Capsulas de Carreño

Mumo Orsi: Entre el fùtbol, el tango y el fascismo (j.c.a.)

 

Por John Cardona Arteaga
Profesor Universidad de Antioquia
Expresidente DIM

En anteriores historias hemos comentado la relación entre la música, la política y el fútbol reflejado en diferentes experiencias de famosos deportistas. En varias oportunidades los gobiernos democráticos o de facto han acudido al fútbol para esconder sus debilidades o develar sus oscuras maniobras en materia de derechos humanos. En cuanto a la música, hemos advertido cómo varios futbolistas han tenido que definir su futuro eligiendo entre el deporte y la música, con resultados que llaman la atención.

En el personaje invitado para esta historia se resumen las tres condiciones anotadas, ya que, como futbolista de gran trayectoria, tuvo que hacer a un costado su vocación musical y posteriormente fue afectado por las condiciones políticas en su etapa como jugador internacional.

Se trata de Raimundo Bibiani Orsi (1901 – 1986), conocido como “Mumo”, famoso extremo zurdo goleador, ídolo del Club Atlético Independiente entre 1919 y 1928. En este Club hizo parte de una famosa delantera integrada por Zoilo Canaveri, Alberto Lalín, Luis Ravaschino, Manuel Seoane y Raimundo Orsi.

Por sus repetidos triunfos con los rojos fue trasferido a Juventus de Turín donde jugó entre 1928 y 1935. A su regreso de Italia, en 1935, fichó en su orden para Independiente, Boca Juniors, Platense, Almagro, Peñarol de Uruguay, Flamengo de Brasil y Santiago Nacional de Chile. Con sus equipos fue campeón con Independiente (2), Juventus (5), Peñarol (1) y Flamengo (1).

En cuanto a su participación con la Selección de Argentina, Orsi logró el Campeonato Sudamericano de fútbol en Lima, Perú en 1927 y  la medalla de plata en fútbol en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928.

Con Italia se coronó campeón del Mundial de Fútbol Italia en 1934 en compañía de los también argentinos Luis Monti, Atilio Demaría y Enrique Guaita. Era la época en que se podía representar internacionalmente a varios países. En el cotejo final de la Copa disputado en Roma entre las selecciones de Italia y Checoslovaquia, los checos se adelantaron en el marcador en el minuto 71 con gol de Antonín Puc, pero Mumo Orsi se convirtió en salvador de Italia anotando el empate en el minuto 86 y forzó la prórroga en la que el anfitrión logró el segundo tanto que le otorgó el título por Ángelo Schiavio. A raíz de su destacada participación, Orsi fue considerado el mejor jugador de ese mundial, para lo cual se aporta la siguiente nota:

“El wing de Juventus fue el mejor futbolista del campeón por lo realizado en la final frente a Checoslovaquia, pero también por el gran nivel mostrado a lo largo de todo el certamen. Junto a Giuseppe Meazza formó una dupla extraordinaria. Ambos brillaron por su velocidad, su actitud y su buen juego. Desde este espacio elegimos a Orsi como el mejor del torneo, pero cualquiera de los dos podría haberlo sido.

Además de esa anotación clave en el partido definitorio, Orsi convirtió otros dos tantos en el Mundial. Ambos fueron en el debut de su equipo, frente a Estados Unidos. Ese día, el wing izquierdo marcó el segundo y el sexto de la goleada 7-1.

Tres goles que no alcanzan para dimensionar la importancia de Raimundo Orsi en la estructura del campeón del mundo. El futbolista nacido en 1901 en Avellaneda fue el alma del ataque italiano, el jugador más importante de un equipo que hizo historia.”

https://www.espn.com.co/futbol/mundial/nota/_/id/4077284/raimundo-orsi-el-mejor-jugador-de-italia-1934

El fútbol manchado por la política

En materia política el fútbol fue utilizado en dos versiones de los mundiales: Italia 1934 y Francia 1938. El responsable de la descarada tergiversación de los principios del juego limpio fue el dictador Benito Mussolini. Sin ser un hombre del fútbol, estimuló a todo vapor los éxitos de su selección para mostrar al mundo las bondades de un régimen político, con la plataforma de educar a los jóvenes como ideal fundamental del fascismo. Para ello se propuso ganar dos mundiales consecutivos, acudiendo a innobles jugadas como compra de árbitros, presión a los rivales, nacionalización obligada de jugadores y amenazas a su técnico y a los jugadores. Sobre la coalición de intereses entre la dirigencia del fútbol y el gobierno italiano en el mundial de 1934 se escribe:

