La ilusión Verde renace en casa de Doña Dita

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Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.

 

Debido a la preparación del Atanasio para un concierto, lo que siempre genera desconcierto en nuestros equipos, clientes fijos de ese escenario, Nacional se vio obligado a tocar puertas en otra ciudades para jugar su partido frente al Pasto, y en todas le respondieron con un palmo de narices. Por lo tanto, se vio obligado a buscar acomodo en el estadio empotrado en los otrora remansos de la matrona doña Dita, esposa de don Diego Echavarría Misas, hoy llamados Ditaires, ahí mismo en Itagüí, exclusivo municipio donde se le rinde honor a la pereza, en su tradicional celebración.

 

Muy poca asistencia, (4.730 personas) patrocinada  a lo mejor  por la lluvia previa, la complicada ubicación del estadio y el alto precio de la entrada, sin mojada $100.000 y con mojada $50.000. Otros, nos apoltronamos como si estuviéramos en plan de siesta. Cancha bien presentada pero que no garantizaba estabilidad, lo que originó lesiones en jugadores de ambos equipos, como Morelos, Ángulo y Sarmiento.

 

Cardona chupa banca y es reemplazado por Ceppelini. Con Román, que regresa de pagar una fecha en piyama, la plantilla es la titular.  Un primer tiempo con posesión de Nacional, pero sin ninguna exclamación de ¡bruto, se lo comió! Solamente un disparo de Guzmán y un cabezazo de Morelos que despeja Londoño (tenía que ser) de cabeza.

 

Para el inicio de la complementaria entra Cardona y sale Marino, que hizo jugaditas, pero no trascendió como en otros partidos. Corrían 3 minutos, Cardona cobra tiro de esquina, se producen varios toques, y es Ángulo el encargado de mandar el balón al fondo de la red, no sin antes hacer tas tas con el balón de reemplazo que ponen a un ladito de la portería. Gol que además sirvió para romper el hielo de un ataque acartonado.

 

Seis minutos después, en una sucesión de pases, Cardona le manda el balón a Sarmiento dentro del área, el balón cambia un poco de rumbo porque  lo intercepta un pie pastuso, le llega entonces a Morelos, quien elude al portero y anota el segundo.

 

Llega la calma, y con ella el conformismo, y Nacional baja la aceleración, y cambia el ataque penetrante por el juego del bobito, ritual muy acostumbrado en el verde, como para que se agoten los minutos.

 

Como no falta el bendito pero, al minuto 82 es Asprilla quien comete falta dentro del área, por lo que el central no duda en pitar el penal cobrado por Londoño y que por poco ataja Ospina, pero al final pudo más la fortaleza del cobro que la mano salvadora. El partido se pone de corbatín. Cobija para la porra, de la posición “en brazos de Morfeo” pasamos al sentado derechito y de la tranquilidad al desespero. Cinco minutos de adición, centros al área verde que son rechazados, hasta que por fin termina el partido.

 

En ese momento éramos primeros del grupo, pero solo por pocos minutos mientras comenzaba el partido en Bogotá, contienda que terminó con empate a un gol, marcador que, junto con el triunfo verde, nos deja solamente a un punto de los azules, y que nos pondrá en modo agüita aromática de pasiflora para la última fecha; en la que los hijos del Galeras serán determinantes para nuestras aspiraciones, si logran el triunfo o el empate frente a los embajadores,  y que Nacional le repita a los cardenales al menos el 20% de la primera dosis. ¡Quien quita!

 

“La ilusión es un abrazo a lo desconocido”. Rebecca Solnit.

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