Capsulas de Carreño

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE PACHO. Por Oscar Domínguez Giraldo.


Por Óscar Domínguez Giraldo

 

 

*Su fútbol se parece a su prosa. Con esta múltiple receta acabó con los triunfos morales.

Nacido hace 68 años, el 15 de febrero, cuando aparece en televisión o retratado en la prensa, a Francisco Maturana, el dentista desertor que vistió de frac el fútbol colombiano, se le ve frío como un whisky sobre las rocas. Pocón de sonrisas. Es su carné de identidad. La fórmula que acuñó para ver pasar creativamente la vida.

Por culpa del fútbol se volvió amnésico total a la hora de erradicar una caries dental, o de hacer un tratamiento de conductos. Sacrificó su profesión de odontólogo para pulir su condición de ideólogo del  balompié. Ponerle apellido a una era y a una concepción deportiva, ameritaba cambio de profesión, colgar la fresa.

Eso sí: conserva un tic de odontólogo: tiene el palito para hacerle abrir la boca de asombro a los amantes del fútbol que quedan anestesiados con su prosa fácil y convincente. O no convincente, para sus múltiples críticos. Que los tiene de alto vuelo. Es de los que se mide por la estatura de sus antagonistas.

A este José Gregorio Hernández del balón, sus devotos le oyen y le creen, o no le creen. Lo aman o lo detestan. No hay tutía, tratándose de un técnico.

Tiene más hoja de vida que una mujer fatal. No en vano se tutean con él Jorge Valdano, argentino enquistado en el Real Madrid (le regaló un libro con esta dedicatoria: “desde la sensibilidad que nos une”), el italiano Arrigo Sacci – o con el fallecido holandés Cruyff- sus pares en el oficio de dirigir la orquesta del fútbol.

A otros colegas de las grandes ligas del fútbol se los encuentra en la Comisión Técnicade la FIFA,  el conclave de sabios que analiza la evolución del arte de dar patadas. 

Parece que todo lo tuviera pensado. Le hacen falta preguntas para todas las respuestas que tiene. 

Y así como cualquiera de sus jugadores improvisa alguna audacia con pelota inquieta, Maturana – un hombre de pelo quieto para hacer quedar bien a su raza chocoana- asombra con gambetas mentales tan elocuentes que parecen pensadas y pulidas durante decenas de partidos de fútbol.

Sus conceptos se parecen a sus trajes. Se podría decir que el mismo que le corta los vestidos, le confecciona las metáforas.

Este intelectual puro del deporte se salió rápido del cuero. En un ya, le quedó chiquito su Chocó natal, en la costa pacífica colombiana; no le sirvió la ropa hecha en Medellín y terminó como una especie de Cristóbal Colón hecho en Macondo: descubriendo para los españoles el nuevo fútbol colombiano.

El asunto como técnico de los colchoneros del Atlético de Madrid y del Valladolid, en España, no funcionó. Pero lo llamaron Al Hylal, un equipo árabe con el que ganó una copa, de las selecciones de Ecuador, Costa Rica y Perú. Y otra vez lo reclamaron los zares balompédico de Colombia, país al que llevó a ganar la Copa América. También la ha clasificado para dos copas del mundo. La ha dirigido durante 103 partidos internacionales.

Sacó tiempo de su agenda para llevar al Atlético Nacional a ganar una Copa Libertadores.

 

Maturana ha perdido – y ganado- con varias selecciones suramericanas. Ha aprovechado sus reveses para enriquecerse. “Mañana volverá a salir el sol”, suele decir cuando la derrota le da con la puerta en sus narices. Bien podría ser suya este pensamiento de Valdano, que le escuché a su pupilo aventajado, Alexis García: “No es por chicaniar pero me llevo muy bien con el fracaso”.

Pacho, como le dicen los de su entorno, suele hacer  las veces de mamá, doctora corazón, siquiatra, asesor empresarial, Freud, proxeneta, médico, papá, director espiritual y corrector de estilo de los jugadores de la selección. ¡Todo por el mismo sueldo!

Otro mensaje que les han dado a los nuevos jugadores es: un futbolista es un artista  que merece vivir bien. Como Botero o García Márquez.

Tiene una ventaja su filosofía balompédica: se puede adaptar sin costo alguno a cualquier profesión. Cuando los gringos decidan meterle geopolítica al fútbol, Mr. Maturana será invitado a Harvard para hablar de este deporte.

El hijo de doña Hilda (q.e.p.d.), su colega técnica de fútbol y su personaje inolvidable a quien se la recordaban después de las derrotas,  el padre de Daniela, actual presidenta del Concejo de Medellín, y Daniel, tiene la dialéctica contundente del encantador de serpientes. 

Su fútbol se parece a su prosa: incluye una cierta dosis literario-filosófica, mezclada con sobredosis de pragmatismo que es ideología pero con goles bien hechos. Con esta múltiple receta acabó con los triunfos morales que consiste en jugar bonito y perder feo. Ya la selección no va solo a aprender.

Maturana nos cambió hasta de nostalgias: Adiós con ese remotísimo 4-4 frente a Rusia, en  Arica, en Chila. Ahora estamos viviendo del 5-0 ante Argentina. También este logro está agotado.

Si Dios guarda a la Reina de Inglaterra, debe mimar y darle tratamiento preferencial al dentista Maturana.

 

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