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La criminalización del amaño de partidos
- Actualizado: 26 mayo, 2023

Organizaciones fuera de la ley, a través de apuestas ilícitas, enlodan el fútbol.
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POR WILLIAMS VIERA desde USA.
La corrupción en el fútbol no es una novedad y aunque aterrizó por estos días en Brasil y salpicó de paso al volante brasileño Max Alves, integrante del Colorado Rapids, franquicia de la MLS, es consecuencia de lo que es el mundo.
Si se hurga un poco la historia, un hombre llamado Jesús, lo dijo, ¡ufff!, hace mucho: “Mamón desea convencerlos de que en realidad deberíamos de amar el dinero y todo lo que nos ofrece. Nadie puede amar a dos amos”.
Y el deporte de multitudes no es la excepción. De acuerdo con la fiscalía del estado de Goiás, descubrió a través de una investigación que inició en noviembre de 2022 que “una organización ofrecía entre $10.000 y $20.000 dólares por ser amonestados o expulsados, causar cierto número de tiros de esquina, provocar faltas que conlleven a cobrar penales o garantizar ciertos resultados” sin pensar que el aficionado asiste a una gradería, dejando parte del fruto de su salario al comprar una boleta, por amor a los colores del equipo amado.
Los investigadores, en Brasil, descubrieron que un grupo de ocho futbolistas de cinco equipos del torneo Brasileirao se encuentran, provisionalmente, separados de sus clubes por sospechas de amaño de partidos durante el campeonato de 2022.
La Major Soccer League dijo que recibió la notificación de las autoridades de Goiás que, durante unas conversaciones de apostadores encontradas por fiscales brasileños y divulgadas por la radio, la televisión, los diarios y las revistas, se mencionaba a Max Alves, de 22 años de edad, quien había recibido $9.000 dólares para hacerse amonestar durante el encuentro entre LA Galaxy y Colorado Rapids, el 17 de septiembre de 2022, al minuto de su ingreso, 64’, y el árbitro de esa contienda, Joseph Dickereson, le mostró amarilla, a los 65’, por protestar una decisión arbitral.
En ese partido, Galaxy goleó, 4-1, a Colorado, con una asistencia de 20.325 personas en el ‘Dignity Health Sports Park’, en Carson, California.
Alves no ha sido acusado, hasta el momento, de ningún delito, pero en Goiás, ciudad brasileña, ya se encuentran imputadas 16 personas, entre jugadores y presuntos miembros de la red delictiva. Los investigadores aseguran que se manipularon 13 partidos.

El brasileño Max Alves implicado en un caso de apuestas ilegales.
ASÍ FUNCIONA
Las personas que han estado involucradas en la investigación de los ‘dolos’ en el fútbol profesional han encontrado que jugadores y apostadores realizan pactos delictivos en los que se reparten grandes sumas de dinero que superan varios miles de dólares.
Mientras la MLS adelanta las averiguaciones en el caso de Alves, se sabe que en ese tipo de tramas delictivas los apostadores buscan seducir y captar a deportistas profesionales con fines lucrativos sin controlar el desenfreno.
En el ambiente futbolero de Estados Unidos aún se recuerda el caso del volante colombiano Felipe Hernández, de 24 años, quien fue suspendido y sin paga, el viernes 8 de octubre de 2021, por el Sporting Kansas City y por la Major Soccer League, entidad que rige el fútbol profesional de la primera división en Estados Unidos.
La oficina de prensa de la MLS, en ese momento, dio a conocer que “Hernández fue declarado no elegible porque hizo dos apuestas en partidos de la MLS en los que no participó personalmente. La entidad tiene reglas que prohíben que los jugadores apuesten en cualquier juego de la liga”.
Una amiga de Hernández aseguró a los investigadores asignados por la MLS que “él realizó apuestas ilegales en Missouri que, en ese momento, no había lanzado apuestas deportivas legales”.
Después de la implicación del volante que nació en Ibagué y que se naturalizó estadounidense, tuvo el respaldo de las autoridades deportivas y fue remitido a una clínica para desintoxicarse “de la adicción al juego”.
Hernández era titular inamovible, pero después de regresar al equipo, se ha convertido en un jugador ‘fusible’ jugando 5’, 19’, 90’ 84’, 38’ o 120’.
