Capsulas de Carreño

Jugando contra trece (Jorge Iván Londoño Maya)

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Por Jorge Iván Londoño Maya

 

 

* Esperemos que para el partido de vuelta los jugadores del Bolívar sientan la altura del aliento de la hinchada nacionalista.

 

Cuando se juega en La Paz, los equipos visitantes, en este caso Nacional, juegan contra trece. El jugador número doce es la altura y el trece el complicado manejo del balón, el cual toma velocidades de fórmula uno.

 

Nacional no dejó nada al azar para este crucial juego por la Copa Suramericana. Comenzó por el vuelo chárter desde el José María Córdova hasta Santa Cruz de La Sierra, y terminó con la llegada a La Paz a pocas horas del partido, casi que con el uniforme puesto.

 

Los partidos jugados en el estadio Hernando Siles, no son aptos para analizarse técnicamente, basta con recordar el marcador final y dos o tres jugadas que pudieron cambiarlo, como fueron las dos intervenciones de postín de Armani, siempre Armani, una despejando el balón con el pie y la atajada del penalti, que por falta de acompañamiento de los defensas se tradujo en el gol de Bolívar, y la opción de anotar de Berrio, terminando el partido, que hubiera sentenciado el triunfo verdolaga

 

Nacional donde juegue en esta copa, entrará a la cancha con el orgulloso rótulo de ser el campeón vigente de la Libertadores, lo que le duplica la obligación de hacer una presentación a la altura de ese título, y más en este caso, por hacerlo a 3.650 metros sobre el nivel del mar, no propio sino  chileno.

 

Y a fe que el equipo respondió no solamente a esa condición, sino a los antecedentes de su juego en el torneo anterior, obviamente con las limitaciones que determinan los factores externos ya comentados.

 

El profesor Rueda volvió a mostrar su enorme capacidad de análisis con los cambios efectuados, excepto el de Blanco, (con ese apellido debería ser más puro en su juego) quien lo primero que hizo fue mandarle manotazos al jugador rival  que se le escapaba, rematándolo con un contundente coscorrón, que le merecía tarjeta roja, pero que el árbitro se la cambió por un amarillo pollito. Recordemos que Blanco fue el autor de otra falta descalificadora contra José Angulo de Independiente del Valle, y que a la postre dio pie para el gol del empate de ellos.

 

Esperemos que para el partido de vuelta los jugadores del Bolívar sientan la altura del aliento de la hinchada nacionalista, y la velocidad del balón entrando a su propia red. Ahí si quedaremos mano a mano

 

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