Capsulas de Carreño

Lo único verde fue el juego (Gustavo Alberto Ruiz)

gustavo ruiz rojasPor Gustavo Alberto Ruiz

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*Lo único que a uno le queda por decir, es que hay que apoyar este fútbol, y rechazar esta camiseta.
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Desde hace un tiempo, se han venido gestando algunas teorías críticas en torno al concepto de desarrollo.  Uno de los argumentos más recurrentes se basa en la idea de que es necesario preservar sabores y colores  locales, tradiciones y valores sentidos como importantes por encima de visiones meramente economicistas que privilegian el rendimiento por encima de la cultura.

El fútbol no ha escapado a la perversa lógica del capital  y ello se evidencia no solo en las exorbitantes contrataciones y en los manejos fraudulentos que se han destapado en estos días, sino en las estrategias de mercadeo que rodean a los equipos.  Uno de los ejemplos más dicientes tiene que ver con el diseño de los uniformes de los equipos.  Cada año hay cambios significativos en las camisetas con el fin de estimular el consumo de la hinchada que temporada a temporada renueva  su amor y esperanza a su equipo del alma.

Hasta allí todo muy bien, pero a uno lo deja estupefacto ciertas decisiones que los equipos toman al momento de elegir sus diseños cada año.  Unos colores completamente ajenos a la tradición del equipo, que desdibujan el reconocimiento del mismo. La cultura se basa en los símbolos, las ideas trabajan con símbolos y la adhesión gira en torno ellos.  Cambiarlos parece algo que escapa al sentido común.

¿Quiénes están detrás de los diseños de la indumentaria de Nacional en los últimos años?  ¿Quién ideó la camiseta que parecía una bolsa de mercado? ¿Quién la que parecía una sandía?  ¿Quién la azul nevera del partido del sábado?  Dirán estos expertos en mercadeo, que el diseño obedece a tendencias universales, que replantean un nuevo significado de la marca, dirán con su verborrea de marketing muchas cosas.  Pero lo único que uno imagina es a un grupo de gomelos que nunca han tocado un balón, elucubrando sus  grandes creaciones, sin atender al mínimo respeto por unos colores de un equipo al que por algo llamamos «el verde».

Había tantas alternativas. Revisar la tradición del equipo y recrear alguna prenda, el diseño de fondo oscuro con raya delgada del Corinthians, una camiseta tipo Polo blanca con verde o negra y verde, etc.   Pero lo que presentaron en Armenia fue horrendo.   Por un momento llegué a admirar el gran fútbol de Jaguares, pero caí en cuenta que ya el Huila se había enfrentado a este equipo en la fecha anterior.

Por fortuna el otro Nacional, el que se había extraviado, apareció con toda su solidez en el partido.  Gracias a Dios, el verde fue el fútbol, y alcanzó a  mostrarse por encima del azulito Barbie  y rosadito del uniforme de Farid Díaz.  Lo único que a uno le queda por decir, es que hay que apoyar este fútbol, y rechazar esta camiseta.  Que los hinchas no caigan en la trampa del consumo y se resistan a comprar este horrendo trapo. 

[GUSTAVO ALBERTO RUIZ]

 

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