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MIRANDO POR EL ESPEJO
La teoría sobre la razón del impacto masivo del fútbol tiene relación con el fútbol visto como negocio. Y es que en donde hay menos dinero, los árbitros, los jugadores, los entrenadores y los presidentes de los equipos son cada vez más vulnerables.
Los déficits financieros y la incertidumbre significan que es menos probable que a los jugadores se les pague a tiempo o en su totalidad. Y eso abrió la puerta de par en par a la corrupción en muchos países en donde por el frenesí del dinero han llevado a una industria floreciente como las apuestas deportivas en línea o en persona, al lado correcto de la ley, pero se ha olvidado en gran medida a un elemento importante: la criminalización integral del amaño de partidos.

A Paolo Rossi se le suspendió por un dolo ocasionado por el ‘Totonero’ en Italia. Después fue figura en el Mundial de Espana-1982.
La impunidad en la esfera de poder del fútbol se pensaba que campeaba. Sin embargo, el esquema ‘Calciopoli’ de Luciano Moggi, en el fútbol de Italia, terminó con ruidosas penalizaciones. Juventus de Turín, beneficiado con el esquema, perdió dos títulos conquistados entre 2004 y 2006 y fue castigado con el descenso administrativo a la serie ‘B’. Otros clubes beneficiados como Milán, Fiorentina y Lazio perdieron puntos en el campeonato y fueron multados.
En el 2012, otro esquema de manipulación descubierto en el fútbol italiano, se incluyeron amaño de partidos a cambio de dinero.
Pero previo a los escándalos anteriores, en 1980, en Italia estalló lo que se conoció como ‘Totonero’ y en él apareció sindicado Paolo Rossi, delantero del Perugia, como uno de los apostadores. Milán y Lazio fueron descendidos a la serie B y Rossi, a pesar de declararse inocente, fue suspendido durante dos años de la práctica del fútbol profesional.
“Fui víctima de una conjura”, siempre dijo Rossi, quien murió de cáncer de pulmón mientras trabajaba como comentarista televisivo en Sky Sport.
Rossi, debido a la terquedad del seleccionador italiano, Enzo Bearzot, se convirtió en la gran figura del Mundial de Espana-1982 y en su goleador con seis tantos. Se recuerda que debido a un hat-trick que convirtió ante Brasil, la mejor selección de ese certamen por estar integrada por Sócrates, Zico, Falcão y Eder, la eliminó con un 3-2 y luego, con un doblete ante Polonia, 2-0, la llevó a la final ante Alemania Federal con lo que la ‘Azzurra’ alcanzó el título al imponerse, 3-1, con uno de sus goles.
“Ese Mundial, en lo personal, fue mi propia redención”, dijo Rossi días antes de fallecer al hablar del escándalo en que se vio involucrado en 1980.
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LA VULNERABILIDAD
Los especialistas en este tipo de investigaciones han expresado que la enorme vulnerabilidad del ambiente futbolístico, con ramificaciones en todos los puntos del planeta, hacen que la entidad y las estructuras de la competencia sean suelo fértil para las acciones ilegales, un paraíso para corruptos y corruptores.
La reflexión anterior se produjo en el momento que se destapó el caso FIFA-Gate que fue el escándalo de sobornos millonarios y lavado de dinero en el gobierno del fútbol mundial y en el que, entre otros, se dio a conocer que se encontraba implicado Luis Bedoya Giraldo, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol y exmiembro del comité ejecutivo de la FIFA.

Luis Bedoya, ex directivo de la Federación Colombiana de Fútbol, comprometido en el caso FIFA-gate por recibir sobornos.
Los delincuentes, de acuerdo con el Grupo de Acción Financiera contra el lavado de Dinero (GAFI, sigla por su nombre en inglés) tienen la facilidad de hacer ‘su trabajo’ cuando se realiza el traspaso de futbolistas, en la promoción de eventos, en los contratos de toda especie que cuentan con la participación de agentes, empresarios intermediarios y dirigentes, no siempre reconocidos y que gravitan sobre las principales fuentes de financiación por lo que los zorros se cuelan en el gallinero.