“El Duce en persona asistió a todos los partidos que se jugaron en Roma. A su derecha se sentaba el presidente de la FIFA, Jules Rimet. “Era en vano que yo, en varias ocasiones, ensayara entablar conversación con él a fin de conocer sus ideas respecto al fútbol y la Copa del Mundo. Seguía el juego con sostenida atención, sin distraerse”.

https://www.elconfidencial.com/deportes/futbol/mundial/2014-04-01/italia-34-el-mundial-de-mussolini_137757/

Se anota en el libro Historia del fútbol argentino, publicado por el diario La Nación, 1994, pág.62:

“El líder italiano Benito Mussolini, también conocido como el Duce, puso al servicio de la victoria todo su interés y sus esfuerzos. Además, intervino personalmente para dotar a los futbolistas de un lugar de concentración apropiado. El saludo fascista de los jugadores campeones y el fervor con que fueron celebrados sus triunfos dejaron el amargo sabor de la exacerbación de un falso nacionalismo al servicio de un proyecto totalitario y corporativista.”

En relación con el Mundial de Francia 1938, Mussolini estaba seguro de que el triunfo haría muy sólida la idea de la “identidad nacional”. Fue muy comentado el telegrama redactado por el Il Duce y enviado al repitente entrenador Victtorio Pozzo desde Roma por Achille Starace, secretario general del partido fascista, antes de la final contra Hungría. El texto que llegó al camerino era concluyente: “Vincere o morire”. El mensaje ha sido interpretado en dos vías. Como una amenaza de muerte a todos los integrantes de la selección en caso del fracaso o como una promoción de las ideas fascistas de “luchar hasta el último aliento”. Sea lo uno o lo otro, todos se salvaron. Italia venció a Hungría en la final 4-2 y se proclamó campeón en forma consecutiva.

También Eduardo Galeano en su libro El cazador de historias, pág.146, con el título: “La pelota como instrumento” se refiere a la tergiversación política en los mundiales de 1934 y 1938, el uso de la dictadura de Brasil del campeonato logrado en México 1970, la manipulación del mundial 1978 por los militares argentinos, la propaganda de los militares uruguayos ante el éxito logrado por su país en el “Mundialito “de 1980.

 

Raimundo Orsi y el tango,

La música fue compañera fundamental para Mumo desde su niñez, combinando esta actividad con el fútbol. Aprendió a tocar el violín tomando clases en el Conservatorio  de Música de Buenos Aires durante varios años. Universal de Medios cuenta esta faceta:

“El Mumo nació en Avellaneda, el 2 de setiembre de 1901. Desde muy chico tuvo la influencia de su hermano Máximo, letrista y compositor de tangos. Raimundo fue un violinista precoz y de pibe tocó junto a otros jóvenes como el bandoneonista Freddy Scorticati, quien sería una gran figura del tango. También armó un trío junto a Carlos Marcucci y Domingo Riverol y despuntó su vicio en las milongas porteñas de las primeras décadas del siglo pasado, mientras su nombre empezaba a sonar con fuerza en la primera división de Independiente de Avellaneda.”

http://www.universalmedios.com.ar/efemerides/la-gambeta-y-el-violin-de-mumo-orsi/

Su cercanía con la gente del tango trascendió hasta la figura de Carlos Gardel, frecuente animador de las participaciones internacionales tanto de Argentina como de Uruguay. El Zorzal no escondía su amor por el fútbol suramericano y trataba de conciliar las diferencias entre las dos potencias. Final del formulario

Así se relata una conocida anécdota sobre Gardel y Orsi en el periódico Los Andes:

“Cuando hablaba de Carlos Gardel sonreía feliz y no dejaba de evocar aquel viaje a París, luego de perder con Uruguay en la final de los Juegos Olímpicos de Ámsterdam de 1928: “El Zorzal estaba actuando en París y convidó a toda la delegación a comer un puchero en el cabaret “El Garrón”, que era propiedad de un argentino.

