Capsulas de Carreño

Medellín jugó su peor partido del torneo (Pablo Calle Jiménez, hincha)

Pablo Calle (DIM)Por Pablo Calle Jiménez

*El domingo ante Uniautónoma nuevamente estamos en la obligación de jugar bien y ganar. No hay excusas, no hay atenuantes, somos Medellín.

Quizás el partido que más he sufrido y que más rabias me ha sacado en lo que va del semestre. Nuevamente queda demostrado que el fútbol es un deporte impredecible y donde rara vez el marcador le hace justicia a lo que se ve en la cancha.

Y es que Medellín ayer jugó su peor partido en lo que va del torneo, o por lo menos uno de los peores. Es inexplicable que ante Chicó, que ocupa el puesto 17 en la tabla y viene de ser goleado 6-1 por el otro equipo de la ciudad, el DIM haya pasado tantas necesidades y al final se haya quedado con los 3 puntos gracias a ese golpe de suerte donde Cahais sin darse cuenta la metió con la cara a la salida de un tiro de esquina muy mal defendido por el local.

Imperdonable que el desahuciado equipo de Boyacá nos creara 5 opciones claras de gol durante el partido, y una vez más en centros de costado, que tanto nos han dolido y donde no parece que se trabajara en absoluto. Particularmente este partido vino precedido por un descanso de semana y media mientras el local tuvo que jugar 3 veces en una semana. Lo mínimo que se esperaba era que los jugadores llegaran con un nuevo aire y desde la parte táctica se trabajaran estos aspectos, pero ni lo uno ni lo otro.

Medellín fue un equipo lento en la salida, lento en el regreso, dejó grandes espacios entre sus líneas, sufrió cada que le levantaron el balón y no tuvo fluidez ofensiva para generar opciones. Las pocas que se crearon fueron más por ráfagas, y no consecuencia de un fútbol colectivo vistoso y convincente, que es lo esperado en un onceno al que se ha tratado de reforzar de la mejor forma para que juegue bien y gane.

Insisto en la importancia del resultado, era crucial para mantener la pequeña ventaja en Reclasificación y para volver al grupo de los 8. Gracias a Dios se ganó y esto nos da un respiro, pero hay que ser realistas en que de la forma como estamos jugando va a ser muy difícil competir por el título de final de año y por el cupo a torneos internacionales.

Y es que si uno se pone en los zapatos de los directivos, hasta ahora El Poderoso no llena las expectativas. El esfuerzo hecho desde la parte dirigencial ha sido grande y lo menos que se merecen es un equipo que dé espectáculo y en la cancha muestre autoridad para ganar partidos, en especial si el rival es tremendamente inferior en nómina, hinchada e historia.

Esperemos pues, este haya sido el partido para recuperar la confianza y mejorar en lo futbolístico. Leonel tiene que encontrar soluciones inmediatas para los problemas que aquejan al equipo. Corregir el juego aéreo, minimizar las opciones creadas por el rival y aumentar las propias son prioridades.

El domingo ante Uniautónoma nuevamente estamos en la obligación de jugar bien y ganar. No hay excusas, no hay atenuantes, somos Medellín.

 

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