Capsulas de Carreño

Las variables tácticas de Carlo Ancelotti (Coaches’ Voice ES)

Carlo Ancelotti. Foto Jonathan Moscrop/Getty Images.

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CARLO ANCELOTTI

Real Madrid 2013-2015, 2021-Presente

El Perfil:

Como ocurrió en su primera etapa en el Real Madrid, Carlo Ancelotti tendrá que gestionar el relevo de un entrenador con una gran ascendencia en el equipo. En 2013 ocurrió después del paso de José Mourinho y ahora asume el cargo tras la salida de Zinedine Zidane, si cabe aún, un técnico con mucha más relevancia en el Real Madrid después de conquistar, entre otros títulos, tres Liga de Campeones consecutivas.

Desde su figura de entrenador calmado y exitoso, Ancelotti también tendrá que mantener el equilibrio entre la exigencia de ganar títulos, demandada siempre por el Real Madrid, y la renovación paulatina de la plantilla, ya sin jugadores tan capitales como Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos, respecto a su primera etapa. A sus 60 años, el técnico italiano afronta un nuevo gran reto en su carrera. “Hay una visión clara por parte del presidente y de la directiva de ganar títulos”, dijo Ancelotti en el momento de su salida del Everton. “Es algo que me atrae como entrenador”.

Estilo de juego:

Ancelotti se ha caracterizado en toda su carrera como entrenador con formar equipos con grandes prestaciones en torno al balón. Ha ido modificando su primer sistema con el que triunfó en el AC Milan, el 4-3-2-1 donde predominaba el juego interior y la libertad de los dos mediapuntas, para tener en origen el clásico 4-3-3 con los extremos abiertos o el 4-2-3-1 como recurso. Ancelotti no es un entrenador que base su juego en función al rival, sino que presenta una idea clara de que sus equipos lleven el peso del partido y sean dominantes con balón, aunque no elude la posibilidad de salir al contragolpe cuando es posible.

En esta última década en los banquillos, Ancelotti ha habitado las cinco grandes ligas -Italia con el Milan, Francia con el PSG, España con el Real Madrid, Italia con el Napoli y Alemania con el Bayern Múnich-, lo que aumentó su fama de conocedor de primer nivel del fútbol europeo.

En su etapa en Francia, en plena transformación y antes de que el PSG se convirtiera en un equipo con multitud de estrellas, Ancelotti comenzó la liturgia de conquistar títulos en el país galo.

La primera Liga del equipo parisino tras 19 años llegó con el entrenador italiano anclado en un 4-4-2 que le ofrecería muy buen redito. Un PSG que compaginaba un centro del campo muy físico, un juego exterior con poca presencia de extremos puros y una superestrella que brillaba con luz propia: Zlatan Ibrahimovic. Todo giraba en torno al delantero sueco, quien no dudaba en venir a recibir el balón muy lejos de la portería rival para armar la jugada y poner en valor a los futbolistas que le acompañaban: Jérémy Ménez, Ezequiel Lavezzi, Kevin Gameiro y Javier Pastore crecieron a la sombra de Ibrahimovic. Blaise Matuidi y Thiago Motta ocupaban todo el ancho del campo, y en la rotación entrada David Beckham que ofreció sus últimos pases milimétricos en Paris.

Una salida de balón sin estridencias, un juego más vertical que posicional y una efectividad en el área muy por encima de la Ligue 1 dieron forma a un PSG que pasó a dominar el fútbol francés.

Su esquema varió al llegar al Real Madrid, situando un futbolista más en el centro del campo y amoldándose al 4-3-3, aunque el estilo de juego permaneció casi inalterable. Las secuencias de pases eran más largas que en París, pero la esencia del juego vertical y predominio en las áreas seguían inalterables. Gareth Bale y Cristiano Ronaldo encabezaban las transiciones, Luka Modric y Xabi Alonso eran los encargados de armar las jugadas y lanzar el juego exterior. Ángel Di María (abajo), con Ancelotti al mando, se convirtió en un jugador hibrido. No solo conducía y alargaba la zancada cuando había robo de balón, sino que también tomó una posición más centrada le hizo administrar muy bien el juego en espacios reducidos y comandar el pase medio-largo.

En algunos momentos -como la eliminatoria de semifinales de la Champions League ante el Bayern Múnich de Pep Guardiola en la temporada 2013/14 o partidos ante el Barcelona- Ancelotti cambió el dibujo al 4-4-2 (abajo), con Bale posicionado como interior izquierdo en mediocampo para equilibrar el equipo y dar mayor libertad en ataque a Ronaldo. De esta manera el Real Madrid se formaba como un equipo más compacto y con la misma capacidad para la elaboración y la transición.

