Capsulas de Carreño

Junior, ese fútbol bacano… Por Hugo Illera Jiménez

Por Hugo Illera Jiménez, El Heraldo

*El Junior es el mejor equipo de la Liga. Su secreto ya no es secreto, es público. Lo es porque juega al fútbol.

Anoche se evidenció. La fortaleza del Junior es el grupo. Es la unión de las voluntades que desarrollan una idea táctica. Y un poco más allá el rendimiento físico y mental. Físico por la entrega generosa y mental porque no hay baches, ni desordenes en la construcción del juego. Los errores individuales son superados por las ganas de solucionarlo y por la solidaridad que es evidente. Que todos tiran para el mismo lado lo he escuchado cientos de veces. En el Junior es real. Luis Fernando Suárez tiene un camerino unido y centrado en conseguir los objetivos. Que el Junior es el mejor equipo del país en la actualidad es revalidado por cada partido que juega. Incluso el de Rionegro que jugó de manera deficiente y, aun así, no perdió. Es la jerarquía o las ganas. Lo uno o lo otro es evidente.

Anoche venció nuevamente al Tolima. Esta vez 2×1. El primer tiempo fue una muestra del fútbol simple, atento, y bien desarrollado. Sobre la condición futbolística de cada jugador hay un libreto a interpretar. Cada jugador, esta vez, sabe exactamente de sus fortalezas y de sus límites. Las individualidades juntas hacen un todo fuerte. Esa fortaleza y esa seguridad hacen que el Junior se monte en los partidos, tenga la posesión, y sobre esa posesión haga daño al contrario.

Aquí, sin embargo, creo que el primer tiempo de anoche debió terminar con una ventaja más holgada para Junior sobre el Tolima. La diferencia mínima no reflejó el dominio casi total del equipo barranquillero. Dominio con una alineación que armó Suárez pensando en lo que viene. Manejando los descansos y las recuperaciones. Jugar como se jugó y ganar como se ganó, peleando centímetro a centímetro y todos los balones, hasta los imposibles, con las ausencias de esta noche es admirable. Habla, no de las individualidades (que las hay de gran nivel), si no de la fortaleza. Junior es un equipo solidario.

Ese grupo solidario supo capear el mejor momento del Tolima cuando, para el segundo tiempo, Gamero hizo una doble modificación (Castro x Albornoz y Campaz x Gordillo). La salida de Gordillo era la declaración del DT samario de quemar las naves. Era todo o nada y eso se plasmó en los primeros quince minutos que le sirvió al Tolima para empatar el juego a través de Luis González.

Recordemos que, a pesar del dominio, Junior sólo terminó el primer tiempo 1×0 con gol de tiro penal de Luis Narváez (fortaleza mental, no se volvió a dilapidar esas oportunidades). El gol de “Cariaco” decretó el “game over”.

Sin embargo, y aceptando que algunos firmaban un empate, Suárez le contestó a Gamero con Díaz x Hinestroza y James x Matías e hizo sonar la trompeta de ataque. No había en la mente del técnico un empate. Como tampoco en el jugador del partido. Víctor Cantillo es un portento de jugador. Recupera, administra, juega pensando siempre en el arco del frente y poniendo esos pases como con plomada y nivel: justo donde quiere.

Cantillo debe ser el mejor pasador del fútbol colombiano hoy. Es un 10 disfrazado de 6 y también se viste de 8. Marca, recupera, genera fútbol y, de sus botines, salen esos pases que anteceden a los goles.

Anoche, con una habilitación maravillosa, insinuado por la diagonal izquierda-centro de Hinestroza, propició ponerlo mano a mano obligando al arquero Montero a cometerle falta en el área. Gol de Narváez en el mismo inicio del juego y después, cuando se avizoraba el empate, Cantillo le cambió el final a la película con un pase magistral, hacia adelante donde corría Ruiz, para el golazo del samario que volvió a inmolar al Tolima.

Ahí está el ejemplo. Una individualidad que piensa y hace y compañeros que entienden el juego. Cantillo fue la gran figura del partido. De un partido que debe tener con jaqueca a la hinchada tolimense.

El Junior es el mejor equipo de la Liga. Su secreto ya no es secreto, es público. Lo es porque juega al fútbol. Es que, insisto, a muchos técnicos se les olvidó que el fútbol es un juego. Y el Junior lo juega bacano…

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