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*El extremo de Fluminense ha tenido una explosión tardía y aún tiene varios sueños que cumplir. En este torneo marca la diferencia.
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Por Juan Lopesino.
Diario As.
Jhon Arias se ha consagrado en la fase de grupos del Mundial de Clubes como uno de los jugadores más brillantes a nivel técnico en la actualidad. Dejó un memorable gol de tiro libre frente a Ulsan y siempre ha ejercido como eje de la ofensiva de Fluminense. Aquél a quien todos buscan para darle el balón. Todos confían en su magia para generar y él siempre cumple con una jerarquía forjada a base de sacrificio y dificultades en el inicio de su carrera.
El extremo colombiano no debutó en el fútbol profesional hasta los 21 años, en 2018, cuando recibió la llamada del Club Llaneros, en la segunda división de su país. Una edad tardía pero que ejemplifica la falta de oportunidades para aquellos que han nacido en un lugar deprimido, olvidado y con problemas históricos que van desde la violencia de las guerrillas a la corrupción local.
Arias creció en Quibdó, ciudad ubicada en la región de Chocó, una de las más pobres de Colombia. Ahí, en campos de barro se enamoró del fútbol y sólo su empeño y constancia le han llevado hasta la élite mundial. “Una vez iba con mi hermano por una de las carreteras destapadas y nos fuimos a un hueco; nos pelamos las rodillas. Tengo esa cicatriz, cada que me la veo recuerdo los sacrificios que hacía para ir a entrenar”, revelaba Arias en una entrevista.
En el fútbol local pasó de Patriotas, América de Cali y Santa Fe sin llamar demasiado la atención e incluso fue criticado con dureza. Pero en 2021 llegó Fluminense para cambiarle la vida, al igual que Arias ha terminado por cambiar la historia del club carioca. Juntos alcanzaron la gloria de la Copa Libertadores 2023, ahora disfrutan del Mundial de Clubes y el futbolista se ha convertido en un pilar indispensable para su selección.
(Fuente: Diario AS)




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