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Por Jorge Iván Londoño Maya.
Columnista Cápsulas.

Para este partido de vuelta entre el verde Nacional y el negro Once Caldas, por la Copa Colombia, nos asignaron horario de Ángelus, con asistencia patentada, lluviecita moja hinchas, paquetes de “todito” en las tribunas, capuchas plásticas a lo cartujo y cancha en buenas condiciones. Nacional llegaba al pitazo inicial con una leve ventaja de un gol.
El técnico Arias armó la bandeja paisa con los jugadores de primera calidad, disponibles en el momento, porque algunos titulares están en recuperación médica y otros purgando sus culpas. En punta, y a falta de Morelos, uno de los que está en el purgatorio, aparece Asprilla, a quien Arias le tiene fe ciega.
Por los lados del Once, que en Medellín se sienten como en casa, sigue la prolongada ausencia de Dayro Moreno que está de boca en boca, los demás son los mismos que vienen remando para acercarse a los ocho de Colombia en la liga. Herrera bien abrigado con llamativa chaqueta y su infaltable ceño fruncido.
Partido que comienza sin un dominador claro. El Once, que para tocar tiene su tumbao, y Nacional, con más esfuerzo, también. Pocas llegadas a los arcos, en donde resaltan los vistosos uniformes de los arqueros, Ospina y Parra, que, entre otras, le hizo una sacada de lujo a Cardona, a un metro de la raya de gol.
Minuto 13 y Ospina con toda su humanidad manda el balón al tiro de esquina. 10 minutos después es Asprilla el que manda potente remate, que Parra despeja con los puños.
Al minuto 26 Cardona cobra un tiro de esquina, y aparece Sarmiento, el más bajito de Nacional, libre de marca y de cabeza anota el primero. Hubo más opciones a favor del verde, una en los guayos de Marino, venido a menos en su fútbol y en su ánimo.
A los 8 minutos del segundo tiempo, Tesillo manda uno de sus centros al lado contrario, recibe Román con buena técnica, hace el pase a Marino para que haga el segundo, pero le sale un tirito de cinco centavitos de felicidad, como la canción.
Corría el minuto 56 y Cardona, en un forcejeo con Barrios, saca intencionalmente el brazo derecho y se lo pone en la cara al buen atacante merengue, que en ese momento quedó hecho harinas sobre el césped. No sabemos hasta cuando nos tendremos que aguantar esa estúpida prepotencia.
Pero se lo dije a mi cuñado, con quien chateo en tiempo real todos los partidos, él por el Medellín y yo por Nacional, esa expulsión no me preocupa, porque al fin y al cabo, Cardona, en este momento, está para cobrar las quincenas, los tiros de esquina y uno que otro tiro libre, y pare de contar; además, Nacional está curtido en jugar con diez hombres, así tenga once en la cancha.
Y dicho y hecho, la superioridad numérica se notó en la posesión del medio campo, pero atrás la consigna era defender en orden alfabético la llegada de los nietos del Ruiz.
Al minuto 85 vimos la jugada del partido, que inicia Román haciendo un ocho en su propio campo, luego prende motores y se va pegado a la raya, deja regado por el piso a quien lo marca, sigue solo, llega al área y elude otro contrario, hace el pase al centro, recibe Sarmiento que chuta al arco y el balón sale ligeramente desviado. Diez admirado.
Al minuto 77 Ibargüen, a quien le debemos un cuarto de la segunda copa Libertadores ganada en el 2016, queda solo y de frente al arco, dispara y Ospina tapa en voladora rastrera.
En Nacional entraron Batista, Bauzá, Rivero y Salazar, a quien le correspondió ponerle la cereza al postre al minuto 88; jugada que inicia Matheus, quien chuta al arco, el portero rechaza al centro y entra Salazar para el segundo gol y definitivo. Entre los que salieron estaba Marino, que lo hizo de microporo en el rostro, por codazo accidental que le pega un contrario; pero no solamente recibe la curación, sino los consejos de algunos compañeros, que lo ven alicaído porque aquel juego endemoniado y punzante, al que nos tiene acostumbrados, en alguna parte se le perdió.
Nacional con este triunfo disputará un cupo a la final contra el América; esto quiere decir que se repite la final del 2024, jugada entre estos dos equipos, ganada por Nacional con vuelta olímpica dentro del camerino en el Pascual, porque la hinchada americana ni de fundas permitió que fuera en su propia casa y ante sus ojos.
Por la otra llave, Medellín y Envigado, que se movilizarán en metro para su respectivos partidos, definirán por las buenas cuál de los dos va a la final; esto garantiza que el menos un equipo paisa será protagonista de la misma. Obviamente, lo ideal es que sean dos.
“Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de la grandeza”. Rabindranath Tagore.




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