Capsulas de Carreño

Pékerman… Por Hugo Illera, Diario Deportes

Por Hugo Illera, Diario Deportes

*La historia de Pékerman y su grupo no termina aquí. Las mejores historias se van conociendo a medida que pasa el tiempo.

Me quedó la sensación, como explicaba ayer y como he comentado hace mucho tiempo, que la no continuidad de Pekerman al frente de la Selección Colombia tuvo que ver más con el tema de su agente Pascual Lezcano y las historias privadas que se convirtieron en públicas. En esencia, el tema tiene que ver con la posición dominante y privilegiada de Lezcano en el entorno de la selección. Tanto se habló e insistió que la dirigencia tuvo que pararle bolas al tema. Allí comenzaron los problemas.

Es que Lezcano, con uniforme de la selección sin tener representación alguna, se volvió todopoderoso. Y era algo incomprensible puesto que nunca tuvo un cargo oficial en la selección. Lezcano, agente de Pekerman, se incrustó en el seno de la selección y ordenaba y disponía cosas. No lo invento, ni me lo imagino. Cosas me contaron personas muy cercanas sobre el caso.

Las despedidas siempre son incómodas y ésta de Pekerman no iba a ser la excepción. La conferencia de prensa, después de la reunión con los directivos de la federación, evidentemente dio la impresión de haber sido concertada. Un armisticio, un pacto de no agresión. A pesar de los aplausos, y de las palabras de uno y otro, los gestos no eran de “todo bien, todo bien”.

Evidentemente la cara desencajada del técnico, los cobros directos a algunos periodistas, el detalle de las cosas que hizo y que fueron reconocidas, el fallecimiento de personas queridas como su señora madre y su hermano en medio de la angustia propia del fútbol, la petición de perdón a su hija colombiana por dejar a la selección, evidenciaba incomodidad.

En medio de los recuerdos y los cobros del técnico recordaba yo que, cuando fue contratado por la federación, llevaba tres años sin trabajar en su propio país y que, aquí en Colombia, encontró la oportunidad de rencaucharse y de ganar el dinero que nunca ganó en su carrera. Bien ganado, por cierto. Entre salarios y premios por logros la bolsa ronda los 30.000 millones de pesos. Hay muchas empresas y ejecutivos en Colombia que, difícilmente, pueden facturar tales montos. De eso, no habló el técnico.

Ciertamente Pekerman nos dio una buena eliminatoria y otra que nos mantuvo, hasta el último minuto del juego vs. Perú, comiéndonos las uñas y herniándonos de la fuerza que hicimos. Y dos actuaciones en los mundiales que nos hicieron mucho bien, que llevaron a casi todos nuestros jugadores a ligas de Europa, y que nos permitieron estar en el top de selecciones del ranking FIFA.

En lo particular le abono el haber acabado con la pelotera de cada vez que salía una convocatoria, el haber conservado la intimidad del grupo así hubiera exagerado como muchas veces pasó cosa que entorpecía la labor de la prensa, y alborotar el afecto general del país para con una selección que se hizo querer.

La historia de Pékerman y su grupo no termina aquí. Las mejores historias se van conociendo a medida que pasa el tiempo. Es posible que ayer, para proteger a su agente, el técnico decidió irse. Pero también es posible que hoy, cuando mire por la ventana de su apartamento en Bogotá, sienta ese vacío que sentimos cuando las cosas buenas terminan…

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