Competitividad. Puede que esta sea la palabra que mejor defina a Diego Pablo Simeone. Un entrenador que transmite mucha energía, tanto en los entrenamientos como en los partidos, con una idea principal en la gestión del grupo: el colectivo por encima de las individualidades.
Todo jugador del Atlético de Madrid debe interiorizar desde el primer día que “el esfuerzo no se negocia”, sino que se convierte en un hábito. Se compite “partido a partido”, porque un entrenador se mueve en un entorno muy cambiante y de constante incertidumbre.
Es lo que ha ocurrido esta temporada 2019/2020 en el cuadro rojiblanco, con una profunda renovación en la plantilla (hasta siete contrataciones) después de las salida de varios jugadores que protagonizaron las grandes hazañas del Atlético en los últimos años. Diego Godín, Juanfran, Filie Luís, Lucas Hernández o Antoinne Griezmann, entre otros.
Sumado a eso, Simeone entiende el fútbol como “un juego en el que no gana el que mejor juega, sino el que está más seguro de lo que hace. Si tienes muchos más jugadores seguros de lo que tienen que hacer, vas a ganar más partidos que si tienes muchos futbolistas que jueguen bien”. Así ha sido desde su llegada al club en diciembre de 2011.
Una hoja de ruta que le ha llevado a conquistar siete títulos, destacándose el triunfo en la Liga 2013/14 y las dos Europa League (2012 y 2018), además de la disputa de dos finales de Champions League (2014 y 2016). Esta temporada, y a la espera de saber si se reanuda la máxima competición europea de clubes, el Atlético ya está en los cuartos de final después de apear al Liverpool, vigente campeón, en los octavos de final.