Capsulas de Carreño

La fiesta adentro…El caos afuera.

MANIZALES. Hansel Zapata (17) fue desequilibrante y peligroso en el primer cuarto de hora pero Once Caldas no concretó. Después del minuto 17 se diluyó el ataque local. Ganó Nacional 1×0. Y en los exteriores riñas entre hinchas. Foto @oncecaldasoficial.

Por Esteban Jaramillo Osorio.

En la cancha tensión,  emotividad, fiesta .Lindo  marco. Mas luchado el partido, por el Once Caldas, que jugado. A pesar de la derrota, mejoraron algunos estándares de  rendimiento con motivación, corazón, orden y ajustes tácticos, pero la propuesta volvió a marcar deficiencias por la desconfianza y las carencias técnicas. Lento, tantas veces, improductivo en la generación y sin claridad en la definición.

El juego no admitía burguesías porque los pronósticos hablaban de goleada. Era de overol puesto y así lo entendieron los jugadores blancos. Nacional dominó la pelota a criterio, pero no asustó, al punto de que el Once registró mayor presencia en ataque, especialmente en los 17 minutos iniciales de trámite.

En Nacional no hubo talentosos irresistibles, desequilibrantes. Pero brillaron Lucumí y Nieto, como ejes de un  equipo pausado, de toque irrelevante, que busca el saldo en el resultado y no en el desarrollo del juego. Permeable en la defensa, sin solidez al moverse sin la pelota,  carente de  mecanismos de ruptura como aquellos del pasado cuando reinaba sin discusión.

Dayro, el goleador, no cabalgó demoledor y cuando tuvo el arco al frente erró como aficionado a prueba. Fue tensa y no holgada la  victoria verde. Los espacios que regala en retaguardia con equipos rápidos que exploten las bandas, los hará sudar.

No era fácil para el local. Al frente estaba el líder, con billetera gruesa y declaración de intenciones diferente. Insaciable el verde quiere título. El Once lucha por los puntos para no hacer penoso el cierre, pensando en el descenso que asusta para la próxima campaña.

Justo es decir que en aquello de “meter y correr” el Once Caldas aprobó, pero sin gol es difícil hacer firmes los propósitos para sensibilizar el  corazón  adolorido y endurecido de los aficionados.

Y mientras en la cancha la pelota corría, con ruidosas barras en convivencia que no paraban de alentar, el exterior del estadio ardía. La ciudad, de fiesta el fin de semana, fue asaltada por grupos turbulentos de ambos bandos, que sembraron caos y terror. Irónico decir que mientras esto ocurría, con escaramuzas y agresiones, una pomposa rueda de prensa del Ministerio del Interior, acolitada por medios de comunicación, ponderaba las bondades del plan de paz en el fútbol.

A pesar de la asistencia reconocida, tres cuartos de estadio, fueron muchos los hinchas que prefirieron no asistir, al conocer las imágenes degradantes a través de redes sociales. Increíble, como pasan los tiempos. Hoy es más peligroso un juego de fútbol que un desenfrenado concierto de rock.
@estejaramillo

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