Capsulas de Carreño

Lo que empezó con ilusión, terminó en desazón

Por Jorge Alberto Cadavid Marín

 

*Esta derrota enmudece, por no decir enluta el alma verde, distinto haber perdido con otro rival.

Todo estaba servido para una fiesta verde, en medio de un entorno de convencimiento y seguridad, tribunas llenas con la mejor expectativa, al frente el más enconado rival ante el cual la victoria vale el doble y la derrota toca las fibras más íntimas.

Nacional inició poniendo condiciones y de ahí la ilusión y la seguridad que generó en su hinchada, con fútbol bien hilvanado, buena velocidad generaba peligro, pero no era eficaz, desperdició y perdonó, el matiz de la ineficacia fue de la mano de la emoción de las llegadas, además en muchas facetas sus jugadores no tomaron buenas decisiones.

Dentro de la dinámica que muestra el local, Nacional se confunde cuando llega al área, recupera bien, presiona en cancha de los azules, pero no es claro en la entrega, otra muestra de ineficacia.

En una de esas, la combinación es efectiva y preciosista y culmina en gol de Rentería, nos sentimos muy superiores, pero muy pronto se pierden los hilos del juego y Millos recupera las riendas y tiene su premio en un primer gran error de la contención de Nacional y Ovelar se hace presente.

En la complementaria si se enreda la madeja, y los errores empiezan en Almiron, sus cambios no son acertados y los maximiza Cuesta , que viene en declive, le entrega a Ovelar, que muy eficaz concreta la ventaja.

La salida de Vladimir tan recién iniciada la etapa final, creo el caos, esperábamos a Aldo Leao como revulsivo, pero nunca apareció y el caos imperó.

No será el momento que Almirón debe ir consolidando una alineación, en donde se respeten las posiciones habituales de sus jugadores, lo más dramático el marcador izquierdo, en lugar de pensar en otro delantero, la necesidad obliga a ese marcador y evitar el sacrificio al que ya es sometido Braghieri.

Aunque en comentario anterior ya había sugerido que Macnelly era pasado y no presente, hoy entendí su valía en partidos tan decisivos, escuché que Mac ha jugado diez finales y no ha perdido ninguna, que tal hoy como solución para un segundo tiempo tan complicado.

Esta derrota enmudece, por no decir enluta el alma verde, distinto haber perdido con otro rival.

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