Ancelotti llegó al Bayern Múnich después de la era de Pep Guardiola, donde el técnico español, más allá de los títulos, había modificado la concepción de juego del equipo alemán. Así, la idea de Ancelotti pasó por variar al equipo lo menos posible para seguir alargando el brillo en el juego y darle un añadido en el único apartado donde se le podía pedir algo más a Guardiola en su paso por el conjunto bávaro: la Champions League.

El dibujo permaneció estático. Un 4-3-3 con los extremos Franck Ribéry y Arjen Robben muy abiertos a pierna cambiada. Habituados a trazar diagonales hacía dentro, los laterales incursionaban en campo contrario esperando el cambio de orientación para percutir por el espacio que liberaba el extremo. David Alaba por el costado izquierdo, Philipp Lahm por el derecho. Dos laterales con capacidades técnicas propias de centrocampistas, posición que han llegado a ocupar en ocasiones.

La inteligencia táctica de Alaba y Lahm hacía que los desdoblamientos no solo se produjesen por fuera sino también por dentro (abajo). El objetivo de dicho desdoblamiento podría ser el de recibir el balón en una posición cercana al área buscando un centro o una finalización, pero además ejercía otro tipo de arrastre cuando el equipo rival defendía en bloque bajo cerca de su área, obligando a un defensor rival a seguir esa carrera, situación que liberaba al poseedor de balón de tener a más de un contrincante a su lado.

Ribéry y Robben, con espacio para encarar e ir perfilándose para un posible centro o disparo, eran una amenaza constante.

El mediocentro puro por delante de la defensa permaneció inalterable con Xabi Alonso, escudado por dos interiores creativos para ser dueños del balón en todo momento: Thiago Alcántara y Joshua Kimmich. Si bien Alonso ejercía de dueño de la parte medular, tanto a la hora de defender como cuando el Bayern era presionado con mucha gente arriba, uno de los dos interiores perdía altura para crear superioridades o ayudar en el robo al donostiarra. El único jugador que alteraba el sistema era Thomas Müller, para pasar a un 4-2-3-1.

Los mecanismos en salida de balón seguían latentes respecto a la etapa de Guardiola. El portero Manuel Neuer como faro a la hora de iniciar el juego y Mats Hummels y Jérome Boateng dándole velocidad al juego hasta encontrar el momento de filtrar hasta conectar con los interiores.

Después de su paso por Alemania, Ancelotti volvió a su lugar de origen, Italia, esta vez para ponerse a los mandos del Napoli, un equipo en auge después de tres grandes temporadas con la buena dirección de Maurizio Sarri.

De nuevo llegaba Ancelotti a un equipo con unas asentadas pautas de juego posicional en su estilo. Y la idea del técnico pasaba por dotar al equipo de un ataque más vertical sin perder la esencia de la posesión de balón. La amplitud de los laterales, como sucedía en el Real Madrid y en el Bayern Múnich, fue la primera seña de identidad del equipo. El 4-3-3 obedecía a la libertad que daba a los dos extremos para alternar el juego por dentro o por fuera. Lorenzo Insigne y José Callejón, en izquierda y derecha, respectivamente, dominaban a la perfección el uno contra uno y las transiciones con espacios.

Mismo sistema, pero diferentes particularidades. Si Ribéry y Robben solían recibir cerca del pico del área rival, con un rival replegado por el dominio alemán y desde ahí armaban la jugada, Insigne y Callejón solían pasar más tiempo corriendo a los espacios que recibiendo al pie. Otro tipo de extremos. Más robo y verticalidad. Callejón a pierna natural buscaba la línea de fondo antes del centro. El juego exterior estaba explotado y tanto Dries Mertens o Arkadiusz Milik ejercían de referencias en ataque. El primero con más libertad de movimientos que el segundo, por sus cualidades futbolistas más que por impedimento del propio Carlo Ancelotti.

En salida de balón no arriesgo el Napoli de forma tan habitual como lo hacía cuando Sarri ocupaba el banquillo celeste. Sin Jorginho para dar continuidad en el pase -fue reclutado por el propio Sarri para su proyecto en el Chelsea- Ancelotti confió en Piotr Zielinski para llevar la manija junto a un joven Fabián que hacía de organizador y de llegador.

