Otra vez el clásico se pintó de rojo.

By Alfredo Carreño
Updated: 20 noviembre, 2023

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Por María Victoria Zapata B.
Columnista Cápsulas.

Un estadio lleno, nuevamente con hinchas rojos y verdes en las tribunas y con el entusiasmo como protagonista de excepción, enmarcó el primer clásico de cuadrangulares, al que le sobraron emociones o, como se diría de forma coloquial, tuvo de todo: goles y autogoles, penal malogrado, tantos anulados, tarjetas amarillas y rojas, unos minutos finales saturados de adrenalina y un Deportivo Independiente Medellín vencedor, 2-1, al término del partido.

El período inicial fue de dominio total del DIM. Incisivo en su ataque y sólido en defensa, el cuadro rojo hizo gala tanto de juego por las bandas como interior, de velocidad, de contragolpe y de estructura colectiva, que le permitieron llegar con peligro una y otra vez a zona contraria. Nacional, por su parte, lució confundido, desordenado, carente de fútbol, con profundas grietas en su zaga y errático en las entregas.

Gran partido de Brayan León. Foto @ComunidadDIM.

La anotación del zaguero Sergio Mosquera (GEC), al minuto 7, el penal sancionado a favor del DIM instantes después y malogrado por Edwin Cetré, la expulsión del veterano Dorlan Pabón y un segundo gol rojo, de Brayan León al minuto 27, materializaron aun más el desbalance de un primer tiempo en el que mientras el cancerbero Harlen Castillo evitó que el marcador fuera más amplio, el arquero rojo, José Luis Chunga, fue un espectador más del partido.

En el período complementario Medellín soltó el balón, bajó el ritmo de juego, perdió por expulsión a Daniel Londoño, cuidó su ventaja, y, de contragolpe, buscó el tercer gol. Nacional mostró una ligera mejoría, pisó predios de Chunga y al minuto 90+4, ya en la agonía del partido y después de un cobro de tiro esquina, encontró el descuento en un cabezazo del brasileño Jader Gentil.

Conclusiones.

-Muy buen partido de Yairo Moreno y de Brayan León, quien anoche marcó su segundo gol con la camiseta del DIM. En Nacional se destacó el arquero Harlen Castillo, quien evitó un marcador más abultado para el DIM en el clásico.

– Quedan interrogantes relacionados con las expulsiones. En la de Pabón, en gravedad de la reclamación verbal del veterano extremo nacionalista y en la roja directa que le mostró el árbitro Wilmar Roldán. En la de Daniel Londoño, no se observa falta que amerite la segunda amarilla para el defensor rojo.

– Agrada, y mucho, el fútbol del DIM, un equipo que ya tiene muy afianzado el ADN y el estilo que le imprimió el técnico Arias. Ataca, defiende, contragolpea, toca el balón, es solvente en defensa y ataque y ha sabido contrarrestar con argumentos la ineficacia de algunos de sus delanteros y las carencias en su nómina.

– Hay, sin embargo, un rasgo esencial en este DIM y es su temperamento: Batallador, solidario, aguerrido, el cuadro rojo también es sólido mentalmente, cualidad que no se percibió en el equipo en la temporadas anteriores y que en el actual campeonato está estrechamente ligada a su comportamiento futbolístico y a sus resultados.

Serán definitivos

Tal como quedó establecida la tabla del cuadrangular B una vez jugada la segunda fecha, adquieren mayor relevancia los duelos tercera y cuarta jornadas, entre el DIM y Millonarios ambos igualados con 6 unidades, aunque el cuadro rojo es poseedor del punto invisible.

En el equipo embajador hay un proceso de gran reconocimiento con el orientador Alberto Gamero y en el Equipo del Pueblo un trabajo notable del entrenador uruguayo Alfredo Arias.

Será un doble enfrentamiento con dos equipos que juegan bien, que tienen fútbol individual y asociado y que poseen, además, fortalezas que los caracterizan.

Y serán, igualmente, dos partidos de nervios y ansiedad. Dos partidos de pronóstico reservado, dos partidos en los que esperamos ver mucho fútbol y un bonito espectáculo.

Ayer el clásico se pintó de rojo, nos entregó 3 puntos vitales en este difícil recorrido en la recta final del campeonato y nos ratificó tanto el buen fútbol como la fuerza mental del DIM…Razones para soñar…
[María Victoria Zapata B.]