Capsulas de Carreño

La delicia masoquista por ser rojo.. Por Julio César Rodas Mejía

 

Por Julio César Rodas Mejía

 

* Nadie goza tanto, como gozamos nosotros. Vamos Medallo, la batalla está cruenta y difícil, por eso es la buena!!!!.

Con frecuencia escucho hinchas del América, de Santa Fe, de Cúcuta y a otros jactarse de que todo lo de ellos es difícil. Natural. Las cosas difíciles son las que generan más pasión, más apego. Por circunstancias familiares siempre oí decir a mi abuela y a mi madre que el hijo que más se quería era el “ calavera”.

Puede entonces ser un punto común. Pero la pasión roja es íntegra y pura. Seguir al DIM no es cuestión de amor por el fútbol, no señor. Trasciende de ese liviano concepto al sublime amor que va mucho más allá del disfrute por el buen juego o por la conquista alcanzada o por la trascendencia internacional. Ser hincha del DIM significa estar dispuesto al sacrificio y a la represión. A la humillación y a la tristeza. Al dolor por la derrota y a la insatisfacción por el resultado.

Por eso cuando se conquista, el gozo es inmenso e inconmensurable y eso paga todo. Hacemos ver la minoría como una portentosa mayoría. Hacemos crecer hasta el infinito el tamaño de las gradas del Atanasio, para hacerlo parecer un colosal tapete rojo y glorioso.

Si el resultado en Barranquilla hubiera sido benévolo, estaríamos esperanzados en una nueva estrella. Pasó lo que nuestro sino marca: Derrota apabullante y sorprendente porque DIM ha sido más que Junior y porque lo fue también en el primer tiempo. Otros, vecinos y lejanos, estarían ya desesperanzados y críticos. Nosotros no. Lo que ha habido es un fervoroso respaldo y un monumental apoyo gritado desde todas partes, sobre todo desde las gargantas de quienes han sido nuestros ídolos: Juanfer, Choronta, Jackson, Mao, Choto Cortés, Pelusa Pérez, etc, etc.

Y la ciudad está preñada de pasacalles, banderas rojas y azules, pintas y murales, como si el cielo estuviera cerca, cuando lo cerca es el infierno. Eso somos los hinchas rojos. Eso y es mucho.

Y si ganamos y si volteamos el resultado la felicidad será sin parangón. Nadie goza tanto, como gozamos nosotros. Vamos Medallo, la batalla está cruenta y difícil, por eso es la buena!!!!.

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