Capsulas de Carreño

La ironía también juega fútbol (Óscar Domínguez G.)

Oscar Dominguez, columnistaPor Óscar Domínguez G.

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*Cuando me llamó a pedirme ideas… le dije a Néstor: a Cuadrado hay que ordenarle por memorando que suelte el balón.
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Brasil y Venezuela juntaron “voluntades” y clasificaron a Colombia a los octavos de final de la jurásica Copa América. Esto significa que Colombia jugó con doce en el partido que no pudo resolver ante los incas: los once vestidos de corto, de carne y hueso, y un jugador insólito llamado “Ironía”.

Tiene indudable dosis  de ironía saber que los equipos que derrotamos y ante el que perdimos por el mismo resultado (1-0), nos dejaron en territorio chileno donde el viernes nos veremos los guayos ante Argentina. La confrontación se realizará un día después de que se cumplan 80 años de la muerte en Medellín de Carlitos Gardel, quien seguramente prefería los caballos al fútbol.

Hacia el final del partido que ganó Brasil 2-1 a Venezuela, el pabellón  de cardíacos de todos los hospitales se activó ante la perspectiva de un posible empate. Los pabellones se habrían inundado si los hermanos venecos empatan. Eso implicaba la eliminación de los súbditos del país consagrado al Corazón de Jesús.

El 2-1 fue seguido desde la tribuna de gorriones –me refiero a los que no pagan entrada- por un hombre que vale 100 millones de dólares, el astro Neymar, sancionado, en principio, por una eternidad de cuatro fechas. “Jugamos en equipo para alegrarlo”, sintetizó Thiago Silva, el autor del primer gol.

La verdad, Neymar da Silva Santos Junior, recuperó parte de su sonrisa de muchacho travieso. Y mal educado porque solo le faltó que les diera en la jeta a los utileros. Pero es joven, 23 años (Sao Paulo, febrero 5 de 1992), y tiene mucho que aprender. Es lo rico de los oficios: que siempre hay algo que aprender. El que se las sepa todas, o presuma, ya cerró la tienda de los asombros que hacen la vida más amable y creativa.

Los brasileños despejaron todas las dudas y no se prestaron para componendas en contra de los intereses colombianos. Jugaron a lo mero macho, y los que ganan, aunque dejando pelos en el alambrado. Gracias por los favores recibidos. De pronto nos volvamos a ver las caras.

Colombia y Perú liquidaron el partido con un lánguido empate. Y cuando los equipos empatan pierde el fútbol. Dicen en los potreros. Para Bobby Fischer, el genio del ajedrez, las tablas eran la muerte del juego. En eso se parecen fútbol y ajedrez.

Por lo pronto, la prensa internacional dice que Colombia es la que mejor celebra los goles. No ha habido mucho qué celebrar, solo una vez, pero a lo mejor los goles están esperando turno para la fase final.

El diario La Opinión, de Los Ángeles, se preguntaba este lunes:  ¿Será que suena de nuevo el “Ras tas tas” el próximo viernes en el Sausalito de Viña del Mar? ¿Será que suene ‘salsa choke’ y el baile de James, Cuadrado y Radamel opaquen al tanguito de Messi y compañía?

Esperar hasta el viernes será tan aburridor como una semana sin internet, pero bueno, por más deseos de repetir el 5-0 a los gauchos, habrá qué esperar. Además, el técnico Pékerman, tiene tiempo de convocar a los dioses del fútbol para que le den lo que le han negado sus jugadores: fútbol y goles.

Cuando me llamó a pedirme ideas… le dije a Néstor que tendrá que barajar y dar de nuevo: Si Falcao ya tiene puesto en otro equipo, que se quede calentando banca; a Cuadrado hay que ordenarle por memorando que suelte el balón; a James, que o juega bien o  le contamos a Florentino Pérez, su jefe en el real Madrid. Cardona debe ir al campo desde el vamos. Lo mismo Jackson.

Mejor dejar a Zúñiga haciendo crucigramas para que no caiga en la tentación de lucirse marcando a Messi como si fuera Neymar. Y no doy más ideas porque el cerebro lo tengo que utilizar en otros asuntos.

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