Su llegada al Everton supuso una evolución en el Ancelotti entrenador. Y es que por primera vez en mucho tiempo en su carrera enfocaba su juego dependiendo del rival y eso le lleva a modificar en múltiples ocasiones su sistema. La defensa con tres centrales, nunca antes utilizada con regularidad, pasó a ser otro recurso más en el manual del técnico italiano.

En una liga de transiciones como es la Premier League, el Everton eligió esta opción ante rivales superiores en el papel. El cambio de sistema también estuvo influido por el rendimiento irregular de James Rodríguez. Un futbolista que siempre estuvo a gran nivel con Ancelotti, pero que en Inglaterra no encontró el espacio que todo mediapunta necesita para poder explotar todos sus recursos.

Por estos dos condicionantes, el Everton de Ancelotti apostó a la velocidad al espacio de Richarlison y la presencia en el área de Dominic Calvert-Lewin para llevar a cabo su fútbol ofensivo. Sin Rodríguez a su mejor nivel, Ancelotti no dejo de poblar a su equipo con centrocampistas como Allan o André Gomes, mientras que la amplitud la ofrecían con Seámus Coleman por derecha y Lucas Digne por izquierda (arriba).

Fase defensiva y presión:

Al igual que cuando el equipo es poseedor del balón y está en fase ofensiva, Ancelotti sabe adaptarse a la perfección a las características de sus jugadores en la faceta defensiva.

El técnico italiano suele alternar entre una presión asfixiante en primera línea o un repliegue en bloque medio o bloque bajo. Si el rival ha sido capaz de superar esa primera presión o si Ancelotti considera que el rival tiene muchos recursos que su equipo para salir jugando -algo más marcado en su etapa en el Everton-, decide esperar unos metros más atrás.

A la hora de defender, el 4-4-2 es el sistema más utilizado. Una estructura donde los centrocampistas están más enfocados en bascular y cerrar líneas de pase que en buscar duelos para robar, esperando el fallo del rival o llevándolo hacía afuera donde poco peligro le pueden crear a un equipo bien armado por dentro.

Solo jugadores diferenciales en el arte de robar el balón le hacían modificar. Dos ejemplos podrían ser Di María en el Real Madrid y Xabi Alonso en el Bayern Múnich.

A la hora de saltar a presionar, Di María ejercía un papel fundamental en el Real Madrid. El argentino era el encargado de activar el momento adecuado para correr hacia delante. Un futbolista que destacaba a la hora de defender se multiplicaba en sus carreras para interceptar el balón. Su manera de activarse sin balón era tan necesaria para el equipo como sus galopadas buscando la portería rival.

La libertad de Di María para acosar al rival desdibujaba las dos líneas de cuatro que proponía formar Carlo, pero la capacidad de balones recuperados compensaba la posible desnaturalización del pressing.

Xabi Alonso, por su parte, ejercía como un auténtico maestro en la lectura defensiva de las jugadas. Cómo saltar, en que momento buscar la interceptación y cuando realizar un tackling elaboraban el manual de juego del centrocampista español. Es por ese motivo que, en multitud de ocasiones, el Bayern Múnich no perdía su estructura ya estuviese en fase ofensiva o defensiva.

El mediocentro era capaz de abarcar todo el ancho del campo y parecía impenetrable pese a haber espacio libre a sus costados (abajo). Si el físico le pasaba factura a Alonso, ya en el último tramo de su carrera, los espacios defensivos aparecían con asiduidad y es por ello que el recurso del 4-4-2 era muy habitual.

La forma de defender varió tanto en el Napoli como en el Everton. Equipos mucho menos dominadores que los anteriores en la carrera de Ancelotti y donde tuvo que modificar la distancia donde empezaba a presionar. Otro de los factores en la manera de defender el Napoli era acumular futbolistas en el centro del campo, con hasta cinco futbolistas cerrando

líneas de pase por dentro. Así, el dibujo pasó del 4-4-2 al 4-5-1, con las líneas juntas de defensas y centrocampistas y un delantero liberado.

En el Everton se vio sometido en numerosas ocasiones a ejercer bloque bajo. La incapacidad para tener posesiones largas y someter al rival obligaron al equipo a retroceder metros, con la línea de tres centrales junto con los dos carrileros en una compacta disposición de cinco jugadores en la zaga. La ayuda de los centrocampistas sobre la portería de Jordan Pickford acumulaban a muchos futbolistas por detrás del balón. Otro de los aspectos clave de la defensa en el Everton era la altura de sus tres centrales, grandes dominadores del juego aéreo. Yerry Mina el mejor exponente en esta faceta del equipo inglés.

Redacción: Héctor García

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