Capsulas de Carreño

¡No más novelones! Por Luis David Obando

 

 

James-Zidane, Zidane-James. Foto lared.com.gt

James-Zidane, Zidane-James. Foto lared.com.gt


Por Luis David Obando

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*Algunos de los casos que más tinta y pixeles ocupan en nuestros medios.

 

Ya está bueno de dimes y diretes, de chismes y consejas. Hablemos de fútbol, no de notas de prensa o decisiones técnicas. Qué pereza seguir poniéndonos colorados de la rabia cada que ABC escribe algo que no nos gusta sobre James, cada que David Ospina vuelve a estar en el banco del Arsenal. Ambas cosas pasan a menudo, y así van a seguir, y tenemos que parar tanto bla, bla, bla…

Bueno sería comenzar por entender de una buena vez que el hecho de ser colombianos no les da a los nuestros carta de titularidad asegurada en el exterior. No pasa ni aquí, menos tiene por qué acontecer en España, Inglaterra, Italia, China o la Cochinchina. Nuestra propensión al cotilleo debe irse superando a fuerza de entender con claridad aquello de lo que estamos hablando.

Para empezar, comentemos algunos de los casos que más tinta y pixeles ocupan en nuestros medios cada que lo hacen en los respectivos territorios de juego:

James. Claro que fue goleador y figura del Mundial 2014, y lo sigue siendo de nuestra Selección. Tuvo un buen pasar por Francia y antes por Portugal. Nadie niega su indiscutible talento, su técnica depurada, su astucia en el campo. Lo que ocurre es que la escala cambia cuando llega a un equipo donde todos los demás tienen iguales o mejores pergaminos.

Es como recordar el viejo cuento de las preferencias entre ser cabeza de ratón o cola de león. Ya con el Rey de la Selva el asunto es de otra dimensión: galáctica, para ser exactos. Que Ancelotti resolviera de otras formas sus indudables carencias  en marca (más bien actitudinales que de aptitud), no quiere decir que no se las puedan reclamar para sus esquemas Benítez, Zidane o cualquiera.

Nada de broncas o fantasmagóricas discriminaciones. James tiene que ser más completo en su repertorio para figurar en esa nómina, punto. Ya vimos lo que pasó con la Selección Colombia, donde nos llenamos la boca diciendo que juega tan a gusto, y sus carencias de marca frente a Brasil: ese costado resultó un boquete, y todos los dedos acusadores apuntaron luego a Stefan Medina.

Falcao. Que ha sido un Tigre desde niño, el que lo niegue es simplemente contraevidente. Los goles por montones han sido su marca. River, Porto y Atlético lo supieron. También Mónaco, hasta la desdichada lesión previa al Mundial que finalmente se perdió. Y no fue solo la cita en Brasil, sino su forma futbolística y, en últimas, su razón de ser: el olfato goleador.

La recuperación física de Falcao ha sido tortuosa, tan difícil como ocurriría en casos similares a jugadores de 34 años o más, solo que él tenía 28 cuando le dañaron la rodilla en un juego menor. Pensar que al poco tiempo y sin condiciones óptimas podía jugar a plenitud en el Manchester United o el Chelsea solo cabría en mentes más fantasiosas que razonadoras.

Han pasado dos años y la recuperación real apenas se entrevé, así que cada cosa en su lugar. Otra cosa es que Van Gaal o Mourinho no fuesen santos de nuestra devoción, pero esa es harina de otro costal.

David Ospina. Arquerazo, título más que ratificado cuando lo dejan jugar. ¿Que no es titular en el Arsenal? No hay que llamarse a engaños: sus 1,83 lo hacen parecer enano en un medio como el inglés. En lugar de rabiar contra Wenger por no alinearlo, más bien hay que preguntarse si ese el mercado que le conviene. Mi respuesta es no: su físico no se acomoda a las preexigencias de la Premier League, aunque su fútbol lo sea. Entonces el problema es de fichajes y negociaciones.

CONCLUSIÓN. Menos complejos y más análisis. En eso nos tienen tan medidos, que son los mismos managers los que nos ponen a hablar bobadas sobre calidades excelsas, más como inútil justificación de la situación que como lo que debería ser: que hicieran bien su trabajo y ubicaran a sus manejados en cuadros donde puedan lucir, sin tantas vueltas.

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