Capsulas de Carreño

«Juanfer es el 10 de la nostalgia». (La Nación).

*La decisión que debe tomar Juanfer Quintero en River para salir del póster y cuál debe ser su nuevo rol en el equipo.

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Por Ariel Ruya,
Diario La Nación.

Un mes. El 3 de julio, en el Palacio, Juan Fernando Quintero fue titular por última vez en River. Marcelo Gallardo dispuso su salida demasiado pronto: a los 32 minutos, luego de un zurdazo lejano y desviado, fue reemplazado por David Martínez. El equipo millonario tenía un intérprete menos, porque tres minutos antes había sido expulsado Jonatan Maidana y la premisa fue rearmar la defensa. El crack colombiano salió, meneando la cabeza y, antes de sentarse en el banco de suplentes (se intuía una molestia muscular), recibió una palmada del entrenador, que se levantó especialmente para contenerlo. River perdió 3 a 2 ante Huracán.

Quintero, en acción: en 2022, su magia parece recortada. Foto tomada del diario La Nación de Argentina.

De ayer a hoy, el currículum no alcanza a un aprobado. Ni el nivel, ni la cantidad de minutos sobre el terreno. Juanfer Quintero es adorado: casi, casi, un ídolo en el Monumental. Algunas lesiones y la jerarquía escondida hacen el resto. El Mundo River trastabilla: no solo se trata de la inestabilidad del volante nacido en Medellín. En los siguientes partidos, fue suplente. Entró por Enzo Fernández y jugó 31 minutos en el polémico 0-0 con Vélez, que marcó la eliminación en la Copa Libertadores.

Ingresó por Paradela y actuó 29 minutos en la derrota 2-0 ante Godoy Cruz; no jugó contra Barracas Central (3-0), por la Copa Argentina; dispuso de 21 minutos, cuando reemplazó a Nicolás de la Cruz en el emotivo empate ante Vélez (2-2); no actuó ante Gimnasia en el 1-0; fue protagonista durante 13 minutos, al ingresar por Palavecino en el 3-0 sobre Aldosivi y actuó los últimos 30, en reemplazo del mismo volante, en la derrota por 2 a 1 contra Sarmiento, en Núñez.

Fue su mejor versión. Escurridizo, rápido y con reflejos, ofreció la asistencia en el tanto de Mammana. Tal vez ahora, cuando las luces son intermitentes en River, Quintero pueda ser una solución. Parece sin motivación, con la magia averiada. “No es tu motivación, si no tu disciplina la que te llevará a lo más alto”, suscribió, días atrás, en una red social. Santos preguntó por su clase. Enzo Francescoli, el manager, está sorprendido: “No sé, recién acaba de venir. No hemos tenido ningún pedido. No terminó este mercado, en cualquier momento me vienen a buscar a un jugador, no voy a pensar en Quintero en diciembre…”

Agosto de 2020. El autor del segundo gol de la final de la Copa Libertadores de 2018 en Madrid -entre otras obras – decide alejarse de River, agobiado por las sugerencias de Gallardo y excesivas suplencias. Viaja, casi, casi, al olvido: se incorpora a Shenzhen, de China en una operación que le deja al club de Núñez alrededor de 10 millones de dólares.

“La vida nos exige siempre, pero perdí muchas cosas que la gente no sabe y no me interesa decirlas… El mundo de River es fuerte, te lleva al extremo, pero así es la vida. Hoy vemos personas que amamos y se van, hay que vivir todos los días así. River trae una carga emocional, física y mental que es fuerte, y que a veces te satura. Eso a mí me pasó y ya está… Hay momentos en que tenés que pensar en tí y no quiero decir que River fue el problema: fueron muchas cosas y la vida te satura muchas veces y hay que poner en la balanza la tranquilidad de uno”, contaba, en una charla por TV, tres meses después.

Insistía Juanfer, que prefirió un profundo, enorme cambio de aire: “River te lleva al límite, perdí muchos familiares, amigos y seres queridos. Ya llevo 20 años en esto, he sacrificado mucho tiempo y no ha sido en vano: he tenido una carrera muy bonita. Pero creo que al final somos seres humanos, y el personaje y el fútbol se quedan en el campo. Cuando llegas a tu casa y lloras es porque somos seres humanos. Mucha gente no sabe lo que pasa detrás de un partido y de lo que sufrimos, y a algunos nos afecta más que a otros. Y a raíz de eso uno toma decisiones”.

A los 29, Quintero quería regresar a River. Es un exponente de una clase de jugador que existe cada vez menos. Al mismo tiempo, una trampa: su estirpe solía surgir en ocasiones especiales. Le faltaba continuidad. No hay que recordar antiguas frases del Muñeco para ponerlo sobre la mesa: “Lo que venía haciendo estaba muy bien, pero jugaba pocos minutos.

Este año (2019) le dije que quería que fuera el jugador que le diera funcionalidad al equipo. Ese rol protagónico. Que sintiera que íbamos a necesitar un compromiso mayor de él. Está para eso, para asumir un compromiso futbolístico, está cómodo con eso. Necesitábamos también que viera que tenía que comprometerse más, estar más cerca del arco rival. Estoy contento con su presente y que el equipo lo pueda acompañar bien”. Algo de todo aquello, vuelve a escena. El problema es que River precisa respuestas urgentes. Ahora mismo: si quiere pelear por el título doméstico.

Juan Fernando Quintero, en su laberinto; le sobra clase para adueñarse de la creatividad de River. Foto tomada del diario La Nación de Argentina.

Atormentado, más allá de su clase, estuvo en China. Cambió de aire, no jugó demasiado (21 partidos). Lo motivaba el Mundial: era el 10 de Colombia, que al final se quedó un par de escalones antes de la puerta de Qatar. El Monumental lo contiene: el afecto es para siempre. Sin embargo, la vida es hoy. ¿De quién se puede esperar una de salón cuando varios juegan con los ojos cerrados? La titularidad lo espera… depende de él.

Jorge Brito, el presidente, le tiene fe. La misma que le tienen todos en el Mundo River. “Sabíamos que Juanfer en el fútbol chino no iba a tener la exigencia que tiene el argentino y el mismo jugador nos contó sobre su experiencia. Tuvo mucho más tiempo de cuarentena y esperábamos de Juanfer un período de adaptación largo. Tiene una calidad única, seguimos confiando plenamente en él,”, cuenta.

Juanfer es el 10 de la nostalgia. ¿Quintero puede ser el 10 del futuro?
(Fuente: Diario La Nación)
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