Capsulas de Carreño

No eran los chicos chilenos (Fernando Salabarrieta, La Tercera)

Fernando SolabarrietaPor Fernando Salabarrieta,
La Tercera-Chile


*Jóvenes técnicos que no buscaron excusas y demostraron que con profesionalismo se puede avanzar. Era cuestión de trabajo.

La gran explicación de los malos resultados de la selección Sub 17 en el Sudamericano era el poco talento de una mala generación. Alfredo Grelak apeló a la misma excusa utilizada por Hugo Tocalli y Claudio Vivas para justificar  el desastre del equipo Sub 20. Los muy malos trabajos de este grupo de amigos eran defendidos, también a partir de esta tesis, a través de la mala utilización de un micrófono en una tribuna importante que alguna vez ocupó el mismísimo Sergio Livingstone.

El gran argumento fue que la materia prima era mala, que la camada no tenía el talento necesario para los logros que se buscaban. Explicación pobre e injusta que se escondía detrás de la ilusión de un grupo de niños y jóvenes que inician su camino en el fútbol. Los culpaban a ellos, sin pudor alguno.

Afortunadamente, la dirigencia no se tragó está excusa barata y decidió poner fin a este proceso y poner en sus puestos a técnicos nacionales que mostraban interesantes argumentos. Nicolás Cordova tomó la Sub 20 y Miguel Ponce asumió, con una cuota grande de riesgo, la Sub 17 a pocos meses de un Mundial que se jugaba en Chile y que por tanto generaba una presión extra.

Los resultados cambiaron de inmediato y todo mejoró. Córdova viajó con la juvenil al Torneo de Alcudia y fue campeón. Sí,  los mismos chicos que tuvieron una pésima actuación en el Sudamericano ahora daban una vuelta olímpica en Europa. Ponce, por su parte, iniciaba un nuevo proceso contra el tiempo y encontraba más chicos seleccionables, al punto que dejaba a sólo 8 de los que fueron últimos en el Sudamericano para enfrentar el Mundial. Había talento, sólo había que buscarlo.

Y aquí la reflexión no pasa por las nacionalidades, sino por la capacidad. Los dos técnicos chilenos demostraron estar mejor capacitados. El Mundial en su primera fase y este paso fantástico a los octavos de final no sólo es una respuesta contundente a esa excusa chanta y mediocre de Grelak, Vivas y Tocalli, sino que además es un espaldarazo para jóvenes técnicos que no buscaron excusas y demostraron que con profesionalismo se puede avanzar. Era cuestión de trabajo.

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