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Paremos la sobre-valoración (Gilberto Maldonado Bonilla)
- Actualizado: 22 septiembre, 2015
Por Gilberto Maldonado Bonilla
*Ésta su génesis en el presupuesto que poderío económico implica supremacía deportiva.
Eso puede tener asidero en la realidad en el fútbol del continente europeo donde los equipos que tienen una gran base económica se preocupan por reflejar ese bienestar en lo deportivo.
Atlético Nacional está sobre-valorado en lo deportivo; es como esa mujer sensual y atractiva pero que en el fondo no es más que apariencia, puro maquillaje.
Los hinchas son esos padres que creen que su hijo, o hijos, son lo máximo. De ahí vienen los desengaños, las frustraciones en lo deportivo.
De ahí vienen, asociados a lo anterior, los sentimientos de un constante atentado al bolsillo y a la economía de los hinchas.
Atlético Nacional no hace el menor esfuerzo por reivindicar el aforismo popular que dice “en un país de ciegos el tuerto es rey”.
Atlético Nacional está distante de ser ese equipo de jerarquía de épocas anteriores; de esas épocas donde la industrialización de la diversión no era tan severa. Y, oh paradoja, en la época del fútbol-arte el recurso humano, el futbolista, era poco menos que un esclavo.
Atlético Nacional es ese gran océano contaminado por las gotas de la mediocridad, del conformismo a gran escala.
Como con el enfermo terminal, nos corresponde disfrutar de simples y esporádicos episodios de lucidez futbolística, los cuales se pueden contar con los dedos de una mano.
Atlético Nacional está sobre-valorado, sobre-dimensionado. Es un equipo donde el conglomerado industrial que es su dueño trata de calmar los nervios gastando dinero. Y pareciera que esa lúdica actividad les absorbe de tal manera el tiempo que no hay la más remota posibilidad de diseñar un nivel de exigencia con miras a cumplir con la razón de ser de un equipo de fútbol: divertir.
Pero bueno, no nos lamentemos. Es el equipo y el “fútbol” que nos merecemos.
Una crítica no motivada en los resultados. Es el clamor por la calidad, por el fútbol-arte, sepultados en el mar oscuro de la mediocridad y del conformismo.
Gilberto Maldonado Bonilla, Medellín, Brisas de San Diego.