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La vida después del fútbol (Jorge Trasmonte, Olé)
- Actualizado: 23 julio, 2015
Por Jorge Trasmonte,
olé.com.ar
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*Que si salen mal, terminan con el crack manejando un taxi.
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Durante la recuperación de su reciente lesión, abrumado por el tiempo libre, Martín Cauteruccio tomó la propuesta de Futbolistas Agremiados, que facilita a sus afiliados (también a sus familiares) los cursos necesarios para rendir las materias que adeudan de su inconclusa educación secundaria. Camino a la obtención de su título (no el del torneo de fútbol; el que le rinda provecho para la vida), el goleador de San Lorenzo insta a sus colegas a terminar sus estudios, y no ampararse en la excusa de que el fútbol les consume todo el día: “Es vagancia”, se sincera.
Unos pocos futbolistas han compatibilizado sus carreras deportivas incluso con estudios universitarios o terciarios, como Juan Herbella o Facundo Sava; ninguno murió en el intento, hicieron buenas campañas en el fútbol y están mucho mejor preparados para el día después.
El futbolista promedio no parece tener conciencia de que un día la pelota deja de rodar para él, pero la vida sigue. Los cuerpos técnicos que antes se componían del entrenador y el PF ahora son a veces multitudinarios, con ayudantes, preparadores de arqueros, espías; antes había un DT de Inferiores para la 4ª, 5ª y 6ª y otro para las tres divisiones chicas, ahora cada división tiene uno.
Proliferan las escuelitas de fútbol y parece una obra humanitaria generar a los jugadores retirados puestos de trabajo relacionados con la que fue su actividad desde chicos. Como si nunca hubiesen tenido la inquietud de hacer otra cosa, y su destino fuera depender de sus ahorros. A veces sustanciosos, pero también susceptibles de ser captados por amigos del campeón que necesitan inversiones.
Que si salen mal, terminan con el crack manejando un taxi.