Capsulas de Carreño

La lista

Por Alexis García Vega

* Las expectativas han crecido a medida que nuestros jugadores se imponen en el extranjero.

Maduro y Guaidó, la crisis de Venezuela, los miles de inmigrantes que llegan a nuestro país, el regreso de Zidane al Real Madrid, La JEP para cerrar el acuerdo de paz con la guerrilla mas vieja del planeta: las Farc; las reformas tributarias que afectan los bolsillos de los colombianos, los abusos y acoso a las jugadoras de la selección femenina de fútbol. Esta y otra cantidad de noticias que para cualquier ciudadano serían impresionantes, son solo sucesos del quehacer diario de una cultura como la colombiana.

En un lugar que vive en un reality permanente, que parece sacado de una novela de ficción de nuestro premio Nobel de literatura, no hay un hecho que concite mas el interés general que la selección Colombia de mayores.

La llegada de Carlos Queiroz fue recibida con música, bombos y platillos. Casi como un prócer fue sacado por todos los medios. Aclaro que estoy de acuerdo con su contratación, como ya lo expresé, pero me refiero al escándalo que suscita el entrenador de nuestro equipo nacional.

Hemos llegado a un momento en el que nuestro representativo con sus actuaciones esconde bajo el tapete algunas de nuestra miserias sociales, que quedan ahí guardadas para cuando los resultados ameriten sacarlas a la luz.

La nómina para cualquier partido amistoso llena los titulares de todos los medios, aunque en un 90% ya todos supiéramos quienes serían los elegidos.

La Selección es un afrodisíaco que potencia el estado anímico de los ciudadanos, sobre todo cuando ganamos, así sea un partido con Islas Faroes.

Las expectativas han ido creciendo a medida que nuestros jugadores se imponen en el extranjero.

El nivel de reto ha aumentado para el equipo nacional. Ya es hora de dejar de pensar en papeles secundarios, se llegó el momento de pensar como los grandes. Nuestros jugadores en Europa y Sudamérica han sentido de cerca el perfume de los rivales, ya el sudor de las figuras se ha mezclado con los nuestros en un choque habitual; juntos han regado con su sangre terrenos antes inexplorados. Llegó la hora de convencerse de la capacidad para ganar, llegó el momento de cambiar las malas noticias por eventos que nos devuelvan la esperanza, pero también ya es hora de que cada cual juegue su propio partido.

Nuestros gobernantes, para el cargo que se hicieron elegir, sin escudarse en el paliativo que es la selección, cada cual con sus responsabilidades y cada ciudadano asumiendo la principal misión que les da la vida: el reto de mejorarse a sí mismos, de comprometerse a ser felices a pesar de James, Falcao y compañía. La responsabilidad no es de ellos, es suya; alinee sus sueños con sus hábitos, no siga buscando el éxito afuera o en otras personas.

Leí en una columna de un diario español: “ Los aficionados cuando un equipo esta en crisis, solo piden a los jugadores que le pongan huevos, lo que ha hecho que el gramo de testículo valga oro”. Yo propongo que cada uno en su vida personal ponga la fuerza testicular que les pide a otros para mejorar su propio futuro.

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