Como sabía que yo tocaba el violín pidió prestado un Stradivarius a un músico de la sinfónica que tocaba en el lugar y me invitó a que subiera al escenario para acompañarlo mientras interpretaba La Cieguita. Como los muchachos estaban muy alegres comenzaron a festejar tirándose miguitas de una mesa a otra hasta que todo terminó a los golpes y los empujones. En la confusión yo le pegué a un cliente con el violín en la cabeza y antes de que llegara la policía nos escapamos corriendo del local.
Al otro día nos andaban buscando para que pagáramos el instrumento que era carísimo, pero ya nos habíamos embarcado y nos salvamos de milagro”.

https://www.losandes.com.ar/article/raimundo-orsi-maestro-maestros-737316

Esta simpática anécdota que muestra la afición manifiesta de Gardel por el fútbol se puede encontrar en la revista El Gráfico bajo el título “Anecdotario: Orsi, Gardel y el Stradivarius”

https://www.elgrafico.com.ar/articulo/1088/33524/anecdotario-orsi-gardel-y-el-stradivarius

 

En un artículo del destacado investigador y coleccionista Pablo Darío Taboada titulado “El tango y el fútbol, pequeña aproximación”, se aporta una postal que muestra la cercanía del tango con Italia, en conexión con la pasión futbolera. En el documento se destaca:

“La foto del recuerdo nos muestra un ejemplo de las relaciones entre Italia y el tango. La escena fue tomada en la ciudad de Turín, en el año 1931, en ocasión de recorrer la orquesta de Julio De Caro algunos países europeos.

En la agenda coincidieron la agrupación orquestal con varios jugadores argentinos que habían viajado a Italia para jugar en la Juventus. Laurenz viajaba como primer bandoneonista de la orquesta de  De Caro (el otro fueye era Armando Blasco con el cual Laurenz grabó un par de temas en dupla para la casa Víctor) y se reencontró allí con Raimundo Mumo Orsi, el legendario delantero de Independiente de Avellaneda, que era asimismo violinista de tango y que había tocado junto a otro bandoneonista socio de Laurenz como Carlos Marcucci y con el guitarrista Riverol, que luego secundara a Gardel.” He aquí la elocuente foto:

Renato Cesarini, Pedro Laurenz, Enrique Castelucci y Mumo Orsi, Turín, 1931.

Al terminar sus actividades como futbolista profesional Raimundo regresa a las andanzas tangueras y lo hace en compañía de figuras bien conocidas. Así lo anota Néstor Scalone:

“Con sus ansias viajeras algo atenuadas, se radica en nuestra Capital y vuelve a la noche porteña, a sus tangos, sin duda uno de sus primeros berretines y se reencuentra con sus antiguos colegas como Scorticati y Marcucci, entre otros y, vuelve al “nocturno jarangón”; lo transita en plenitud, sin obligaciones deportivas, tenía como compinches a otros cajetillas (también ex futbolistas) como Antonio Demare, Renato Cesarini y los juveniles valores – por entonces – Pedernera y Moreno.

Frecuentaban el teatro Maipo y al terminar la función con las coristas (todavía no existían las vedettes) iban a bailar y/o escuchar a “Pichuco”, en Marabú, con Manolo Meaños, Katunga Contursi, Fidel Pintos, Tito Maida, el Negro Mora y otros.”

http://nestorscalone.blogspot.com/2010/01/raimundo-mumo-orsi_18.html

 

El amor de Mumo por el tango fue retribuido con una composición instrumental de 1928 titulada Orsi, del músico peruano Eduardo Walter Stubbs Du Perron, quien hizo estudios en Buenos Aires y grabó pocos tangos en Europa como Orquesta Edo S. Perron, entre ellos Orsi y Tano, que aparecen en álbum Tango Passion, Vol. 20. Podemos escuchar Orsi en el siguiente archivo:

Los deportistas no son ajenos a las manifestaciones culturales, como es el caso de la música, como tampoco a las influencias de la política y de los gobernantes quienes a menudo utilizan sus éxitos en favor de actividades propagandísticas que dan a conocer los resultados de sus proyectos o para esconder las consecuencias de un régimen, buscando la legitimación de sus actos. A menudo, estos solo aparecen cuando se consiguen los triunfos para posar como responsables de los mismos. Raimundo” Mumo” Orsi, combinó el éxito futbolero con su pasión musical y el riesgo involucrado en las políticas y proyectos del fascismo.

La formación integral permite a los deportistas moverse entre los avatares de diferentes situaciones y salir avante ante posiciones que pueden no compartir pero que les corresponde enfrentar. La combinación música, política y fútbol es una mezcla exótica que Orsi supo sortear con mucha habilidad.

(John Cardona Arteaga
Profesor Universidad de Antioquia
Expresidente DIM)
Medellín, octubre 2019

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