
humano sinónimo de tenacidad y esfuerzo.
Diego Armando Hérner, el capitán rojo y mejor jugador del DIM en los partidos decisivos del campeonato, incluyendo la final. Es símbolo de entrega, sentido de pertenencia y pundonor.
La excelente labor de Leonel Álvarez, un motivador, un líder en instancias difíciles, complejas y definitivas para el DIM. Un técnico que con muy poco hizo mucho con un DIM lleno de vacíos tácticos y en nómina, como el que recibió. Sabemos que el Medellín fue un cuadro descompensado durante todo el torneo y ayer lo ratificó muy a pesar del esfuerzo del técnico Álvarez. Con serias deficiencias y carencias en su zaga y primera línea de volantes, el equipo perdió en el presente campeonato no solo la esencia de su fútbol sino su identidad, su capacidad para la tenencia del balón, su orden y sus módulos de juego. Los chispazos, el pundonor, el empuje de la hinchada y algunos excelentes segundos tiempos, algunas variantes tácticas en juegos cruciales, el don de mando del adiestrador rojo y también algunas acciones individuales de relevancia, llevaron al equipo a la disputa del título. Ayer no aparecieron el coraje en los jugadores ni las acciones individuales notables. Tampoco funcionaron las sustituciones ni los cambios en el esquema de juego. Ayer, por el contrario, afloraron los problemas de marca, la incapacidad de los volantes de contención, las insuficiencias defensivas, la carencia de dos buenos laterales y hasta la carencia de un eximio cobrador de tiros de penal.
Y sabemos, además, que pese a todas las limitaciones, el técnico Leonel Álvarez nos llevó lejos y es a él a quien corresponde ahora la depuración de la nómina del DIM y la conformación de un onceno equilibrado, competitivo y funcional. Deben salir varios jugadores, algunos de ellos de los llamados refuerzos, que poco o nada le aportaron al DIM y otros que ya cumplieron su ciclo en el fútbol. A ese tema se hará referencia en el curso de la presente semana. Y deben llegar otros más.
Por su muy cuestionable gestión en el torneo que acaba de concluir, el DIM requiere de una Comisión Técnica dinámica y conocedora, no ornamental, que asuma su rol de manera eficaz y que cumpla verdaderamente su función a la hora de las contrataciones. Su gestión en el primer campeonato del año en curso tiene muchísimo de yerro, muy poco de acierto y un voluminoso saldo en rojo.
Pero a despecho de lo que pudo haber sido y no fue y a pesar del dolor y la impotencia, quedan picos muy altos en este campeonato recientemente terminado: la dirigencia del DIM, que encabeza el presidente Eduardo Silva Meluk. La hinchada roja, Poderosa en su acompañamiento y en la organización de espectáculos y salidas monumentales como la de anoche, extraordinaria, con un tifo que cubrió la totalidad de las tribunas. El regreso de Leonel Álvarez, un hijo muy querido de la casa roja. El gran trabajo del capitán Diego Hérner en la fase final del campeonato y el amor, incondicional, eterno que, hoy, no obstante la derrota late más fuerte que nunca en miles y miles de rojos corazones.
En la próxima semana, un balance pormenorizado y expectativas para la Liga Águila ll. La vida continúa, la ilusión se renueva y la pasión por el DIM permanece intacta, no importa cuan duro haya sido el golpe… y el de anoche lo fue y mucho….
[María Victoria Zapata B.]
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