La corrupción, de la que se habla o se escribe constantemente en la política, sigue aterrizando en el fútbol y ahora, de acuerdo con las investigaciones realizadas por las autoridades, hasta los futbolistas forjan resultados y poco les importa recibir penas de prisión al estar en la trama de organizaciones criminales que se nutren de las apuestas, de fabricar triunfos en partidos o torneos, de clasificar para un campeonato o de evitar un descenso.
El amaño de partidos se ha registrado en El Salvador, en Nicaragua, en Guatemala y en otros países. El panorama es complejo y la tensión, en este aspecto, tiene encendidas las alarmas en Estados Unidos, en México, en Argentina, en Panamá, en Colombia, en Perú y en Bolivia, entre otras naciones futboleras por excelencia.
Previamente se hablaba y se escribía de lo que sería, por ejemplo, un River Plate – Boca Juniors con sus figuras y de lo que podía ocurrir en el rectángulo de juego, pero en este tiempo el lenguaje cambió.
En TyC Sport, justo para el clásico rioplatense que se disputó el pasado 7 de mayo de 2023, el periodista de turno decía, “las principales casas de apuestas tienen sus pronósticos para el cruce en el Monumental en el que el Millonario se perfila como el gran candidato. Una victoria del Xeneize paga alrededor de 4.75 o 5.4 veces, algo que varía dependiendo en qué casa se mire. Esto quiere decir que, si alguien decide apostar $1.000 pesos al conjunto azul y oro, y ocurre el pronóstico esperado, podría percibir entre $4.750 o $5.400”.
Pero agregaba, además, con cierta emoción: “La victoria del equipo de Martin Demichelis (técnico de River) es la que menos paga…”. Entonces, el colombiano Miguel Borja, de penal, acabó con la ilusión de los apostadores que esperaban obtener más dinero.
Por eso, quizás, Diego Maradona, quien conocía la letra menuda en el interior del fútbol, se atrevió a decir, el día de su despedida de las canchas: “La pelota no se mancha” y desde ese instante, la histórica frase se convirtió en una filosofía para entender el fútbol.
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UNA HISTORIA CERCANA Y OSCURA
Sin duda que hay historias oscuras y el fútbol colombiano no ha sido la excepción. Nuestra tolerante sociedad sabía quiénes eran y de donde salían sus fortunas mientras en los programas deportivos se hablaba del anhelo y del rechazo, pero de manera indirecta.
La conspiración del silencio se extendía al igual que la sombra maligna se apoderaba de los diferentes estamentos. Entonces, los cementerios y los ríos se llenaban de gente que no tenía razón de estar muerta mientras los tentáculos de la corrupción y del pulpo criminal abrazaba la pasión que sentía la gente por sus equipos.
Se contrataban figuras de renombre a pesar de que, en sus balances financieros, según los libros de contabilidad, mostraban déficits con varios ceros a la derecha.
El azul y blanco, era uno de ellos. Sin embargo, en el palco de directivos, cada vez que jugaba, se realizaba una fiesta previa. Un grupo
de hombres armados ingresaba una nevera portátil y dentro de ella 12 botellas de whisky y un equipo de sonido del que salían rancheras para que ‘Don José Gonza’, como le decían sus más allegados, se sintiera feliz
de recibir a ‘Don Gil’ y ‘Don Mike’ en el denominado clásico futbolero entre azules y rojos.
Mientras se comentaba en la radio de cómo los técnicos iban a plantear
el juego y en los diarios se publicaba la reseña de la antesala del partido,
justo en ese sitio, llamado palco de directivos, si las paredes hablaran, dirían que los ‘Dones’ apostaban entre 50 y 100 millones de pesos por el triunfo, pero también había diferentes ítems: Quién haría el primer gol, en qué portería se cobraría un tiro de esquina o qué equipo recibiría la primera tarjeta amarilla. El pacto lo sellaban en medio de risas y de vasos de licor, como si fuesen niños, mientras que los ‘lavaperros’ de los patrones eran los testigos de honor. Cada bando juraba, con el crucifijo que cargaba cada hombre, que el patrón que perdiera cancelaría el dinero que apostaba, pero a la vez decían “que todo lo que sabían y se hacía en ese sitio y en otros lugares, era una mentira”.
Eran los tiempos en que nadie soñaba ni creía que existía un mundo oscuro en donde el terror paralizaba las conciencias e inmovilizaba la vida, de manera súbita, mientras se cantaba, en las tribunas de los estadios, “gooollllll”.